La Audiencia Nacional de Madrid ha dado el visto bueno a la extradición de un ciudadano británico detenido en Benidorm (Alicante), a finales de septiembre del año pasado, según un auto al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica. Las autoridades del Reino Unido, que habían emitido una orden de detención internacional contra él, le acusan de pertenencia a organización criminal y de conspirar, junto a otras 14 personas, para elaborar y suministrar fundamentalmente anfetamina, pero también otras drogas como cocaína, heroína, cánnabis y ketamina. En una de las fábricas de la banda se encontraron productos químicos suficientes para ‘cocinar’ 3.000 kilos de anfetaminas.
El hombre, que fue detenido en España durante un control rutinario de carretera mientras conducía su motocicleta a finales de septiembre de 2022, tenía en ese momento 41 años y es natural de Dewsbury, una localidad cercana a la ciudad de Leeds. Su rol dentro de la organización se considera “clave” por la investigación policial británica, que asegura que daba instrucciones, organizaba el suministro y participaba en las decisiones para la creación de los centros de producción.
La justicia española ha condicionado la extradición a que no se le condene a cadena perpetua.
De los siete delitos de los que se le acusa, reconoce la resolución del 27 de diciembre consultada por este periódico, tres de ellos podrían llegar a conllevar una sentencia a cadena perpetua dentro de la legislación británica, razón por la que la Justicia española ha condicionado la extradición a que se le compute una eventual sentencia a ella “de forma que se evite que el extraditado sufra prisión indefectiblemente de por vida”.
Los otros cuatro cargos que se le podrían aplicar en el Reino Unido hacen referencia a la conspiración para el suministro y distribución de sustancias estupefacientes, penados cada uno de ellos con hasta 14 años de prisión según el código penal británico.
3.000 kilos listos para ser ‘cocinados’
La anfetamina, apunta la Policía británica, era la principal droga con la que operaba la banda, y la producían presuntamente en dos fábricas: una de ellas en el norte de Gales y otra en Merseyside, el condado en el que se encuentra la ciudad de Liverpool.
En la primera empezaron a producir “sustancias estupefacientes” como ketamina, MCAT, diazepam y anfetamina en el verano de 2019, pero la llegada del coronavirus les hizo detener la producción porque “empezaron a sospechar de que las restricciones del COVID y la actividad policial” podrían ayudar a la “localización” del lugar, como finalmente acabó sucediendo.
A pesar de que no se encontraron drogas dentro de la fábrica durante la redada, sí que se “recuperaron grandes cantidades de sustancias químicas y equipamientos” “especializados” para su producción. Allí se habría elaborado durante ese tiempo, según la policía británica, anfetamina “por valor de 1 millón de libras” (alrededor de 1,15 millones de euros) y se habría acreditado la existencia de planes para producir por valor de 2 millones de libras más.
Localizada esta fábrica, el grupo criminal, lejos de desistir de su actividad, se habría reubicado en una nueva localización en una nave industrial en Merseyside (Inglaterra). Allí sí que se encontraron 6 kilos de anfetamina ya preparados y “una gran cantidad de sustancias químicas” que habrían resultado en la producción “estimada de 3.000 kilos más de anfetamina listos para su distribución”.
La banda también estaba involucrada en el suministro de diazepam, ketamina, cocaína, heroína y cánnabis
La banda, además, estaba involucrada en el suministro de anfetamina, diazepam, ketamina, cocaína, heroína y cánnabis en todo el territorio del Reino Unido. Dentro de la organización, el detenido estaría identificado con el nombre en clave “horquilla-relámpago”, y la policía británica considera “probado” que era “un miembro clave del grupo“.
“La descarga de material codificado muestra que actuaba como conducto entre [el resto de] miembros clave del grupo: envió instrucciones, fijó reuniones, gestionó el uso de transporte y logística, estaba en contacto telefónico regular con los miembros del grupo, asistió a la fábrica del Norte de Gales, proveyó y suministró precursores químicos para la producción de anfetamina, prestó asistencia con el equipamiento en la fábrica, y estaba involucrado con el suministro e importación de sustancia estupefaciente de la clase A y de la clase B”, explica la resolución judicial a la que ha tenido acceso este periódico.