Descubren en el País Vasco los restos del perro doméstico más antiguo de Europa

Investigadores del grupo de Biología Evolutiva Humana de la Universidad del País Vasco acaban de publicar un estudio en el que aseguran haber identificado el ejemplar de Canis lupus familiaris más antiguo descubierto en toda Europa. En concreto, se trata del húmero casi completo que se había hallado en una excavación dirigida por el arqueólogo y antropólogo Jesús Altuna en la cueva de Erralla, en Zestoa (Guipúzcoa).

 

Para la datación por radiocarbono del hueso de Eralla, que se basa en el tiempo de descomposición de un isótopo de carbono generado en la atmósfera de la Tierra y absorbido por el tejido vivo, el equipo de investigadores dirigido por la genetista y antropóloga Montserrat Hervella empleó la espectrometría de masas con acelerador (AMS). Esta técnica utiliza aceleradores de iones pesados como instrumentos que permiten la separación de átomos según sus masas, lo que facilita la datación con radiocarbono a partir de muestras muy pequeñas de origen orgánico. 

Los investigadores emplearon un nuevo método científico para datar e identificar la especie.

A continuación, se utilizaron análisis genéticos y morfológicos (estudio de la forma del hueso) para determinar la especie. Así fue cómo concluyeron que los restos óseos pertenecían a un perro doméstico datado  de entre los 17.410 y 17.096 años, durante el Paleolítico. 

Hasta el momento, antes del hueso de la cueva de Eralla, los restos más antiguos identificados como perros domésticos provienen del Paleolítico superior en Europa occidental, asociados con una cultura conocida como Magdaleniense, que floreció hace unos 17.000 a 12.000 años.

 

Los orígenes inciertos del perro doméstico

Cuándo y cómo los perros se separaron de sus ancestros lobos (Canis lupus), y cuándo se domesticaron, son todavía cuestiones en debate. Desde la década de 1990, los genetistas han intentado responder a las preguntas sobre la domesticación de perros planteadas por los hallazgos arqueológicos. 

Sin embargo. según la arqueóloga Conchi de la Rúa, de la Universidad del País Vasco, “estos resultados plantean la posibilidad de que la domesticación del lobo se produjera antes de lo propuesto, al menos en Europa occidental, donde la interacción de los cazadores-recolectores del Paleolítico con especies salvajes como Canis lupus lupus pudo haberse potenciado en zonas de refugio glacial (como la franja franco-cántabra) durante este periodo de crisis climática”.

 

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