A la catalana Anna Marchessi (nacida en Sitges hace 30 años) no le gustan los límites. No los ha tenido nunca a pesar de haber nacido con parálisis cerebral. Ha estudiado dos carreras, se ha ido de Erasmus, ha sido guionista y ahora se estrena como actriz por partida doble pero, curiosamente, partiendo de con un mismo material: la novela de Cristina Morales ‘Lectura fácil’. Por una parte, estrena ‘Fácil’, la serie de Movistar+ escrita y dirigida por Anna R. Costa y, por otra, se encuentra representando en el Centro Dramático Nacional la adaptación teatral que ha hecho Alberto San Juan, que en abril recalará en el Teatre Lliure.
¿Cómo fueron tus inicios en el terreno audiovisual?
Estudié Comunicación Audiovisual, y cuando terminé la carrera hice un máster de guion. A la hora de buscar prácticas mandé mi currículum a muchas productoras y solo me contestaron dos, una muy pequeñita y Diagonal. Dio la casualidad de que había entrevistado en la universidad a uno de sus directores, y se acordó de mí. Fue una suerte, porque me permitió saltar esa barrera que a veces es tan difícil. Así que me trasladé de Barcelona a Madrid para comenzar en ‘Amar es para siempre’. Yo estaba en un momento en el que necesitaba un cambio, estaba ávida de experiencias porque había pasado por una cirugía muy complicada, así que me lancé a la aventura.
¿Le gustan los retos?
Siempre estoy a la búsqueda de nuevas experiencias. El trabajo de guionista en una serie diaria es muy exigente, hay mucho nivel de estrés, porque tienes que escribir un montón con fecha de entrega de antes de ayer. Pero eso me curtió mucho. Y al mismo tiempo, compaginé todo eso con los estudios de interpretación. Siempre había coqueteado con ese tema, pero fue cuando me puse en serio.
Ahora se encuentra preparando un proyecto propio, ¿en qué consiste?
Me eligieron en las Residencias de la Academia de Cine y estoy desarrollando una serie semi autobiográfica junto a Ingride Santos. Es un sueño poder hacer algo así. Mi mentor es Borja Cobeaga, que me ha abierto un mundo de luz y color.
No sé si leyó ‘Lectura fácil’ en su momento… supongo que nunca esperó que fuera a convertirse en algo tan importante para usted.
Le voy a tener que poner un piso a Cristina Morales, ¡como mínimo! La verdad es que no había leído el libro hasta que nos lo pidió Alberto San Juan para la obra de teatro. Anna R. Costa, para la serie, prefirió que no lo hiciéramos para no condicionarnos.
¿Por qué cree que ha sido tan importante la novela de Cristina Morales?
Porque nos hace ver lo constreñidos que todos estamos por el sistema. Por eso ha resonado la novela en tanta gente. No hace falta que seas discapacitado para sentirte interpelado. De hecho, no creo que hable sobre la discapacidad, habla de cómo el sistema nos oprime a todos los miembros de la sociedad.
En la serie se hace mucho hincapié en las normas y en cómo cada personaje se relaciona con ellas.
A mi personaje, Patri, le encantan las normas, porque le parecen el único camino posible para preservar la libertad. Patri es muy punki, pero ha tenido que reprimir sus deseos y sus instintos porque se ha convencido de que el único camino para tener una vida independiente y encajar en el sistema es ser una oveja más del rebaño. Porque si no, le quitan el piso tutelado y para ella eso es la libertad, que es un concepto diferente para cada uno, sobre todo para ellas que viven en una especie de cárcel.
¿Se cuestiona el concepto de libertad?
Puede sonar un poco radical, pero creo que el sistema, nuestra sociedad, está construida para el hombre cis hetero, con capacidad, con buena economía y estatus elevado. Todo lo que se salga de ahí corresponde a personas que tenemos, en mayor o menor medida, que renunciar a cosas para ser piezas que encajan en el sistema. En el caso de las protagonistas, discapacitadas, el proceso es mucho más agudo, porque tienen que renunciar a más cosas y amoldarse a una realidad, a un sistema, que no hace el esfuerzo de escucharlas, de entenderlas. Tendría que ser al revés, que el sistema se amoldara a nosotras, y no nosotras a él. En ese sentido, la serie pone el foco en eso, en la necesidad de no perder la empatía y escuchar. Que no existan voces silenciadas, ni como mujeres ni como mujeres con discapacidad intelectual.
En el caso de las protagonistas, se añade algo más que resulta fundamental: son pobres, no tienen recursos de forma independiente ni familia que las apoye
Efectivamente, viven un cúmulo de discriminaciones, como personas pobres, con discapacidad y como mujeres. Cuando las ves todas juntas piensas: joder. Y eso te hace pensar en qué posición de privilegio te encuentras tú, porque todos comemos mierda en mayor o menor grado.
En ese sentido, ¿se ha sentido discriminada?
No sé si me he sentido más o menos discriminada que el resto. Cada uno tiene una vida distinta, con buenas y malas rachas. Cada uno lucha a su manera. Y tiene que ver con lo que hablábamos antes sobre el sistema y amoldarse a él. Siempre hay niveles. Como mujer te tienes que amoldar, como miembro del colectivo LGTBIQ+, también. Si eres una persona racializada, mucho más. Y si eres una mujer con discapacidad te tienes que amoldar al sistema, no el sistema a ti. Eso supone una lucha. Ahí está la lucha.
Hace unos años, ‘Campeones’ se convirtió en una película taquillera. La diferencia con una serie como ‘Fácil’ resulta abismal, ¿no?
Se trata de dos puntos de vista muy distintos de dos directores que tienen una manera de ver el mundo muy diferente. Creo que el lado bueno de ‘Campeones’ fue que dio trabajo a muchos intérpretes con discapacidades varias y promovió la visibilidad. Pero lo verdaderamente potente de ‘Fácil’ está en su ideario, en lo que quiere transmitir, que es poner el foco en ellas, en las protagonistas, en ofrecer su perspectiva, no la del otro. En mostrar cómo viven, cómo se sienten, cómo son sus anhelos. Tú ves la serie y no percibes la etiqueta, es decir, la discapacidad. La discapacidad no existe, está ahí porque es parte de la vida de estas mujeres.