Los árboles y otras zonas verdes de las ciudades brindan muchos beneficios que son importantes para el bienestar de sus residentes. Regular la temperatura e incluso repercutir beneficiosamente en la salud mental, son algunas de las bondades demostradas de la presencia de la naturaleza en nuestras urbes. Otro hecho demostrado es que las hojas y agujas de los árboles filtran los contaminantes del aire, ayudando a reducir la exposición a sustancias peligrosas y tóxicas que respiramos, pero, ¿qué árboles purifican el aire con mayor eficacia?
Esta es precisamente la pregunta que se hizo un grupo de investigadores de la Universidad de Gotemburgo, quienes analizaron la presencia de un total de 32 contaminantes diferentes en las hojas y agujas de 12 especies arbóreas que crecen en el jardín botánico de esta misma ciudad.
“Existe una conexión comprobada entre la exposición a los contaminantes del aire y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y problemas de las vías respiratorias”, explica Jenny Klingberg, investigadora del Jardín Botánico de Gotemburgo. “En las ciudades, el tráfico es la mayor fuente de estos contaminantes, que se liberan debido a la combustión incompleta de los motores, y este proyecto -cuyas conclusiones se recogen un artículo publicado recientemente en la revista especializada Ecological Indicators- se ha centrado en los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP)”.
Coníferas urbanas, las mejores aliadas contra la polución
“Nuestros análisis muestran que diferentes especies de árboles tienen diferentes habilidades para absorber contaminantes del aire”, continua Klinberg. “Las coníferas generalmente absorbieron más HAP gaseosos que los árboles de hoja ancha. Otra ventaja de las coníferas es que además actúan como purificadores del aire en invierno, cuando la contaminación del aire suele ser más alta”.
De hecho, los investigadores también comprobaron que las agujas de las coníferas continuaron absorbiendo contaminantes del aire durante varios años. Los árboles de hoja ancha y caduca, por su parte, mostraron otras ventajas: eran más eficientes en la limpieza del aire de partículas, lo que se cree que se debe a que sus hojas poseen un área de superficie más grande a la que estas partículas pueden adherirse.
“Las diversas especies diferían más de lo que esperábamos. El alerce, una conífera que muda sus agujas cada otoño, fue el mejor en la prueba. Los árboles de alerce absorbieron la mayoría de los contaminantes ligados a partículas, pero también fueron buenos para capturar HAP gaseosos”, comenta Klingberg.
Sin embargo, una desventaja es que las agujas y las hojas de los árboles pese a absorber los contaminantes no los descomponen, por lo que existe el riesgo de que el suelo bajo los árboles se contamine cuando estas se desprendan y descompongan, algo que puede afectar al ecosistema en el suelo.
Otra de las conclusiones clave del estudio, es que los contaminantes no parecen afectar la fotosíntesis de los árboles: “el contenido de clorofila de las hojas es igual de alto en las áreas más contaminadas de Gotemburgo en comparación con los árboles que crecen en ambientes menos contaminados. Pero esto probablemente se sea diferente en ciudades con una calidad del aire aún peor”, explica por su parte el profesor de ciencias ambientales aplicadas en la Universidad de Gotemburgo y líder proyecto Håkan Pleijel.
Espacios verdes y planificación urbana
Plantar árboles en las ciudades y saber además cuales son las especies más idóneas podría mejorar notablemente la calidad del aire que respiramos, sin embargo los investigadores avisan de que no se trata simplemente comenzar a llenar las calles de la ciudad con árboles. “Varios factores determinan el beneficio”, afirma Klingberg.
Por ejemplo, un callejón de árboles en una calle angosta puede reducir el flujo de aire, lo que afectaría negativamente la dispersión y dilución de los contaminantes, aumentando las concentraciones de contaminantes localmente en las calles concurridas. Esto significa que en calles estrechas protegidas del viento puede ser preferible la vegetación baja, como los setos. Por ello, según los investigadores resulta crucial una planificación urbana cuidadosa que combine diferentes especies de árboles para optimizar la purificación del aire y tener en cuenta otras funciones y beneficios de la vegetación.
“Este conocimiento es importante para la planificación urbana a la hora de diseñar ciudades sostenibles”, declara Pleijel “Pero si bien los árboles y la vegetación pueden contribuir a una mejor calidad del aire en las ciudades, al final del día, la medida más importante es reducir las emisiones”, concluye.