Poco tiene que ver este Sevilla con lo aquel equipo desalmado visto en jornadas anteriores, pero el encomiable esfuerzo realizado a lo largo de los 90 minutos no impidió que la victoria se les escapase de las manos. El cuadro hispalense llegó a atesorar una ventaja de dos goles a pesar de jugar en inferioridad numérica durante gran parte del partido, pero el Celta invocó la heróica en los últimos minutos para rescatar un punto del Sánchez Pizjuán.
El cuadro hispalense empezó con mucha energía, pero esta fue frenada por un duro revés en forma de expulsión. Antes de alcanzar el ecuador de la primera parte, Pape Gueye se marchó a los vestuarios tras ver la segunda amarilla. Expulsión polémica, ya que Pizarro Gómez se tomó su tiempo para señalar la falta, pero no por ello injusta, ya que el senegalés pisó a Aspas antes de arrebatarle el esférico
Sin el motor hispalense sobre el césped, Mendilibar tuvo que cambiar radicalmente el planteamiento inicial. La premisa era minimizar daños, pero estuvo a punto de irse al traste cuando Loic Badé, con la voluntad de despejar un envío de los celtiñas, estuvo a punto de marcar en su propia portería. Por suerte, el central francés actuó con rapidez para enmendar su propio error.
Con clara inferioridad sobre el césped, el Sevilla se hizo fuerte desde la pizarra. Aprovechando el lanzamiento de un córner, En-Nesyri se hizo grande en el área pequeña para conectar un testarazo inapelable ante el que nada pudo hacer Iván Villar. Las hostilidades quedaron inauguradas al filo del descanso.
El Celta tenía que aprovechar los espacios que comenzaban a generarse con el paso de los minutos, por lo que Carvalhal dio entrada a toda su artillería. El primero en comparecer fue Paciencia, que apenas necesitó unos minutos sobre el césped para sacudir los cimientos del Sánchez Pizjuán con un remate que se estrelló contra la madera.
La entrada del portugués no fue suficiente, por lo que el técnico del Celta mostró su voluntad de ir a por el partido al llamar a Larsen, Óscar y Miguel Rodríguez. Pero el fútbol no es una ciencia exacta y, a pesar de la concentración de atacantes celestes, el siguiente gol llevó la firma de un defensa hispalense. Acuña se anticipó a Miguel Rodríguez en el centro del campo antes de conectar un zapatazo desde una distancia prohibitiva para la mayoría que acabó en el fondo de la red.
Pero el Celta no había dicho ni mucho menos su última palabra. En los últimos instantes del tiempo reglamentario, Miguel Rodríguez se encargó de avivar la llama de la esperanza con un disparo cruzado desde la frontal que se tradujo en su primer gol en la máxima categoría. Podría haber sido una noche agridulce para el canterano, pero Gonçalo Paciencia sobrevoló el área hispalense para conectar un testarazo que le convirtió en el héroe indiscutible de la noche. El Celta, que ya había bajado los brazos, terminó rescatanto un punto que sabe a gloria.