Nico Rosberg, el espejo al que se debe mirar Checo Pérez

Lewis Hamilton tiene siete títulos de campeón de Fórmula 1, pero perfectamente podría contar con 10 en su palmarés. El británico perdió en la última carrera tres de ellos: el de 2007, el de 2016 y el de 2021. En el primero, su inexperiencia le jugó una mala pasada ante Kimi Raikkonen, centrando todos sus esfuerzos en anular a Fernando Alonso en un Gran Premio de Brasil memorable.

El más reciente lo perdió por una decisión de Michael Massi -a quien le costó el puesto posteriormente como director de carreras de F1- después de verse rebasado en la última vuelta de la temporada por Max Verstappen. Ambos casos podrían haber sido fruto de la mala suerte, pero existe uno que siempre ha sido motivo de discusión entre sus fans más acérrimos. ¿Cómo diablos le ganó Nico Rosberg el Mundial de 2016?

El alemán, hijo de otro campeón del mundo como Keke, fue el más listo de la clase robándole la cartera a un Hamilton que estuvo muy despistado al inicio de la temporada. Pese a que Nico tenía menos talento que Lewis como habían demostrado los Mundiales ganados en 2014 y 2015, el teutón era un viejo zorro que además hacía de equilibrista dentro de la escudería.

Mercedes, en cierta medida, le debía moralmente a Rosberg un Mundial al haber estado junto a Michael Schumacher en los años oscuros de la marca previo a la era híbrida, desarrollando un coche que ha sido dominador de la categoría durante ocho años. Hamilton, como dice el refrán, llegó con la mesa puesta en 2014 ganando el campeonato de calle.

Rosberg fue dos veces subcampeón a la sombra de un Hamilton que directamente le apalizó en la clasificación mundial de 2015 -sacándole la friolera de 59 puntos-. Quizá ese paseo militar hizo relajarse al británico al inicio de 2016, registrando unas terribles consecuencias para sus intereses.

Nico ganó las cuatro primeras carreras sacando un buen puñado de puntos a Lewis. El británico se puso las pilas en la quinta carrera y reclamó su estatus de líder del equipo, algo que Rosberg no le puso nada fácil. Ambos chocaron en el Gran Premio de España, provocando un ridículo todavía recordado dentro de la escudería Mercedes y suponiendo el inicio de una guerra sin cuartel.

Reacción tardía

Hamilton se puso en modo martillo, ganando seis de las siguientes siete carreras recuperando el liderato frente a un Rosberg que estaba concentrado en puntuar y no sumar ningún cero. El británico, sin embargo, veía como su compañero no bajaba el pistón en ningún momento aprovechando cualquier mínimo error para ganar. Para colmo de males para Lewis, su motor Mercedes salía ardiendo en el Gran Premio de Malasia, dejando a Rosberg dependiendo de sí mismo para ser campeón.

Nico sólo tenía que asegurarse terminar segundo en las cuatro carreras de campeonato que restaban y daba ya igual el resultado que hiciese un Hamilton obligado a ganar. Lewis cumplió con su parte, pero Rosberg también lo hizo ganando un Mundial no exento de polémica porque las llamadas ‘órdenes de equipo’ no se aplicaron estrictamente dentro de Mercedes. Ya saben, a veces también cuenta el pasaporte y el de Rosberg era alemán dentro de un equipo totalmente germano.

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Justo cuando se confirmó que era campeón, y con apenas 31 años, Rosberg anunciaba su retirada de la Fórmula 1. Así dejó a Hamilton sin una oportunidad de revancha del título que más le ha dolido. El alemán supo maximizar sus opciones ante un líder que se relajó ante su enorme superioridad anterior frente a su compañero.

Red Bull arde

La situación que viven Max Verstappen y Checo Pérez en la actualidad trae ciertos paralelismos con ese campeonato de 2016. Los dos, ahora declarados públicamente enemigos, se han repartido los triunfos en lo que va de temporada, con el mexicano mostrando una versión agresiva no vista hasta la fecha. Las radios del Gran Premio de Arabia Saudí así lo atestiguan.

Checo sabe que deberá estar todos los fines de semana en los puestos cabeceros y esperar los errores de un Verstappen, que parece haber aprendido la lección que vivió Hamilton en su día. El holandés, pese a todos los favores que le ha hecho su compañero en el pasado, no está dispuesto a regalarle nada en esta temporada en la que todo apunta a un mano a mano entre los Red Bull… con permiso de Fernando Alonso.

 

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