Hay maltratadores machistas que han agredido hasta a 13 mujeres diferentes. Son los agresores persistentes, de los que el Ministerio del Interior investiga su perfil debido a su alta peligrosidad en los delitos de violencia de género: son celosos, manipuladores, mentirosos y parasitarios y son responsables de una parte importante de los asesinatos machistas.
Suelen tener numerosas relaciones sentimentales, en ocasiones varias a la vez, y recurren a la violencia con mayor rapidez con cada nueva pareja. En los casos más extremos, esa violencia puede ser letal.
“Hay una sobrerrepresentación de estos agresores en los homicidios machistas. (…) Pero más allá del homicidio, que es una excepción, una conducta extrema muy excepcional, este tipo de agresores genera un sufrimiento tremendo a las víctimas, y puede estar agrediendo a varias víctimas a la vez”, señala el doctor y jefe de Área de Análisis VioGén y Criminalidad Juan José López Ossorio.
López Ossorio y la responsable de Área contra la Violencia de Género (VioGén) del Ministerio del Interior y comisaria María Jesús Cantos explican a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que uno de cada cinco agresores machistas registrados en el sistema policial son persistentes, han atacado a más de una mujer, y que dada su alta peligrosidad requieren de un “abordaje específico”.
“En el sistema tenemos algún agresor con hasta 13 víctimas”, cuenta la comisaria responsable de VioGén.
El Ministerio del Interior ultima una nueva instrucción para frenar mejor a los agresores persistentes y reforzar la protección a sus víctimas. De hecho, el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska ha consultado a distintas instituciones (como la Fiscalía General del Estado o el Consejo General de la Abogacía) si es posible poner en marcha un mecanismo para alertar a las mujeres que denuncien a estos maltratadores “plurivictimizadores” del riesgo al que están expuestas.
No es la primera instrucción destinada a estructurar la actuación policial cuando se detecta a un agresor de estas características, pero son necesarias nuevas medidas. Una de las cuestiones que también está analizando el departamento es si mantener durante más tiempo activos estos casos en el sistema, de manera que se extienda el seguimiento policial que se hace de ellos.
“Quebrantan más medidas de alejamiento”
López Ossorio, psicólogo e investigador, ha estudiado el comportamiento de estos criminales, que tienen “dinámicas relacionales muy características”.
“Son más difíciles de parar, quebrantan más medidas de alejamiento“, relata. Son agresores “normalizados”, pues “no tienen conductas especialmente bizarras desde el punto de vista de la salud mental, ni suelen presentar conductas antisociales (en su mayoría, algunos sí pero son más fáciles de detectar que los normalizados), pero sin embargo agreden a muchas mujeres”, subraya.
Presentan una baja empatía, tienen “unos niveles de dureza emocional muy elevados”, pero al mismo tiempo son buenos detectando la vulnerabilidad y las necesidades de las mujeres, a las que mandan el mensaje de que ellos pueden satisfacerlas. El cebo perfecto para atraparlas en la espiral de violencia.
“Son unos auténticos manipuladores a la hora de conocer a alguien y de embaucar. Ofrecen un perfil muy amable y reconocen rápidamente las vulnerabilidades y necesidades que tienen las mujeres para manipularlas”, continúa López Ossorio.
La mentira es “un patrón habitual de conducta muy instaurado en ellos” y presentan un estilo de vida muy parasitario, viviendo de las víctimas en muchas ocasiones.
Es frecuente que tengan varias relaciones de forma simultánea, saltan de una víctima a otra, van y vuelven en las relaciones: son denunciados por una pareja y regresan con la anterior o pasan a una nueva.
Además, son muy celosos y piensan que, al igual que ellos hacen, sus parejas les son infieles; una cuestión no real ante la que reaccionan con gran severidad. “En algunos homicidios ha habido respuestas muy severas ante situaciones imaginadas de esta naturaleza”, informa el experto.
Una vida de sufrimiento
Su comportamiento manipulador “deteriora muchísimo” a la víctima porque la lleva a sentir una gran culpabilidad: “La culpabilidad es una emoción compleja que cristaliza muy rápido y luego es muy difícil de eliminar. Cuando se acaba la relación, que la mujer se sienta culpable de lo que ha sucedido ya es en sí misma una lesión muy importante”.
Otro rasgo que preocupa mucho a los investigadores es que el recurso de la violencia aparece antes con cada nueva pareja: una vez aprenden a utilizar las agresiones como un “atajo” para conseguir lo que quieren de estas mujeres, en cada nueva relación recurren antes a ella.
Las nuevas víctimas, por tanto, denuncian antes los hechos. Ellos lo quieren todo mucho más rápido (por ejemplo, irse a vivir juntos) y con mucha más intensidad. Como su esquema mental parte de la relación anterior ya violenta, cualquier negativa de la mujer desencadena la agresión en menos tiempo.
El investigador López Ossorio y la comisaria Cantos, ambos psicólogos de formación, mandan un mensaje claro a las víctimas.
“A las mujeres que saben o sospechan que pueden estar con una persona de estas características en una relación violenta y que les genera mucho malestar, les decimos que no es algo circunstancial, sino que va a seguir pasando, que va a ir a peor y que el riesgo que pueden sufrir es muy elevado, no sólo físico, también mental. Y no solamente para ellas, también para sus hijos y sus seres queridos, van a sufrir todos. Son personas que van a hacer sumamente insatisfactoria sus vidas y no van a cambiar”.
Dicen a sus parejas que la reacción que han tenido es algo puntual, que cambiarán, pero no es así: está en su patrón de conducta frente a determinadas situaciones.
En estos momentos, el equipo de VioGén estudia las diferencias entre dos tipos de agresores persistentes (los que han agredido a dos víctimas y los que han maltratado a más) para determinar si su comportamiento difiere.
La investigación sobre la peligrosidad del agresor está siendo crucial a la hora de evitar la reincidencia y de adoptar medidas de protección de las víctimas, pues los cuerpos policiales advierten a la Fiscalía y a los juzgados de estos perfiles para que se soliciten órdenes de protección adecuadas.
La comisaria Cantos insiste en que cada innovación que se haga en VioGén estará basada en evidencia científica. Precisa que es un sistema que se basa en la predicción del comportamiento humano para estimar la probabilidad tanto de reincidencia de los agresores como de riesgo letal para las víctimas con el objetivo tanto de ofrecer la protección policial adecuada como de alertar al sistema de justicia para que realice una valoración forense y adopte las medidas pertinentes.
Interior ha descubierto que el asesinato por violencia de género no siempre va precedido de indicadores de riesgo de agresiones graves: “Vimos que había muchos homicidios que no iban precedidos de violencia física realmente grave ni de una secuencia especialmente creciente de agresiones”, dice López Ossorio.
Por eso se ha desarrollado un sistema dual que evalúa esas dos probabilidades: de reincidencia y de riesgo de homicidio.
En VioGén hay más de 600.000 víctimas y 75.000 casos activos.
Pide ayuda
El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico [email protected] y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010.
Las víctimas de maltrato sordas, con discapacidad auditiva, ciegas o sordociegas pueden llamar al 016 con 900 116 016, SVisual, ALBA, Telesor, ATENPRO y la app PorMí. Todos los recursos contra la violencia de género.