Para la fiscalía y la querella no hay dudas: los ochos acusados del asesinato de Fernando Báez Sosa deben recibir una pena de prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas. La defensa, por su parte, planteó opciones, además de reservarse el derecho a llevar los pedidos de nulidades a instancias superiores al Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Dolores.
Ante la presidenta del tribunal, María Claudia Castro, y los jueces Christian Rabaia y Emiliano Lazzari, el abogado Hugo Tomei, que representa a los ocho imputados, aseguró: “No hay dolo, no se pudo comprobar el plan para matar en esos siete minutos, no hubo estado de indefensión, sí hubo una agresión”.
Después de afirmar que no hubo plan para matar y que no existió el dolo, Tomei sostuvo: “Hubo una agresión de mis defendidos hacia el otro grupo. Creo que ese hecho debe ser encuadrado en el artículo 95 del Código Penal, conocido como homicidio en riña, que es más agresión. En su defecto, también planteo un homicidio simple con dolo eventual y que se distribuyan las participaciones que el tribunal entienda”. Y agregó que, de no prosperar, también correspondería analizar el homicidio preterintencional.
Hugo Tomei, el abogado defensor de los 8 acusados
Plantear un escenario de preterintencionalidad (que es cuando el autor del hecho causa un resultado que va más allá de su intención; en este caso, usar un medio –golpes y patadas– para herir, lastimar, pero no con el fin de provocar la muerte) lleva a pensar en una pena similar a la del tipo culposo, con una graduación de 2 a 6 años de cárcel, la misma escala rige para el homicidio en riña si no logra determinarse al autor directo de la muerte.
El dolo eventual se pena con la escala del homicidio simple: de 8 a 25 años de cárcel; eso despliega un abanico de graduación del eventual castigo según la presunta participación atribuida a cada uno.
El próximo 6 de febrero se definirá el veredicto en el caso que tiene como acusados a Blas Cinalli, de 21 años: Luciano Pertossi, de 21; Ciro Pertossi, de 22; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23, y Máximo Thomsen, de 23.
El Ministerio Público Fiscal, representado por Gustavo García y Juan Manuel Dávila, habían sustentado también la acusación con la que los ocho imputados llegaron a este juicio oral luego de ser detenidos en la mañana del 18 de enero de 2020, pocas horas después del crimen en Villa Gesell.
El fiscal Juan Manuel Dávila (Diego Izquierdo/)
La fiscalía no solo mantuvo la imputación de homicidio doblemente agravado sobre los ocho jóvenes de Zárate, sino que también anticipó que acusará por falso testimonio a Juan Pedro Guarino y Tomás Colazo, dos amigos de los acusados que estuvieron con ellos en el momento del ataque, aunque no participaron de esa agresión, y en las horas posteriores al asesinato de Báez Sosa.
“Durante siete minutos acordaron matar a Fernando del modo que lo hicieron. Prepararon la estrategia para hacerlo. Fernando y sus amigos no tuvieron posibilidad de advertir que venían, no tuvieron la posibilidad de reacción. Y si faltaba algo para decir que esto fue orquestado, organizado, es que hayan decidido filmar el inicio de la agresión, es como poner la frutillita del postre. Filmaron el inicio porque después guarda el teléfono y continúa con a la agresión. Estoy hablando de Lucas Pertossi”, dijo el fiscal García al describir en el alegato de la acusación el hecho por el que se solicitó la prisión perpetua de los ocho acusados.
Su colega Dávila detalló luego las acciones que la fiscalía le adjudica a cada imputado. Explicó que los ocho imputados son “coautores con condominio del hecho”. Y señaló, por ejemplo, que de los testimonios puede desprenderse que Thomsen actuaba como el líder del grupo. También apuntó a que ese acusado fue señalado en las declaraciones como el atacante que “le daba puntapiés en la cara con bronca” a Báez Sosa. Y se apoyó en el relato de los patovicas del boliche Le Brique que contaron en el tribunal que Thomsen “fue la persona que más le pegó en el piso a Fernando”.