Determinar en qué momento apareció la vida en la Tierra supone un reto mayúsculo porque las rocas sedimentarias terrestres más antiguas no solo son infrecuentes, sino que además acostumbran estar alteradas por los procesos hidrotermales y tectónicos que ha sufrido Tierra a lo largo de su historia. Además, para cada tipo de fósil que existe, hay al menos un proceso no biológico que origina restos muy similares.
Por esa razón, los restos bien conservados de un ecosistema microbiano complejo presentes en una serie de rocas sedimentarias pueden resultar cruciales a la hora de entender el origen de la vida en la Tierra, pero el verdadero desafío es saber si esos restos son verdaderamente de procedencia biológica.
Hasta el momento, se considera que los más antiguos son los restos hallados en la formación Strelley Pool, en Australia occidental, que tienen unos 3.430 millones de años. Sin embargo, un nuevo estudio ha encontrado estructuras sedimentarias inducidas por actividad microbiana de 3.480 millones de años de antigüedad en la Formación Dresser, también en Australia occidental.
A fin de asegurar que estos restos son verdaderamente biológicos, se han empleado múltiples técnicas para examinar las microestructuras bidimensionales y tridimensionales presentes en las rocas sedimentarias de Dresser, como la microscopía óptica, la espectroscopía Raman, la microscopía electrónica de barrido o la espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS), entre otras.
Ninguna de estas técnicas analíticas de alta resolución revelaron microfósiles o materiales orgánicos, pero sí mostraron estructuras y características consistentes con un origen biológico. Es decir, que hay bastantes pruebas de que estamos ante la evidencia más antigua de vida en la Tierra.
Una guía para la búsqueda de vida en Marte
Cuando la Formación Dresser era una laguna poco profunda, el cráter Jezero en Marte probablemente era un entorno muy similar. Es decir, que entraría dentro de lo posible que la vida también estuviera apareciendo en Marte al mismo tiempo que en la Tierra, un período marciano conocido como Noeico. Este período se distingue de los períodos posteriores por altas tasas de impactos, erosión, formación de valles, actividad volcánica y meteorización de las rocas superficiales.
De este modo, si las nuevas herramientas analíticas permiten identificar vida fosilizada de una edad y un entorno similar al de Marte aquí en la Tierra, también se podría identificar correctamente el origen de tales fósiles en Marte. De ser así, el hallazgo sería la primera evidencia incontrovertible de vida extraterrestre.