Ya casi nos hemos olvidado de que hace apenas un par de años vivíamos pendientes de los cierres perimetrales, de las colas en los comercios debido a la distancia social o tener que ir al gimnasio con la mascarilla.
Las restricciones impuestas por la pandemia fueron criticadas por muchos que no confiaban en su utilidad. Pero los científicos las señalaban como la única forma de evitar la transmisión masiva del SARS-CoV-2.
Y a pesar de las dudas que suscitaron tales medidas, una investigación multicéntrica española, liderada desde el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), aporta nuevos datos que confirman que el incremento en las restricciones impuestas para el control de la pandemia se asoció a una reducción importante en la transmisión de COVID-19 en España.
Las autoras, lideradas por la investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII Susana Monge, confirman que el uso de medidas preventivas y restricciones permitió reducir la transmisión del virus y la incidencia de la enfermedad.
Además, han sido capaces de establecer una estimación de hasta qué punto la intensidad de estas medidas define cuánto se redujo la transmisión. Así, los cálculos estadísticos que han llevado a cabo señalan que incrementar un 34% la intensidad de las medidas logró reducir la transmisión un 22% semanal.
Estos porcentajes se han estimado gracias a la aplicación de un índice que mide la intensidad de las medidas restringentes utilizadas de manera combinada, que representa la intensidad en una gradación del 0 y 1 analizando diferentes variables: la aplicación de las medidas en el día a día, los diferentes ámbitos de utilización y su uso por provincias.
Distancia social y limitación de aforos, las medidas más efectivas
El trabajo, publicado en la revista Frontiers in Public Health, recoge la información de todas las medidas de restricción impuestas en España desde el principio de la segunda ola en septiembre de 2020, hasta el fin del segundo estado de alarma en mayo de 2021, a nivel provincial e incluyendo también las medidas sobre los municipios.
Hablamos de cierre de actividades culturales y comerciales, limitaciones de aforo en lugares de interior (restaurantes, museos, lugares de culto, cines, bares, gimnasios, etc…), limitación de horarios, reducción del número de personas en las reuniones familiares, toques de queda o cierres perimetrales.
Pues bien, los resultados del estudio señalan como especialmente efectivas las medidas tomadas en distancia social y control de aforos de bares y restaurantes, sobre todo en interiores.
En cambio, el efecto es menos claro para otras medidas restrictivas, como las aplicadas en lugares de ocio, cultura y culto, celebraciones religiosas o zonas de práctica deportiva en interiores.
Las autoras destacan que hay que interpretar con prudencia el efecto obtenido con las medidas aplicadas en unos ámbitos frente a otros, ya que estas medidas se aplicaron en distintos ámbitos de manera simultánea, por lo general, lo que hace más complejo su análisis conjunto.
Una lección aprendida para el futuro
Además de analizar la relación entre la intensidad de las medidas y la incidencia de COVID-19, el equipo del proyecto ha puesto a disposición pública toda la información recogida en la web https://npispain.org/ “para estimular y facilitar la investigación de los efectos de las medidas de restricción y poder tener mayor conocimiento sobre su impacto, algo fundamental para enfrentar posibles situaciones similares en el futuro”, explican las autoras.
Porque con estudios como este no solo se confirma la eficacia de las diferentes medidas llevadas a cabo para contener la transmisión del coronavirus, sino que se pueden extraer conclusiones muy importantes para la realización de protocolos o directrices en el caso de que nos tuviéramos que enfrentar a un nuevo rebrote de la Covid-19 o el surgimiento de una nueva pandemia.
El estudio ha sido realizado por un equipo del ISCIII en colaboración con el Ministerio de Sanidad, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital y las Universidades de A Coruña, Cádiz y Complutense de Madrid.
Además, la investigación se ha llevado a cabo en coordinación con el Comité Español de Matemáticas (CEMat), que bajo la iniciativa de la Acción Matemática contra el Coronavirus ha tenido una estrecha colaboración con el Ministerio de Sanidad y el ISCIII durante la pandemia por COVID-19.