Calcular la temperatura del Cielo y del Infierno puede que no sea una inquietud presente en la gran mayoría de la población, pero desde luego es un dato que sí causa cierta curiosidad. Esa curiosidad científica sería la que llevó en los años 70 a un grupo de científicos a calcularla, basándose en un par de pasajes de la Biblia como ejemplo.
Poco se sabe de la autoría del artículo, pues la publicación, con fecha de 1972 y publicada en la revista Journal of Applied Optics, tiene un carácter anónimo. Sin embargo, se cree que se trataba de dos o tres científicos de nacionalidad inglesa. El artículo alcanzó un gran éxito por la originalidad y la peculiaridad que mostraba, además de por el inquietante resultado que presentaba: la temperatura del Cielo sería, según la propia Biblia, mayor a la temperatura del Infierno.
La temperatura del Infierno
Según la publicación, para el cálculo de la temperatura a la que se encuentra el Infierno, los autores se sirvieron de un fragmento del libro del Apocalipsis, en concreto del pasaje 21:8. En él se puede leer : “…para los idólatras y todos los mentirosos, su herencia será el lago que arde con fuego y azufre”. La clave en este caso fue el lago de azufre.
Los autores razonaron que, para que exista un lago de azufre, este debe encontrarse fundido, en estado líquido. Se conoce que la temperatura a la que el azufre líquido pasa a estado de vapor es de 444,6 ºC, por lo que, para formarse el lago, debe encontrarse a una temperatura menor que esa. Por lo tanto, con este simple análisis, pudieron estimar que la temperatura del Infierno debería ser menor que, aproximadamente, 445ºC.
La temperatura del Cielo
El cálculo para el Cielo fue, sin embargo, algo más complicado. Para realizarlo se basaron en en un pasaje de Isaías 30:28, donde se enuncia: “Y será entonces la luz de la Luna como la luz del Sol, y la luz del Sol siete veces mayor, como la luz de siete días”. Su interpretación les llevó a pensar que el Cielo recibía de la Luna un total de siete por siete veces la radiación que recibe la Tierra del Sol. Es decir, la radiación en el Cielo era 49 veces la radiación en la Tierra.
Para aclarar esta cuestión, y poder obtener un valor exacto para la temperatura del Cielo, decidieron utilizar una ley termodinámica conocida como Ley de Stefan-Boltzman, la cual establece que la radiación es proporcional a la temperatura elevada a cuatro. Así, por medio de esta ecuación y suponiendo la temperatura media de la Tierra como 25 ºC, pudieron llegar a un resultado concreto y estipularon que la temperatura en el Cielo era de 525ºC.
El Cielo está más caliente que el Infierno
Los resultados de este estudio fueron muy polémicos, pues establecían que el Cielo se encontraba casi 100 ºC más caliente que el Infierno, lo cual, suponía una contradicción de acuerdo al concepto clásico de Cielo e Infierno.
Sin embargo, años después, en una revisión del estudio, se comentó la posibilidad de que el fragmento de Isaías se refiriese a un único factor de 7, no de 49. Es decir, que la radiación del Cielo fuera solo 7 veces mayor que la de la Tierra. En este caso, tendríamos la temperatura del Cielo de unos 231,5 ºC, lo cual se adapta de alguna forma a la concepción tradicional y lo sitúa “algo más frío” que el Infierno.