En la segunda vuelta de la reforma de la ley del sí es sí, cuando después de la toma en consideración se produzca la votación definitiva en el Congreso el próximo 20 de abril, Yolanda Díaz se mantendrá al lado del Ministerio de Igualdad. Si de nuevo la posición del grupo parlamentario de Unidas Podemos es votar en contra de la proposición socialista, la vicepresidenta seguirá esa orden a pesar de que su relación con las dos ministras netamente moradas, Irene Montero e Ione Belarra, se haya deteriorado aún más en las últimas semanas por la negativa de Podemos a asistir al acto en que Díaz anunció su candidatura a la presidencia del Gobierno.
El desencuentro es ahora más evidente que nunca, pero eso no propiciará una ruptura de voto en la modificación de ley del ‘sí es sí’. La vicepresidenta ha mantenido estos meses un equilibrio casi imposible entre la parte socialista del Gobierno y Podemos defendiendo un acuerdo sobre la reforma. El PSOE supo desde el principio que aunque ella no veía mal corregir la ley para intentar mitigar la incomprensión social que ha provocado la rebaja de condenas e incluso excarcelaciones a delincuentes sexuales el grupo parlamentario se mantendría unido y apoyaría a Irene Montero. Por razones de convivencia interna y porque ese espacio a la izquierda de los socialistas debe mantenerse fusionado para que al final hay una candidatura conjunta baja el paraguas de Sumar.
Justo en estos momentos esa posibilidad parece complicarse. Aún así la propia vicepresidenta confirmó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que emitirá el voto “que decida el grupo al que pertenezco”. Díaz esquivó entrar en disquisiciones sobre si el PSOE va a aceptar algunas enmiendas de Podemos, ERC o EH Bildu -ya han dicho que no- o si el cambio en la ley saldrá adelante con los votos del PP. En el tema del ‘solo sí es sí’ no quiso abrir más frentes con Podemos. Pero marcó distancias con las críticas que este partido ha hecho a la secretaría de Estado de Comunicación, con acusaciones de veto a Montero y Belarra en las comparecencias del Ejecutivo de los martes.
No secunda las críticas a Moncloa por la comunicación
“Este es el primer Gobierno de coalición de la democracia y estamos aprendiendo. Funcionamos de manera mancomunada y la política de comunicación la dirige la secretaría de Comunicación“, defendió. El resto de consideraciones, añadió la vicepresidenta, las tiene que responder las personas las personas que las emiten”. De este modo eludió secundar los reproches de Podemos, que achaca que Ione Belarra no interviniera en la rueda de prensa gubernamental el día que se aprobó de manera definitiva la ley de Familia o que Irene Montero no estuviera la víspera del 8 de marzo, al intento del PSOE de “asfixiar” a su partido y de “invisibilizar” a sus ministras.
Los socialistas ya replicaron en su día que la razón era que ningún ministro presenta su ley cuando se ratifica en segunda vuelta. En privado reconocían que, en el tramo final de la legislatura, con elecciones autonómicas y municipales el 28 de mayo y generales en diciembre, lo que quieren es vender gestión económica y nadie mejor que hacerlo que dos pesados como la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, a quien se les está dando más cancha en detrimento, algunas veces, de Podemos.
Pero siempre han negado que intenten interferir en la guerra abierta entre Díaz y la dirección morada, a pesar de que han colaborado en el impulso de la vicepresidenta como candidata de Sumar dejando que tuviera su cuota de protagonismo en el debate de la moción de censura. Precisamente esa distinción es la que este martes planeaba en la sala de prensa de las comparecencias del Gobierno. No obstante, la vicepresidenta no se ha prodigado últimamente en estas ruedas de prensa.