Horacio Rodríguez Larreta se puso en guardia. Decidido a subirse al ring para recuperar terreno en el esquema interno de Pro ante el regreso de Mauricio Macri y la instalación de Patricia Bullrich como contrincante, el jefe de gobierno porteño se mostró hiperactivo durante las primeras semanas del año. Acelera su armado presidencial y se prepara para competir en una interna, incluso con Macri.
Después de sortear la crisis que desató en su Gabinete la filtración ilegal de chats de su ministro de Seguridad, Marcelo D’Alessandro, un obstáculo “inesperado” en su maratón, Larreta mueve sus piezas para reposicionarse en el tablero opositor. Puso en marcha la maquinaria electoral de la Ciudad y estrenó un nuevo formato de campaña en los lugares turísticos de mayor afluencia para sumar adhesiones a su proyecto nacional. Salió a la cancha electoral para recuperar centralidad y ya no prevé regresar al modo gestor municipal, la estrategia que empleó hasta el año pasado para capitalizar su ADN político y su activo en las encuestas. “Ya no hay tiempo. Cedió mucho y crecieron los demás. Hay que ocupar el espacio”, dice uno de los interlocutores habituales de Larreta.
Un dato que corrobora los planes de Larreta de abandonar el “paso a paso”: ya prepara su lanzamiento para fines de febrero, cuando concluya su tour proselitista de verano para resaltar más su costado personal y humano. Una experiencia para “conocer íntegramente” al candidato. “Un Horacio 360°″, dicen en su mesa chica. El efecto de la foto estilo surfer generó visiones contrapuestas.
En paralelo, Larreta redobla los esfuerzos para construir un nuevo liderazgo en el universo opositor y cierra filas con sus socios de la UCR en el ala moderada de Juntos por el Cambio. Estrechó lazos con Gerardo Morales, con quien se volvió a reunir en Córdoba, y estira la definición sobre su sucesión en la Ciudad, una jugada que le permite preservar su alianza táctica con Martín Lousteau. También intensificó sus charlas con Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, que presionó para sostener a D’Alessandro, un escándalo que derivó en un pedido de licencia del ministro para descomprimir la tensión, y avanzó en un acuerdo programático con Morales. ¿Carrió será el quinto Beatle? Difícil que acepte a Lousteau en ese esquema. Es que Lilita apuesta por Fernán Quirós en la Ciudad. Por lo pronto, el jefe porteño está al tanto de las charlas entre Carrió y Morales en Exaltación de la Cruz.
En su rompecabezas electoral, Larreta confronta con los radicales que no se alinearon con su proyecto. Respalda a Luis Juez, rival de Rodrigo De Loredo, un creyente de Macri en Evolución Radical, y avala en las sombras la cruzada de Omar de Marchi (Pro) en Mendoza contra Alfredo Cornejo, socio estratégico de Bullrich y del expresidente.
Si bien su objetivo es no perder competitividad en las encuestas frente a la titular de Pro, su principal contrincante en la coalición opositora, quien regresó ayer al país tras unos días de descanso en Brasil y volverá a salir a escena durante las próximas horas, Larreta no corre la mira ni un segundo de Macri, quien movilizó el jueves pasado a la plana mayor de Pro con su reaparición pública en Mar del Plata, donde presentó su libro Para Qué.
Cuando faltan siete meses para las PASO, Larreta se mueve con la hipótesis de que Macri podría ser candidato a presidente. Y si bien entre sus armadores hay distintas visiones sobre qué ocurriría con su postulación en caso de que el inventor de Pro decida disputar la presidencia en 2023, el jefe porteño intenta enviar la señal de que no piensa declinar sus aspiraciones. “Trabajamos con la hipótesis de máxima: que Mauricio sea candidato. Y la interna puede ser con Patricia o los tres. También con el radicalismo. Vamos a una PASO”, afirman cerca de Larreta, quien volvió entusiasmado de su reciente gira por Córdoba, donde se quedó hasta la madrugada en el festival de doma y folklore. Este fin de semana retomará el raid: irá a Corrientes y Misiones. Su agenda estará copada por la política de ahora en adelante. De lunes a miércoles estará en la Capital y, luego, intensificará sus recorridas por el conurbano y el interior.
Larreta tratando de surfear en Mar del Plata
Hasta hace pocas semanas Larreta miraba con cierto desconcierto el accionar de Macri. Sus recorridas por el conurbano y su alto perfil público lo hacían sospechar de que buscaba ser candidato. Pero su larga ausencia por el Mundial de Qatar y las vacaciones en Cumelén lo hicieron dudar de que tenga deseos genuinos de volver a la carrera. “Nuestra hipótesis es que Horacio va a jugar”, dicen en el equipo de campaña del alcalde. Entre los estrategas del alcalde hay quienes confían en que Macri no será candidato pero que estira la definición para mantener la expectativa y no perder capacidad de influencia. También relativizan los guiños a Bullrich o a Vidal, quien incorporó a Darío Nieto como armador de su plan presidencial. Confían en que se mantendrá prescindente para no dividir al Pro.
