“Los amigos se apoyan en caso de necesidad”, ha dicho este viernes el canciller alemán, Olaf Scholz, en una rueda de prensa conjunta con la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, de visita oficial en Berlín. Las palabras de Scholz llegan el día en que los dos gobiernos han firmado una declaración de “solidaridad energética“.
La declaración establece el apoyo mutuo entre París y Berlín con el objetivo de “garantizar el abastecimiento energético” de ambos países, en un momento en el que la guerra en Ucrania, las sanciones contra Rusia y el fin del suministro de gas ruso ponen contra las cuerdas a la primera economía europea a las puertas de un invierno que se prevé duro. “Nuestros países se necesitan mutuamente para superar la crisis energética el próximo invierno”, ha añadido Borne.
La visita oficial de Borne estaba, en realidad, prevista para el pasado septiembre, pero tuvo que ser aplazada después de que Scholz diera positivo por coronavirus. En octubre, París también canceló en último momento un encuentro ministerial entre ambos gobiernos por motivos de agenda. Estos dos aplazamientos abonaron las especulaciones sobre el estado del eje París -Berlín. La poca sintonía que han mostrado hasta ahora el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller Scholz alimentan las especulaciones.
Reacercamiento
La visita de Borne a Berlín culmina una semana en la que tres ministros del gabinete de Scholz viajaron a París. Este reacercamiento entre los dos Gobiernos ha sido bautizado por medios alemanes como “la semana de reconciliación” y parece buscar el reimpulso del eje Berlín-París, descrito una y mil veces como “el motor” de la Unión Europea.
Tres pesos pesados del Gobierno alemán –la ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbock, el ministro de Economía y vicecanciller, el también verde Robert Habeck, y el de Finanzas, el liberal Christian Lindner– se encontraron los últimos días con el presidente Macron, que podría estar así buscando otros interlocutores en Berlín más allá del canciller Scholz.