Del Gobierno a cabeza de cartel electoral, la otra puerta giratoria

Suele decirse que estar al frente de un ministerio es casi la mayor aspiración en política. Lograrlo, además, no exige pasar por comicios; basta con contar con la confianza del presidente del Gobierno. Pero además, un ministerio garantiza a quien lo dirige visibilidad y reconocimiento, unas credenciales que pueden ser muy útiles al pasar por las urnas. Quizás por eso ya son catorce los ministros y ministras en democracia que han abandonado sus carteras para ser cabeza de cartel electoral: siete del PSOE, seis del PP y uno de Unidas Podemos. Las últimas han sido Reyes Maroto, titular de Industria, Comercio y Turismo, y Carolina Darias, de Sanidad. Ambas dejan el Ejecutivo para liderar las candidaturas municipales de Madrid y Las Palmas de Gran Canaria el próximo 28 de mayo. 

El primero fue Manuel Chaves, un ejemplo de que el camino, a veces, es de ida y vuelta. El socialista dejó el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en 1990 para liderar la candidatura del PSOE al Parlamento andaluz. Tras 19 años al frente de la Junta, José Luis Rodríguez Zapatero lo fichó como vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial. 

Después de Chaves, otros seis socialistas han usado la puerta giratoria que comunica el Consejo de Ministros con el primer puesto en las listas electorales. Hubo otro titular de Trabajo, Celestino Corbacho, que pasó del Gobierno a la candidatura catalana de 2010, pero en lugar de aspirar a presidir la Generalitat, fue número tres en la lista que encabezaba José Montilla, por lo que no se incluye en esta lista. Junto con la de Chaves, la de Montilla es de las pocas historias de éxito: fue candidato por primera vez en 2006 y, aunque no venció, lideró el tripartito que lo colocó en el Govern. Juan Fernando López Aguilar, ministro de Justicia con Zapatero, abandonó el Gobierno para ser candidato en las elecciones autonómicas de las Islas Canarias, pero no lo consiguió.

Sanidad es la cartera desde la que se han dado más saltos a las listas electorales

De los siete ministros del PSOE que se convirtieron en candidatos, cuatro pertenecen a la era de Pedro Sánchez. Las salidas de Maroto y Darias se suman a las que protagonizaron Salvador Illa en 2021 y Josep Borrell en 2019, aunque este último concurrió a los comicios europeos sin abandonar sus responsabilidades como titular de Exteriores en funciones y, aunque dio la victoria al PSOE, acabó por renunciar a su acta de europarlamentario.

Los seis del PP

En las filas populares son seis, cinco ministros y una ministra, los que dejaron sus carteras para encabezar listas europeas, autonómicas o municipales. Loyola de Palacio, en 1999, saltó desde Industria a liderar la candidatura popular a los comicios europeos, y Jaime Mayor Oreja, de Interior, lo intentó en las autonómicas vascas de 2001. También en 2003, José María Aznar colocó a Josep Piqué y Jaume Matas como cabezas de cartel para las autonómicas de Cataluña e Islas Baleares. Matas no era un desconocido en las islas: había presidido el Gobierno balear tras la dimisión de un compañero de partido y había sido candidato en 1999, siendo primera fuerza pero sin opciones de gobernar. Tras su paso por el ministerio de Medio Ambiente, le dió al PP en Baleares una mayoría absoluta.

Los otros dos ministros del PP son ya de la era de Mariano Rajoy. Primero Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura, y después Alfonso Alonso, de Sanidad, abandonaron sus responsabilidades de Gobierno para liderar candidaturas a las elecciones europeas de 2014 y las autonómicas vascas de 2016, respectivamente.  

Sanidad, el trampolín; Cataluña, comunidad de destino

Es Sanidad el ministerio que ha dado a luz a más titulares que interrumpen sus mandatos para ser cabeza de cartel electoral. Darias se suma ahora a Illa y Alonso, ambos también al frente de dicha cartera. Le siguen Industria, el ministerio que deja Maroto y que ya dejó Montilla, y Agricultura, del que salieron Loyola de Palacio y Arias Cañete.

Bruselas y Cataluña son los principales destinos. Tres de estos catorce ministros lideraron una lista para las elecciones europeas —Loyola de Palacio, Arias Cañete y Josep Borrell— y otros tres trataron de hacerse con el Govern de la Generalitat —Illa, Montilla y Piqué—. Cataluña es la comunidad autónoma que más veces ha tenido a un ministro recién salido del Gobierno como candidato a presidir el gobierno. Y le sigue el País Vasco, con Alonso y Mayor Oreja. 

La práctica de elaborar las listas electorales pescando en los consejos de ministros es habitual en todos los gobiernos, pero también se ha dado a la inversa. Mariano Rajoy fichó para su gabinete al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; y José Luis Rodríguez Zapatero se llevó al alcalde de Barcelona, Joan Clos, a Industria. Pedro Sánchez también ha tirado de agenda municipal para elaborar su gobierno: la ministra Isabel Rodríguez era alcaldesa de Puertollano, Diana Morant lo era de Gandía, y Raquel Sánchez, de Gavà.

Hay otros ejemplos, como los de Trinidad Jiménez o Miguel Sebastián, que fueron nombrados ministros después de haberlo intentado como candidatos a la alcaldía —de Madrid, en ambos casos—. 

Fuera de los dos grandes partidos hay un vicepresidente, Pablo Iglesias, que dejó sus responsabilidades para enfrentarse a la popular Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas de Madrid. El entonces líder de Unidos Podemos salió de la cartera de Derechos Sociales y Agenda 2030 para enfrentarse a unos comicios que acabaron en derrota y sellaron su salida de la primera línea de la política. 

Estar en el gabinete del presidente del Gobierno no es garantía de éxito. A falta de ver qué ocurre con Maroto y Darias, solo dos de los nueve ministros que se marcharon para intentar gobernar —y no a una candidatura europea— lo consiguieron: Matas y Montilla, y este último sin haber vencido en los comicios. 

 

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