Para nadie es un secreto que el Barça quiere renovar a Busquets, eso sí, con una rebaja sensible en sus condiciones salariales, pero Sergio se lo piensa y aún no ha contestado a la oferta del club. Tampoco que el Barça quiere dar la carta de libertad a Alba, pero Jordi no se quiere ir del Camp Nou. Hasta aquí, todo normal. Forma parte de la lógica en unas negociaciones o conversaciones entre club y jugadores, unos jugadores en la recta final de sus carreras con unos contratos muy elevados que el Barça ya no se puede permitir.
Sergio finaliza contrato y aunque es titular fijo y cuenta con la confianza total del entrenador, el club entenderá y facilitará cualquier decisión que tome. Alba, por su parte, tiene un año más de contrato, un año muy especial en el aspecto económico puesto que acumula todas las revisiones y rebajas diferidas de salario acordadas, con lo que la cantidad se dispara a niveles inasumibles. De ahí el interés del club en soltar amarras.
Sin embargo, un nuevo factor aparece en el futuro azulgrana de ambos jugadores, un factor importantísimo, puede que decisivo: el factor Messi. Hasta hace unos meses, Busquets tenía decidido irse a Miami a finalizar su carrera junto a Leo, tal es la amistad que les une. Pero Messi ha aplazado su aventura americana y es muy probable que Busi también cambie su guión, máxime si pueden volver a jugar juntos en el club de sus vidas.
Paradójicamente, la llegada de Leo podría dejarle sin puesto en el once titular, pues Xavi baraja un centro del campo en rombo con De Jong atrás, Pedri y Gavi en los interiores y Messi de media punta. Respecto a Alba, también íntimo amigo de Leo, es una evidencia que ha sido uno de los mejores, si no el mejor, socio del argentino sobre el terreno de juego. Jordi le dio infinitas asistencias de gol con la camiseta azulgrana, se entendían casi sin mirarse, y Messi le quiere a su lado si finalmente regresa al Barça. En el mismo proceso hasta conocer el desenlace de la operación Messi está el futuro de Busquets y Alba en el Camp Nou.