Ángel Rodríguez da Costa acababa de incorporarse a la plantilla del IES Pedro Floriani de Redondela como profesor interino. Llevaba poco menos de un mes trabajando en el centro y hacía dos que un juez le había retirado la custodia compartida de sus hijos por los problemas localizados en el niño mayor cada vez que regresaba de pasar la semana con él.“Frío”, “calculador”, “inteligente”… “Un psicótico”. Así es como definen las amigas más cercanas a Beatriz Lijó Gesteira al que fue su marido durante años. Ambos se conocieron en el restaurante de Nigrán en el que trabajaron y, tras aprobar Bea la oposición, ambos se trasladaron a Barcelona, donde, tras estudiar Derecho, llegó a ejercer como abogada.
Después de presentarse a los exámenes de promoción interna, la mujer fue derivada a Madrid, traslado que fue secundado también por su entonces marido, hasta que por fin logró instalarse en el Val Miñor.
Los celos de él marcaron en buena medida el devenir del matrimonio, que se había separado hacía casi tres años. Tanto es así que sus amigas más cercanas fueron conscientes del alejamiento de Beatriz hacia ellas por la presión que ejercía Lito.
Es más, la propia Beatriz llegó a confesarles que, tras la ruptura, llegó a perseguirla en varias ocasiones por Baiona, si bien fuentes oficiales explican que no se habían presentado denuncias por violencia de género.