Las muestras minerales recolectadas del asteroide Ryugu continúan siendo un incalculable tesoro de información acerca del Sistema Solar, y un nuevo análisis sugiere que quizá el lugar de nacimiento del objeto no es el que se había sospechado.
A diferencia de otros asteroides, Ryugu podría haberse originado en los confines del Sistema Solar, en la nube de Oort, un lugar donde generalmente se forman los cometas.
Los responsables del nuevo análisis, un grupo de investigadores encabezado por un equipo de la Universidad de Hokkaido en Japón, examinaron los minerales de Ryugu empleando instrumentos que incluyen un microscopio electrónico de barrido y un espectrómetro de masas de iones secundarios.
La cuna de los cometas
La nube de Oort es una estructura hipotética de millones de cometas que se encuentra en el límite del Sistema Solar, a una distancia de alrededor de 50.000 a 100.000 años luz del Sol. Se cree que la nube de Oort es el lugar de origen de los cometas que se ven en el Sistema Solar interno, incluyendo aquellos que pasan cerca de la Tierra.
Debido a que los cometas se forman a más distancia del Sol que los asteroides, una distancia donde hay una temperatura más fría, estos cuerpos celestes retienen una cantidad significativa de hielo como parte de su composición. En contraposición, los asteroides están formados casi en su totalidad de roca.
Sin embargo, en el caso de Ryugu, la presencia de minerales de carbonato junto con aminoácidos sugiere que el asteroide se formó en condiciones acuosas de baja temperatura, típicas de las regiones alejadas del Sol. Entonces, ¿cómo es posible que también se hayan identificado minerales como la espinela, el olivino y la perovskita, que se forman a temperaturas más altas?
Ryugu parece un híbrido de cometa y asteroide, así que los investigadores han planteado una hipótesis para trazar su historia geológica y su lugar en el universo: parte del material del Sistema Solar interior podría haber viajado hacia el exterior, alejándose del Sol, y finalmente colisionó con Ryugu para convertirse en parte de él.
Si esto es cierto, Ryugu también puede aportarnos mucha información sobre el Sistema Solar porque, habida cuenta de que debería contener partículas de otras estrellas que explotaron antes de que se formara el Sol, aporta datos sobre el espacio exterior.
El encuentro con Ryugu
Hayabusa2 es una nave espacial japonesa que se lanzó en 2014 con el propósito de estudiar el asteroide Ryugu, un asteroide pequeño y rocoso ubicado en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Hayabusa2 llegó a Ryugu en junio de 2018 y pasó varios meses estudiando el asteroide y recolectando muestras. En noviembre de 2019, Hayabusa2 regresó con éxito a la Tierra con muestras de este cuerpo celeste tan característico.