El Instituto Nacional de Estadística (INE) rebajó al 0,1% su estimación de crecimiento para el tercer trimestre en España, confirmando la ralentización de la actividad en el país ante la degradación de la coyuntura mundial.
En línea con la previsión inicial del Banco de España, esta cifra es 0,1 puntos inferior a la primera estimación publicada por el INE a finales de octubre (0,2%) y confirma el frenazo que experimentó la economía española tras los buenos resultados de la primavera boreal.
Según el organismo público, el Producto Interior Bruto (PIB) español creció un 2% entre abril y junio, impulsado por un consumo hasta entonces sólido, cifra 0,5 puntos superior a la última estimación del INE.
La fuerte caída observada en el segundo y tercer trimestre se explica, según el organismo, por el retroceso de la inversión de las empresas (-0,1%), pero también por un consumo fragilizado (+0,1%, después del +1,7% en primavera).
Esta dinámica se produce en un contexto en que los países europeos enfrentan dificultades económicas derivadas especialmente de la guerra en Ucrania, que desató una escalada de la inflación en un escenario de crisis energética.
Según el Banco de España, esta mala fase debería extenderse al cuarto trimestre de 2022 y al primero de 2023, aunque España podría esquivar la recesión técnica (retroceso de la actividad durante dos trimestres seguidos).
Según el gobierno español, el PIB del país crecerá un 4,4% este año, gracias a los buenos resultados del comienzo de 2022. El crecimiento debería, sin embargo, caer al 2,1% el próximo año, en vez del 3,5% inicialmente previsto.
La proyección de Madrid para 2023 es considerada optimista por la mayoría de organismos económicos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de España, que prevén ambos un crecimiento del 1,3% para el próximo año.
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