El asesino de Juana Canal pide salir de la cárcel para trabajar de feriante

Tiene cuatro hijos, tres de ellos menores de edad, y desde que está en la cárcel, “viven en situación precaria”. Este es el principal argumento que ha puesto sobre la mesa Jesús Pradales –en prisión provisional a la espera de juicioacusado de matar a quien fuera su pareja, Juana Canal, descuartizar su cadáver y esconderlo durante 19 años, para pedir que le saquen de la cárcel.

Según el escrito que ha presentado al juzgado de instrucción 21 de Madrid y al que ha accedido CASO ABIERTO, Pradales defiende que no se va a fugar y que “ha colaborado con la justicia”. Lo hizo tarde, cuando fue detenido después de que dos senderistas hallaron los restos de Juana Canal cerca de una finca propiedad de su familia, y lo hizo a medias: dos declaraciones en sede policial, asegurando que mató a Juana accidentalmente, y una ante la jueza: en la misma dirección. “Yo quería a Juani”, contó, “estiré el brazo (…) estaba inmóvil, con los ojos abiertos y las pupilas muy dilatadas”.

No quería, dijo, y a continuación explicó, sin titubear, cómo aquella misma madrugada la descuartizó en la bañera de la casa que compartían en Ciudad Lineal (Madrid). “No sabía ya qué hacer, me asusté..”. Narró que guardó sus restos en dos maletas, los bajó, los trasladó hasta Ávila en el taxi en el que trabajaba y regresó. Limpió la casa, dejó una nota, e inventó una coartada que mantuvo durante 19 años, hasta que le dieron caza. No se entregó.

Jesús Pradales, durante el registro de la finca cercana donde fueron hallados restos de Juani. | EFE

Tras su confesión ingresó en el Centro Penitenciario de Torredondo (Segovia). Lleva desde octubre del año pasado en prisión. Ahora, Jesús Pradales ha pedido su puesta en libertad. En el escrito presentado por su defensa, alude a que la situación de su hogar es “precaria”. Incluye el desglose de ingresos (278,55 euros de pensión compensatoria para su mujer y sus tres hijos menores) y, señala, que no pueden vivir con “un total de 1.114 euros”.

Indica también que, desde que está en prisión, tiene parado el negocio: una caravana de hamburguesas y patatas fritas (Burguer Jesús) y un ‘cacharrito’ de feria (‘Wipeout hinchable Palo Loco’). Su mujer no puede atenderlos y estos no solo no genera ingresos, sino que mantenerlos le cuesta dinero.

El asesino de Juana Canal ha aportado documentación en modo de queja, los seguros anuales de ambas atracciones están a punto de cumplir (a mediados de abril).Este año, desde que ha ingresado en prisión, los ha pagado para nada.

Desde su ingreso en prisión, Pradales tiene parados dos negocios: una caravana de hamburguesas y una atracción de feria. Se queja a la jueza de que ha pagado al seguro “para nada”

Habla de arraigo, de sus padres, ya mayores; de que “ha colaborado” diciendo dónde están los restos (ya habían parecido parte sin su ayuda y no están todos) y afirma que no piensa fugarse. Obvia que durante 20 años no dijo nada sobre el paradero de quien fuera su pareja. Con la que vivió durante un año en Ciudad Lineal, donde la mató. Obvia, también, que denunció a Juana Canal dos días después de enterrarla, por presuntas “agresiones” por parte de ella. Y omite, además, que durante su declaración en sede judicial afirmó que esta denuncia, junto a la nota que escribió a Sergio -uno de los hijos de Juani, que vivía con ellos- fueron invenciones para crear una coartada.

El juzgado de instrucción 21 de Madrid, en un auto con fecha 14 de marzo, al que también ha accedido este medio, se ha pronunciado y le ha denegado la libertad: “los hechos pueden ser constitutivos de un delito de homicidio cometido en febrero de 2003“. La jueza advierte de que Pradales podría enfrentarse a una pena de hasta 15 años.

Imagen de Juana Canal cedida por su familia a CASO ABIERTO. | CASO ABIERTO

“Cayó desplomada”

Una discusión, “como muchas otras”. Ya había pasado anteriormente, arrancó diciendo Jesús Pradales ante la jueza, dos días después de ser detenido cerca de su domicilio, en Fuente el Saz de Jarama (Madrid). Admitió que había empujado antes a Juana, “una vez”, pero no le pasó nada. En cambio, la noche del 23 de febrero, “cayo desplomada”.

“Usted ha declarado en dos ocasiones en sede policial”, le recordó la jueza, “¿se afirma y ratifica en esas dos declaraciones?”. “Sí”, contesto Pradales, “sobre todo la segunda que corrige a la primera”. En la primera asumió todo, cambió de abogado, y se retractó: contó que la mató por accidente, no quería matarla. Se asustó. La descuartizó y la escondió.

