Al menos diez civiles han muerto en un presunto ataque yihadista ocurrido en la región Centro-Oeste de Burkina Faso, escenario de reciente actividad del Ejército burkinés y de formaciones paramilitares de los llamados Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP).
El ataque ocurrió concretamente en dos poblaciones de la localidad de Dassa, provincia de Sanguié, el pasado jueves 26, según fuentes locales a Radio France Internationale (RFI).
Los residentes identificado a los asaltantes como “hombres armados que entraron en las localidades en motocicletas y abrieron fuego indiscriminado contra las poblaciones”. Según su relato, los asaltantes estaban buscando a integrantes de las fuerzas paramilitares de las VDP pero los residentes se negaron a proporcionarles información al respecto.
Este ataque también ha sido interpretado como una represalia contra la gran operación antiyihadista llevada a cabo recientemente en la vecina provincia de Nayala y que forzó a los terroristas a retirarse hasta Sanguié y, concretamente, a la localidad de Dassa, que se encuentra solo a 140 kilómetros al oeste de la capital del país Uagadugú.
Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Ibrahim Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un ‘golpe palaciego’ contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Los continuos ataques en el país, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.