Albin Kurti: “El caso de España y Cataluña no tiene nada que ver con el de Serbia y Kosovo”

El sol ha sucedido a la lluvia en el Paseo del Prado de Madrid cuando el primer ministro de Kosovo lo recorre en un taxi, camino de un encuentro discreto con el exsecretario general de la OTAN Javier Solana. El socialista que gobierna el territorio que se separó de Serbia y el socialista que dio la orden de bombardear Belgrado para detener el castigo han quedado en el Museo del Prado. De camino, el político balcánico, de 47 años, observa los velazqueños rayos de luz que se cuelan entre los árboles, declarados Patrimonio Mundial por la Unesco. Se entera entonces de que, al final del paseo, el Ayuntamiento ha rodeado la Cibeles con banderas de Ucrania. “Acabo de llegar, no lo había visto -dice-. Me parece que Putin ya no encuentra la salida. Necesita perder la guerra, y entre todos vamos a ayudarlo”, ironiza. Es la primera vez que pisa España Albin Kurti, dirigente de un país al que no reconoce el estado que está visitando. Ha acudido este fin de semana a Madrid al congreso de la Internacional Socialista (IS) y, de paso, saludar a Pedro Sánchez. Presidente de un partido de nombre inequívoco, Vetëvendosje (Autodeterminación), aún no hace tanto que Kurti era un joven activista por la independencia y la fusión con Albania. Hoy tiene enfrente a una amplia oposición conservadora y un aparato administrativo trufado de una corrupción a la que ha declarado la guerra; y a favor, el voto juvenil, el de las mujeres y el de una numerosa diáspora que, evitar los problemas del servicio local de correos, sacaba del bolsillo los 40 euros que cuestan enviar por DHL cada voto desde el extranjero hasta Pristina. “Participamos en la reunión de la IS en Ginebra, y en Tel Aviv y Ramallah, y en Bruselas… Me parece muy valioso venir aquí. Siempre me ha atraído venir a España”, comenta. Pudo hablar brevemente con Sánchez en el encuentro de los socialistas europeos en Berlin. Kurti tiene buena relación con el portugués Antonio Costa, y Costa tiene buena relación con su vecino ibérico, y por ahí se fraguó el primer contacto.

– Entiendo que en la figura de Albin Kurti es indisociable independentismo de la preocupación social. ¿Estamos ante un nacionalista o ante un socialdemócrato?

– Soy un socialdemócrata europeo, pero al mismo tiempo quiero que se refuerce cada vez más el estado de Kosovo. La autodeterminación que siempre hemos querido ha sido una autodeterminación libertadora. No se trata de una autodeterminación para instaurar una hegemonía, una autodeterminación egoísta, únicamente para estar aparte. Era una autodeterminación en contra de una represión, porque en la federación yugoslava éramos los más pobres y los más reprimidos. No queríamos separarnos por ser los más ricos, sino siendo los más pobres. Mi alma es socialdemócrata, y nuestra autodeterminación fue anticolonialista.

– ¿Usted entiende las razones para que España no haya reconocido a Kosovo?

 Yo lamento que España esté en la minoría de los países de la UE y de la OTAN que no reconocen a Kosovo. De 30 estados de la OTAN, cuatro no nos reconocen, entre ellos España. Y en la UE solo cinco no nos reconocen, entre ellos España, pero España es el estado más grande de los que no nos reconocen. Creo que este no-reconocimiento viene de una falta de conocimiento de la situación. Cuando declaramos nuestra independencia, no sé quién de los políticos españoles formularía unas analogías erróneas con el caso de Kosovo.

– ¿A qué se refiere?

– Por lo que nos han dicho, entonces había una preocupación en España por que la independencia de Kosovo pudiera servir de precedente a ciertas regiones españolas que se quisieran separar. Creo que el escritor albanés Ismail Kadaré, al ganar el Príncipe de Asturias, dio el mejor argumento por el que España debería reconocer a Kosovo: la OTAN intervino en Kosovo en la primavera de 1999 para parar el genocidio perpetrado por el régimen de Solobodan Milosevic. Y si algún político español ve similitudes entre Kosovo y Cataluña o cualquier otra parte de España, Madrid no tendría por qué verse a sí misma como Belgrado. Solo en la primavera de 1999, en Kosovo fueron asesinados más de 10.000 civiles no armados. Más del 10% eran niños. Fueron violadas 20.000 mujeres. Y fueron deportados 860.000 albaneses de Kosovo. En el Tribunal de la Haya se demostró que aquello fue una operación premeditada, conocida como Operación Herradura. Nuestra autodeterminación, nuestra independencia, se contrapone a esos hechos. Así que no sé dónde se pueden encontrar analogías, similitudes, en España. El standard de vida en Kosovo siempre ha sido varias veces más bajo que en el resto de la federación yugoslava. En 1979, época de mayor aproximación entre niveles de vida en la ex Yugoslavia, la diferencia entre la más rica, Eslovenia, y Kosovo era de siete a uno. ¡En el mismo estado socialista! De Kosovo se extraían las materias primas, y las fábricas estaban en Serbia y otras partes de Yugoslavia. Nosotros éramos los mineros, y ellos los financieros.

– En Catalunya hubo una declaración unilateral de independencia, como en Kosovo…En la relación Kosovo-Serbia, España no puede reflejarse en ninguna de las partes.

-¿Ni Cataluña?

-Tampoco. Es que no tiene nada que ver.

-Supongo que usted vio desde Pristina los sucesos de Cataluña en el otoño de 2017. ¿Qué opinión se hizo?

