Carolina Herrera, Purificación García, Massimo Dutti, Mango… son incontables las firmas que han apostado por sus fotos, también las modelos que han posado ante su cámara. Las pasarelas, proyectos y tiendas online que se han rendido a su objetivo. Tiene 40 años, y su nombre es más que conocido en los circuitos de la moda: se llama Héctor Bernabeu y, desde hace dos meses y medio, está desaparecido.
“Sin noticias, sin movimientos bancarios, con el teléfono apagado, sin respuesta… Desde el 3 de febrero no sabemos nada de él, lamenta su hermano, Jorge. La investigación policial se agotó 24 horas después de interponer la denuncia. “Marcha voluntaria”, apuntaron.
“El mundo de la moda es un mundo muy peligroso, gente que toca mucho dinero, gente que vive el mundo de la noche, y si no tienes fuerza de voluntad… y Héctor fuerza de voluntad no tiene ninguna, es fácil caer en las drogas”, lamenta su hermano, también fotógrafo. Héctor cayó. Tocó fondo. Y luchaba contra ello.
“Cuando hablas de adicción, de drogas y de centros de desintoxicación, la policía parece que guarda la desaparición en un cajón”. Jorge investigó la desaparición de su hermano por su cuenta. En estos tres meses ha encontrado deudas, amenazas, malas compañías y cuerpos sin identificar, dos, en Valencia. Habla con CASO ABIERTO, busca y no encuentra.
“Empezó hace algunos años, pero digamos que en abril del año pasado fue cuando cayó del todo en las drogas”, retrocede su hermano, “empezó a meterse en lo malo del mundo de la noche”. Durante años, el nombre de Héctor Bernabeu, fotógrafo valenciano, ha protagonizado exposiciones, shootings (producciones) y editoriales de moda. Galicia, Barcelona, este fue mudándose según sus proyectos; Jorge también dejó Valencia, se instaló en Torrevieja.
“El verano pasado (2022), cuando lo vi muy mal, me lo traje a mi casa. Le conseguí trabajo, ajeno a la fotografía, y fue un desastre… A final de verano le dije: Héctor, así no se puede seguir. Entonces él, voluntariamente, aceptó ir a un centro de desintoxicación en Tarragona”.
Se instaló allí a finales de agosto. “Hablábamos cada dos semanas, era lo permitido. Estaba limpio, contento, y ya había encontrado trabajo para después. Lo hablamos en nuestra última conversación. Iría a Madrid cuando acabara el tratamiento”.
El fotógrafo desapareció del centro en el que llevaba seis meses interno. “La última vez que yo hablo con él es el 3 de febrero. Lo vuelvo a llamar cuando me tocaba, el 17, y me dicen que no estaba, que se había ido de forma voluntaria. Por política de protección de datos no podían facilitarme el día”. No volvieron a saber de él. Se apagó su teléfono.
21 años de prisión por asesinato
Sin datos. Sin punto de partida ni fecha de inicio, “empecé a moverme para conseguir contactos con gente de Tarragona”, cuenta su hermano. “Encontré a una persona que había estado interno con él. Es cuando descubro que, al parecer, Héctor no ha salido solo. Me mandaron unas fotos, en teoría de él con otra persona. Me dijeron que en ese momento estaban cogiendo un tren destino a Barcelona”.
Jorge se introdujo en los suburbios de la droga y el trapicheo. En este consiguió el nombre y el teléfono del tipo que iba con Héctor. “Intenté llamar muchas veces”. Sin respuesta. “Haciendo preguntas, hablando con adictos de Tarragona, me informan de que el hombre con el que se ha ido mi hermano acaba de salir de la cárcel tras cumplir 21 años por haber matado a su mujer y su primo”. Jorge acudió al cuartel. La Guardia Civil de Torrevieja tuvo más suerte: “llamaron al teléfono que les di y a ellos sí les contestó. Dijo que conocía a mi hermano, que estaba en Barcelona comiendo en ‘Taula Amiga’, un comedor social”.