Las PASO, en la mira
Más allá de las especulaciones y cálculos electorales, Larreta repiten que se alistan para una competencia interna en agosto. Con el correr de los últimos meses, el jefe porteño se convenció de que esta vez no podrá doblegar la resistencia de Bullrich, quien está dispuesta a jugar a fondo para protagonizar la pelea por el liderazgo opositor, y que Macri podría sumarse a último momento a la lista de presidenciables. Sabe que el expresidente podría anunciarlo al filo del plazo legal, ya que tiene suficiente nivel de conocimiento en el escenario nacional para postularse sin una campaña de posicionamiento.
En las últimas semanas integrantes de la tropa larretista intentaron recomponer el vínculo con Macri, quien tiene discrepancias con el alcalde sobre cuál debe ser la estrategia para recuperar el poder o la fisonomía política de JxC. De hecho, Larreta retomó el diálogo con Jorge Macri tras el cortocircuito por el aval de Bullrich a su candidatura porteña y el posterior pre-lanzamiento de Quirós.
Las tensiones entre ambos comenzaron desde que Macri dejó trascender sus diferencias con la gestión de la pandemia y se profundizaron a raíz de la discusión por el armado electoral de 2021, cuando Larreta impuso el enroque entre María Eugenia Vidal y Diego Santilli y forzó un corrimiento del fundador de Pro, quien rechazaba esa decisión. Quienes frecuentan a Macri sugieren que el expresidente olfateó un intento de parricidio entre los laderos de Larreta. Ahora disfruta de su resurgimiento y estira el misterio sobre sus aspiraciones. “Yo estoy en el ring y voy a pelear hasta el último día por el futuro de los argentinos”, advirtió el fundador de Pro en Mar del Plata.
Tanto Larreta como Macri se cuidaron de filtrar pocos comentarios de sus conversaciones privadas en Cumelén. El alcalde bajó el mensaje de que había quedado muy satisfecho de las charlas. En tanto, colaboradores y feligreses del fundador de Pro relativizan la trascendencia de esas cumbres y machacan que no hubo ningún principio de un acuerdo electoral entre los popes del partido. En el círculo del jefe porteño especulan que el expresidente podría ser determinante en caso de decidiera no competir y manifestar su preferencia por uno de los candidatos de JxC.
Rodríguez Larreta con “El Chaqueño” Palavecino en la peña que hace el cantante con sus amigos.
Mientras tanto, la prioridad de Larreta y sus operadores políticos es regenerar los puentes con Macri. Después de amagar con forzar su jubilación o correrlo de los escenarios, apuestan por seducirlo con una táctica renovada: quieren enviarle señales de respeto, darle espacio para que transmita su experiencia como presidente y que sea fuente de consulta como fundador de Pro. Cerca de Macri repiten que al expresidente no le gusta nada que los larretistas sugieren que pidió que el jefe porteño tenga en cuenta a exministros de Cambiemos para su eventual Gabinete.
Al expresidente le sorprendió que Larreta convocara a Martín Redrado, extitular del Banco Central y uno de los referentes económicos de Sergio Massa, para que se incorpore a la gestión porteña. Receloso de la identidad opositora, Macri no solo deslizó en charlas reservadas que Larreta debía enfocarse en los equipos económicos de Pensar, que lidera Hernán Lacunza, sino que Redrado no representaba al votante de JxC.
En el larretismo reconocen que la jugada provocó ruidos internos, pero se justifican: dicen que Redrado ofrece volumen político al plantel de técnicos y que su incorporación implica una señal de apertura de Larreta. Ayer, el jefe porteño presentó a Cynthia Hotton como presidenta del Consejo Social. Ese pase es clave para Santilli, quien necesita el voto de sectores conservadores y del movimiento evangélico en su cruzada bonaerense. En clave electoral, Larreta ya había sumado a la Ciudad a Waldo Wolff, quien debutó como vocero político con el caso D’Alessandro, y a Silvia Lospennato, flamante escudera de su proyecto presidencial.
Mientras entre sus detractores internos en Pro hablan de que Bullrich supera al jefe porteño en los principales sondeos, Larreta se aferra a los números que maneja su principal estratega, Federico Di Benedetto, a quien en Uspallata ya ubican en el rol de jefe de campaña. En las filas del larretismo existe una sensación de cautela y leve optimismo. A contramano del vaticinio de los “halcones”, consideran que hay un “repunte” de Larreta en las encuestas gracias al empujón que le dio la renovada pelea con el kirchnerismo por los fondos de coparticipación.
El sondeo más mencionado por el círculo del jefe porteño es un trabajo presencial de Isonomía Consultores. En un escenario abierto en Buenos Aires, principal bastión electoral, los datos de esa consultora arrojaron cifras llamativas: Cristina Kirchner quedó primera; segundo, Javier Milei, con 20 puntos; y tercero quedó Larreta, con 14. Detrás de él, se ubicaron Macri y Bullrich. JxC alcanza el 40% de los votos. En el ala dura de Pro tienen otros números y sugieren que Larreta tiene tiempo hasta marzo para remontar para no quedar lejos de Bullrich. “Horacio ya está en el centro del ring y va a ser competitivo”, avisan en las filas del larretismo.
Horacio Rodríguez Larreta en la apertura de la calle Guevara, en el barrio porteño de Chacarita