‘Grease: Rise of the Pink Ladies’ (SkyShowtime) es un revival de lo que ya era, en cierto modo, un revival: ‘Grease’, el musical de 1971 en el que Jim Jacobs y Warren Casey exploraban la cultura rock’n’roll de los cincuenta con un espíritu tan afectuoso como subversivo. Seis años después llegó la popular versión de cine, reestrenada en diversas ocasiones e imposible de quitar cada vez que reaparece en la tele. Siendo una marca tan popular, ¿por qué no ha tenido ‘Grease’ un puñado de secuelas y series? ¿Quizá por el fiasco comercial de ‘Grease 2’, que tampoco era tan horrible, como veremos después?
Annabel Oakes, guionista de ‘Atípico’ o ‘Minx’, ha asumido el desafío de extender el mito con ‘Rise of the Pink Ladies’, serie (musical y, además, casi sin parar) con la que volvemos al Instituto Rydell en 1954, cuatro años antes de la acción original. Es entonces cuando cuatro chicas marginadas deciden hacerse valer convirtiéndose en las Pink Ladies, esa mítica banda femenina que después compondrían Frenchy (Didi Conn), Jan (Jamie Donnelly), Marty (Dinah Manoff) y Rizzo (Stockard Channing).
Para la actriz, cantante y bailarina Marisa Davila, líder de las nuevas (o primeras) Pink Ladies, escuchar esos nombres supone una explosión de sentimientos. “Sobre todo, sentimiento de sororidad”, explica en entrevista con este diario. “Crecí viendo ‘Grease’ y quería formar parte de todo aquello, sobre todo esa banda de chicas. Nunca lo vi como un grupito, como una camarilla, sino como un entorno tolerante en el que las chicas podían reunirse para pasarlo bien”.
Reflejos de Danny y Sandy
En la serie conocemos primero a la Jane de Davila: una joven algo ‘nerd’ (es decir, un poco la Jan de antaño) que ha pasado el verano de su vida con el más popular Buddy (Jason Schmidt). Como el ‘greaser’ Danny (John Travolta) con Sandy (Olivia Newton-John), el atleta da esperanzas a la empollona, y como en el caso de aquellos, también cada uno acaba contando versiones diferentes de su relación, lo que deriva en una crisis de falsos rumores para Jane.
Observando en la cada vez menor distancia, otras tres chicas en busca de su lugar en el instituto: Olivia (Cheyenne Isabel Wells), algo introspectiva tras haberse convertido en comidilla de todos por su conexión romántica con un profesor (Chris McNally); Cynthia (Ari Notartomaso), una chica que se siente más cómoda entre chicos y quiere formar parte de los T-Birds, todavía por explotar del todo, por otro lado; y Nancy (Tricia Fukuhara), menos interesada en los chicos que en convertirse en diseñadora de moda en Nueva York.
La necesidad de la diversidad
A muchos alegrará y a algunos otros inquietará la diversidad de estas Pink Ladies en cuanto a identidades culturales y sexuales. Ari Notartomaso, que encarna a la ‘tomboy’ del grupo, contesta a los segundos: “Teníamos la oportunidad de tener un reparto diverso que representara a quienes no aparecían en las historias de los cincuenta. Esa gente existía, pero no aparecía en los medios. Nuestro Instituto Rydell se basa en un verdadero centro de California con la misma demografía [el Venice High School de Los Ángeles, donde se rodó ‘Grease’]”.
Durante la preparación de la serie, Annabel Oakes se hizo con un anuario de 1954 de dicho instituto y vio fotos de muchos estudiantes japoneses-estadounidenses, o Latinx, o negros. Relativas minorías que aparecían de forma más que fugaz en la película de 1978 y que ahora tienen la representación necesaria. Explica Cheyenne Isabel Wells, alias Olivia: “Cualquier chaval o chavala podrá identificarse con alguien. También gente más mayor que no se viera antes a sí misma se podrá encontrar ahora. Es de lo que más orgullosa me siento. Aunque, bueno, la música es increíble”.
31 canciones
El inmenso repertorio, de treinta y una canciones, ha sido compuesto y producido en su mayor parte por Justin Tranter, conocido ‘hitmaker’ al que debemos perlas de Justin Bieber (‘Sorry’) o Selena Gomez (‘Lose you to love me’), entre muchos otros. Uno de los ‘hits’ de la serie es ‘World without boys’, que viene con ingenioso numero musical incorporado. “Todo un desafío para ser el primero que lideraba”, cuenta Tricia Fukuhara. “Tenía que bailar y cantar hacia delante y hacia atrás, lo que resultaba muy interesante, pero también complicado. Todavía recuerdo cuando, después de aprenderme la coreografía, me dijeron que quizá debería hacerla también al revés”.
Pero cualquier esfuerzo es poco por mantener vivo el mito de ‘Grease’, e incluimos en ese mito la secuela de 1982 dirigida por Patricia Birch, coreógrafa de la peli original. Maxwell Caulfield (el futuro playboy televisivo Miles Colby) y Michelle Pfeiffer (en su primer papel protagonista) lideraron un ‘trip’ surrealista difícil de olvidar. (Marisa): “Es espectacular. Las canciones son realmente retorcidas. Personalmente, me encanta la escena de la bolera [con ‘Score tonight’]. Tricia se queda con ‘Reproduction’, lección de biología bastante calenturienta, y nos confiesa su conexión personal con esa secuela: “Participé en el montaje de un musical con Adrian Zmed, que hacía de Johnny Nogerelli en la película. Recuerdo estar en el backstage con el resto de niños y pedirle todo el tiempo que nos hiciera el momento del cigarrillo. ‘¿Cómo lo hacías, Adrian? ¿Cómo te escondías el cigarrillo encendido en la boca?’ ¡Y él nos hacía el truco!”.