“Intenté llevármela poniendo su brazo por encima de mi cuello, para llevarla como si estuviera borracha, pero era imposible, las piernas arrastrando… no podía”

“Estiré el brazo, le di un golpe y cayó al suelo… No se dio con nada. En ese momento tenía cosas que bajar al coche. No me preocupaba que no reaccionara. Cuando subo a por más, la veo ahí, tirada en el suelo…”. No respiraba.

Narró que quería “deshacerse” del cuerpo. No pudo con ella (Juani medía 1,70 metros y, según reconoció en sede judicial el propio Pradales, no pesaría más de 60 kilos), “yo intenté llevármela poniendo su brazo por encima de mi cuello, para llevarla como si estuviera borracha, pero era imposible, pesaba mucho, las piernas arrastrando… no podía”.

Fue cuando la llevó a la bañera. La cortó en dos, “por encima de la cadera”, y la metió en dos maletas. “Limpie la bañera y me llevé el cuerpo de Juani… Lo enterré y volví a casa. Cuando volví, me di cuenta de que las cortinas del baño estaban manchadas, así que me puse a limpiarlas. Eché un vistazo por si había algo más… escribí la nota y me fui”.

Una imagen de Juana Canal junto a la nota que encontró su hijo mayor cuando llegó a casa. / CASO ABIERTO |

“Se ha quedado grogui

“Sergio, hemos vuelto a discutir (ha llamado a la policía y todo). Tu madre se ha tomado un montón de pastillas y se ha ido. Ha habido un momento que se ha quedado muy grogui. Me ha amenazado con beber, me voy a buscarla”. La nota que Sergio, el hijo de Juana Canal encontró, solo tenía una verdad, la mujer y su novio habían discutido. El detonante, según su asesino, es que la ella le había quitado 600 euros.

Una carta. Un trozo de papel. Pradales no dejó más. Desapareció de las vidas de todos. Forjó una nueva vida, una familia -en junio desde ese mismo año, empezó a vivir con la actual madre de sus hijos-, dejó el taxi, se hizo feriante, y se mantuvo en silencio.

No titubeó y, al menos aparentemente, nunca sintió pena ni arrepentimiento. Con su nueva mujer, a raíz de la intervención telefónica de la policía, pudieron saber que el hombre hablaba de Juana con faltas de respeto constantes: dibujaba en ella una vida de excesos: “la vieron con otro hombre en un portal después”, mintió a su mujer. Y se refería a ella como “la mellada”, no como Juana Canal.

Objetivo: mínima pena

La defensa de Pradales siempre se ha orientado a obtener la mínima pena. Siempre ha mantenido el mismo argumento: lo hizo, la mató, pero no quería matarla. La intención era evitar que el juicio se celebrara con un jurado popular, alegando que el homicidio fue involuntario. Este 9 de marzo, la Audiencia Provincial de Madrid desestimó el recurso de reforma presentado por el investigado y, este mismo miércoles, a las 12, se informará a Pradales de los delitos por los que será procesado. Una decisión que Juan Manuel Medina, abogado de la familia de Juana Canal, valoró ante este medio como “previsible y acertada”. Desde la acusación, Medina pedirá que sea juzgado por “asesinato con alevosía”.

“No han aparecido al completo los restos. Pradales es el único sabedor del destino de estos, en caso de quedar en libertad: ¿quién asegura que no pueda proceder al ocultamiento de los mismos?”

“El investigado”, explica, “pretende vender una versión edulcorada de lo que fue un crimen inconfesable. La versión que proporciona no es creíble. La realidad de los hechos es más compatible, cuando menos, de ser un homicidio doloso o un asesinato con alevosía”, afirma Medina.

El letrado no olvida el silencio de Pradales, mantenido durante 19 años, y se mantiene firme frente a su petición de libertad condicional, recuerda que “hasta la fecha no se han encontrado los restos mortales completos. Él es el único sabedor del destino de estos, en caso de quedar en libertad, ¿quién asegura que no pueda proceder al ocultamiento de los mismos o la destrucción de otras pruebas que pudieran favorecer el completo esclarecimiento de los hechos?”.

Juana tenía 38 años y dos hijos de su anterior matrimonio. Tras una mala racha, había encontrado trabajo y se acababa de instalar en el madrileño distrito de Ciudad Lineal. Conoció a Jesús Pradales e inició una relación que duró un año. La madruga del 23 de febrero murió asesinada. El hallazgo de sus restos se produjo tres meses después de que CASO ABIERTO publicara un reportaje que contribuyó a reactivar la búsqueda y el caso. La localización de sus huesos, hallados en 2019 por unos senderistas, no fue comunicada a su familia hasta el 28 de junio de 2022. Durante 19 años sus hijos, sus hermanos, sus sobrinos, vivieron buscándola.

 

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