La investigación duró 24 horas, cuenta. “Puse la denuncia por la tarde; a las cuatro y media de la madrugada, el mismo día, me llaman de Mossos d’Esquadra. Como dije que había desaparecido en Tarragona, la Guardia Civil la deriva a ellos”. Los mossos le indican que van a ir al comedor social. “A las seis de la madrugada me vuelven a llamar. También a las nueve. Me dicen: ‘hemos estado allí y dicen que no saben nada de tu hermano, cerramos la investigación”. Hasta la fecha.
“Un mes después de desaparecer, aparecieron tres personas en mi casa -en Torrevieja- amenazándome: decían que mi hermano tenía una deuda”
El teléfono de Héctor nunca volvió a encenderse. Se impuso el silencio, hasta que unos desconocidos irrumpieron en Torrevieja. “Un mes después de desaparecer, en marzo, aparecieron tres personas en mi casa amenazándome: decían que mi hermano tenía una deuda. Hablaban de dinero que en teoría les había robado. Repetían que se había metido en problemas, dijeron algo de un tema de cocinado de drogas, que no sé a qué se referirán”.
Una pista dudosa: dos cadáveres
Tras la amenaza, de nuevo el silencio, que se rompió días antes de Semana Santa. “Varias personas de aquí, drogodependientes, me dijeron que habían visto a Héctor por la zona. Jorge volvió a los suburbios, esta vez de Torrevieja. Héctor no estaba.
Compartió su foto en redes sociales. Difundió la alerta: Héctor Bernabeu, 1.80 metros de altura, complexión normal. Diversos tatuajes. Su familia le busca. “No hubo pistas más allá de lo que me dijeron los drogodependientes de Torrevieja”.
Días más tarde, la prensa habló de dos cuerpos aparecidos en distintos vertederos de la zona. “Uno en un pueblo de Valencia, Algimia, y otra en el vertedero de Xixona, al que corresponde Torrevieja. Curiosamente, la noticia de la aparición del vertedero de Xixona es del Domingo de Ramos, 2 de abril. Y a mi hermano una semana antes, según algunos yonkis del pueblo, le habían visto por Torrevieja”.
“El 8 de marzo murió nuestra madre. Hice correr la voz de que tenía un dinero que cobrar, el de la herencia, para ver si de esa forma le hacían aparecer, pero ni con esas”, dice su hermano
Jorge acudió a la Guardia Civil: “les comentas el tema y la duda, y se ríen de ti”, denuncia. “Tenéis una persona en Xixona, que le habéis mandado al anatómico forense y que no sabéis quién es. Tenéis una persona en Algimia, que tampoco sabéis quién es…”.
ADN
“Si fuera él lo sabrías, me dicen. Cuando hablé con ellos, al poner la denuncia por desaparición, les dije: ¿puede estar detenido? ¿Puede estar en la cárcel? Y me dijeron no, que Héctor aún hoy no tiene antecedentes. A mi no me han recogido nada, no me han tomado muestras de ADN. Me llamó un día la guardia civil para ver si tenía fotos de los tatuajes. Les dije que no tenía fotos. No volvieron a llamarme”.
En medio de todo, Jorge, devastado, aún tendría que vivir lo peor, “el 8 de marzo falleció nuestra madre”. Héctor ya estaba desaparecido. Hizo correr la información en los suburbios donde encontró las pocas respuestas que halló de su hermano. “Llegué a hablar con dos de los yonkis de Tarragona y les dije: bueno, aquí tiene un dinero que cobrar, el de la herencia, para ver si de esa forma le hacían aparecer, pero ni con esas”.
Bloqueado, moral y físicamente, no descansa. “Estoy haciendo frente a su desaparición, al fallecimiento de mi madre…”. Jorge no se detiene, pero la mochila pesa.
Héctor Bernabeu, amante del surf, fotógrafo de excepción. A través de su objetivo ha cumplido más de un sueño. La lucha de Jorge no cesa, hasta saber qué ocurrió o si alguien le hizo algo a su hermano pequeño.