-Lo que no nos gustó fue la visión de los policías pegando. Eso no debió ser así. Nos dejó confusos, porque, al mismo tiempo, España es un país democrático europeo. Nosotros buscamos la autodeterminación para ser iguales que los demás, y lo que ocurrió fue violento, antidemocrático. Serbia sigue siendo hoy en día un país autocrático; siempre gana las elecciones el mismo partido; solo han tenido dos años de democracia con Zoran Dindic (el alcalde de Belgrado que derrocó a Milosevic y que fue asesinado cuando gobernaba el país, en marzo de 2003). Asesinaron a su mayor demócrata, y en este siglo, no en el pasado. Por eso, cuando nosotros hablamos de autodeterminación, hablamos de autodeterminarnos de un agresor. Para nosotros era algo incomprensible que en un país como España no se pudiera decidir eso con diálogo, con medidas democráticas y con la participación de la UE.

-¿Eso piensan ahora también?

-¿Sabe qué le digo? Lo importante es que la autodeterminación sea democrática y que venga desde abajo, no desde arriba. En 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea, nos desafiaron, los rusófilos me decían: “Si los ciudadanos de Crimea están votando, se quieren separar de Ucrania e irse con Rusia, ¿por qué no los apoyas?” Y yo lo que no podía aceptar es que las urnas las llevaran los soldados rusos. Era una autodeterminación teledirigida desde Moscú, y para nosotros eso no es una autodeterminación como debe ser, porque está impuesta desde arriba. Lo que ha faltado en Kosovo para crear un sentimiento con solidaridad con Cataluña es que la vemos como una región rica y, aparte del día del referendum, no vimos violencia policial, no como para que nos diera la impresión de que aquella era una lucha por los derechos humanos.

-¿Quiere usted decir que el independentismo kosovar es liberador de los pobres, y el de Cataluña un independentismo evasor de los ricos?

-Donde hay violencia estatal, se puede considerar como liberador. Yo entiendo que, dentro de la Unión Europea, si hay separaciones han de ser como el modelo de Chequia y Eslovaquia.

-Ya, pero ¿Cataluña tiene derecho a la autodeterminación?

-No puedo opinar sobre eso porque no domino tanto el asunto. En todo caso para mí debe ser un resultado de negociaciones, de conversaciones, entre Madrid y Barcelona.

-Si le parece dejamos la obsesión catalana…

-Por favor, sí.

-… para preguntarle por este viaje. ¿No será el embrión de un reconocimiento por parte de España a Kosovo?

-Yo estoy preparado para debatir, para colaborar y hablar con todos los que puedan ayudar a que España nos reconozca, porque es decisivo para nuestra entrada en la UE y en la OTAN. España es un factor determinante para nosotros.

-¿Y Pedro Sánchez le ha hecho algún guiño?-Nuestro encuentro ha sido muy cordial porque pertenecemos a la misma familia política, pero no puedo decir que haya avanzado nada, de momento. Lo que necesito de Pedro Sánchez en primer grado es apoyo para nuestra solicitud para entrar en el Consejo de Europa. Acaban de expulsar a Rusia… ahora toca que entre Kosovo. Y también para participar como aliados en la OTAN. Preparándonos para eso, hemos subido el presupuesto militar del país. Estamos ya en el 1,5 del PIB. Y hemos participado en la Operación ‘Defender Europe’ el año pasado con 330 soldados. Es la mayor operación de la OTAN en Europa del Este, desde el Báltico hasta los Balcanes. Y habrá otra edición en 2023 con participación kosovar…

-¿Se acuerda usted del joven Albin Kurti, el que propugnaba unir Kosovo con Albania? ¿Dónde está ese veinteañero?

-Desde hace más de un siglo tenemos un problema con Serbia, y lo tenemos como conjunto de la nación albanesa. Kosovo y Albania no son dos naciones distintas, sino dos estados distintos, misma lengua, misma extracción cultural… y Albania está en la OTAN, nosotros queremos entrar también: estamos en peligro constante por las fuertes relaciones de Serbia con Rusia.

-Los serbokosovares del norte usan matrículas serbias en sus coches, y eso ha originado una crisis que ha desestabilizado a su país, pero parece que está llegando una solución. ¿Ha jugado su papel el alto representante de la UE, Josep Borrell?

-Creo que quizá el señor Borrell se está apartando de su labor de representación, de la solución europea que propugnan Francia y Alemania. Yo creo que un primer ministro no debe centrarse en asuntos tan técnicos como este tema de las matrículas. Y el señor Borrell debería impulsar un verdadero acuerdo bilateral con Serbia, en vez de andar con este asunto.

-¿Cuánto hay de desestabilización rusa en la inquietud creciente que vuelve a verse en los Balcanes?

-El centro regional de Sputnik TV para los Balcanes está en Belgrado. Tienen además una organización, que llaman Centro Humanitario Ruso, en Nis, a 160 kilómetros de Pristina. Lo llaman “centro humanitario”, y es una forma bastante cínica de llamarlo, como diciendo: “Si la intervención de la OTAN en Kosovo en 1999 fue humanitaria, la nuestra también lo es”. Ahora Putin no para de nombrarnos. Él quisiera que Kosovo fuera un estado fallido. Quiere decir que la intervención de Occidente en Irak y Afganistán ha sido un fracaso, y que Kosovo ha sido un éxito provisional, que acabará siendo un fracaso también. Le quita el sueño que Kosovo sea cada vez más exitoso. Hemos subido 17 puestos en la lista de Transparencia Internacional por nuestra lucha contra la corrupción.

-Hubo un tribunal internacional para juzgar a Milosevic y sus señores de la guerra. ¿Habrá otro para juzgar a Putin y los suyos?

-Sí, tiene que haber un tribunal. No podemos dejar eso en manos de los tribunales de Ucrania, pero aún menos en los de Rusia.

 

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