El queso es uno de los alimentos favoritos de muchas personas, que solemos consumir casi a diario, ya sea en bocadillos, pizza, pasta, etc. A pesar de lo bueno que está, es importante saber conservarlo y poder discernir si se ha puesto malo para evitar consumirlo.
En primer lugar, cabe destacar que el queso debe conservarse siempre en el refrigerador. De hecho, según la Asociación Canadiense para la Educación del Consumidor, los quesos que han estado expuestos a la temperatura ambiente durante dos o más horas no deberían comerse. Además de estas indicaciones, también hay otras formas de verificar el estado de los quesos, que dependen principalmente del tipo de elaboración.
La diferencia que debemos tener en cuenta al comprobar el estado de nuestros quesos es si son curados o frescos/procesados. En el caso de los quesos frescos o procesados debemos descartarlos ante variaciones de su aspecto, sabor u olor y también si aparece moho.
En cambio, si se trata de un queso más curado, lo podemos consumir quitando la capa mohosa y un poco más, para asegurar que no quedan sustancias nocivas en el trozo que queremos comer.
