¿Cómo se financian los museos ingleses? A la caza del mecenas coleccionista

La financiación cultural en el Reino Unido es un combinado de subvenciones públicas y fuentes privadas, como son el mecenazgo o las donaciones. La contribución por parte del gobierno a las artes y la cultura en el Reino Unido es del 0,5% del total de la economía. En el 2019 se elevó a 10.470 millones de libras (12.145 millones de euros) del presupuesto nacional. De acuerdo con la estimación hace tres años las artes generaban 226.000 empleos, 40% de ellos en Londres. La cifra se debe haber reducido a causa de la pandemia y los recortes debidos a la crisis económica y los efectos del Brexit.

De la gestión de los fondos públicos se encarga una red de organizaciones artísticas nacionales. El Arts Council of England es responsable de financiar a escala nacional las artes en Inglaterra. Distribuye por un lado los fondos asignados por el gobierno y también parte de los beneficios obtenidos de la lotería nacional. Hay organismos similares en Escocia, dotado con fondos del gobierno escocés y de la lotería, en Gales y en Irlanda del Norte.

La financiación privada tiene una larga tradición, es muy importante y dispone de tres fuentes principales: las empresas, los particulares y los fondos, fundaciones y donaciones. En el caso de las empresas la contribución puede ser monetaria, en forme subvenciones, o de patronazgo entre otras. La aportación de los particulares puede ser a través de donativos, adhesiones, grupos de amigos, o legados póstumos en los testamentos. Las fundaciones se consagran a ayudar a centenares de proyectos artísticos y organizaciones culturales.

Los museos cuentan con patronos importantes en muchos casos, al margen de la política, dedicados activamente a captar fondos. Desde abril del 2001 todos los museos públicos británicos son gratuitos. Eso se explica en parte por las subvenciones otorgadas por el Departamento de Cultura, Digital, Media y Deportes, que en el caso de los grandes museos oscila entre el 50 y el 27%. Estas instituciones en aras de la transparencia, publican periódicamente sus cuentas, incluidos a veces los salarios del director y de otros trabajadores.

Algunos museos como los del grupo de la Tate se han concentrado desde hace tiempo en la búsqueda de nuevas fuentes de ingreso y en la consolidación de los ya existentes. Al mismo tiempo también iniciaron una campaña para persuadir a artistas británicos de que donaran algunas de sus obras. Esas donaciones han contrarrestado el descenso de las donaciones estatales al fondo artístico nacional, que no puede competir con la revalorización del mercado del arte.

Un caso famoso fue el del coleccionista y tratante de arte contemporáneo, Anthony d’Offay quien donó a la Tate en el 2008 725 obras de 25 artistas, incluidos Robert Mapplethorpe, Andy Warhol, Ron Mueck o Damien Hirst. El valor de la colección era de 145 millones de euros, pero el tratante se la vendió al gobierno británico por 30,7 millones.

 

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