Mientras el país en general todavía continúa abrazado a la consagración de la selección nacional en el Mundial de Qatar, algo largamente esperado tras la conquista de la copa del Mundo en México en 1986, el campo sigue jugando su propio partido. Un partido con la cancha inclinada por el clima y por las políticas del Gobierno.
Sobre la Niña, que lleva tres años consecutivos de influencia, ya es sabido el golpe en el trigo con una cosecha que está reportando rindes a la mitad del año pasado y con una producción final que, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), también será, con 11,5 millones de toneladas, un 50% menos versus la campaña agrícola pasada. Ese partido ya está perdido. Se inició con mala humedad para la siembra, falta de gasoil en un momento crítico cuando además se estaba recolectando la producción de granos gruesos 2021/2022, fertilizantes por las nubes tras la invasión de Rusia a Ucrania y, también, con una mirada corta del Gobierno: abrió un cupo de exportación de 10 millones de toneladas que fue leído por los productores como un mensaje de que las autoridades estaban dispuestas a seguir con la política de controles.
Bajaron a la mitad su producción y apuntan a una promesa incumplida del Gobierno
Respecto de la política oficial, el Gobierno con los datos de la realidad del trigo terminó prorrogando por 360 días embarques de diciembre a febrero. De la errática política oficial también se puede mencionar otra forma de proceder. El ministro de Economía, Sergio Massa, comenzó su gestión haciendo gala de que iba a mantener un buen vínculo con la Mesa de Enlace. Llamó al sector a ser protagonista. apenas asumió, se reunió con los dirigentes del campo en Escobar en un encuentro que fue insólito por las vueltas que dio el funcionario para buscar verse con ellos como porque no hubo fotos y los ruralistas terminaron dando una improvisada conferencia enfrente de una estación de servicio.
Después hubo otro encuentro con CRA, Coninagro y Federación Agraria Argentina (FAA) días antes del dólar soja I. Esta semana, se vio un quiebre cuando a la Mesa de Enlace le avisaron que tenía una cita con el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, pero que no iba a estar Massa en el encuentro. Los dirigentes habían solicitado en un pedido de audiencia ver al ministro. Le enviaron un mensaje a Bahillo explicando por qué no asistían a una reunión donde consideraban necesaria la presencia de Massa ya que entendían que hay temas que solo él puede definir como ministro. Bahillo no respondió el mensaje que le hicieron llegar con las explicaciones y, en cambio, eligió subir la tensión: dijo que era “llamativo” que los dirigentes no hubieran concurrido a una convocatoria donde, indicó, se iba a abordar la cuestión de la sequía. Según trascendió, tras este episodio, no hubo nuevos contactos entre los dirigentes y el Gobierno.
Sobre el abordaje de la sequía, hasta acá la acción oficial mostró una lentitud importante. los reclamos, por ejemplo, de aliviar de alguna manera la carga impositiva pasaron de largo en los despachos oficiales, al menos hasta ahora. Por el clima, no hay certezas sobre el volumen que finalmente se cosechará de, por ejemplo, soja. “Hasta el momento, desde AZ-Group todavía estimamos una producción de soja de 45 millones de toneladas, versus 43 millones de la campaña pasada, considerando un aumento de área desde el ciclo pasado. no obstante, teniendo presente la situación de humedad actual y que todavía no pudo terminarse de sembrar, no se descarta que dicha producción caiga a valores cercanos a 40 millones de toneladas”, advirtieron Sofía Ganly y Carlos Pouiller, asesores comerciales y analistas de mercados de la consultora. Estos analistas agregan para el campo otros condimentos que pueden continuar marcando su devenir.
“Durante 2023 es probable que continúe la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que seguirá complicando el abastecimiento y manteniendo altos los precios de los insumos agropecuarios”, apuntaron. Entre otras variables, para los expertos además el mantenimiento de la amenaza del Covid también influirá negativamente sobre el sector “al restar demanda de productos exportables argentinos, como la carne vacuna, aceites y harinas emergentes del procesamiento de los granos con destino a la Unión Europea y china”.
En este contexto difícil, es posible que algunos inquilinos que pagaron alquileres agrícolas caros, utilizaron insumos financiados y obtuvieron rindes bajos por la sequía terminen saliendo del negocio productivo.