Álex Márquez: “Ver jugar a Messi te contagia buen rollo”

“¡Buah!, de verdad, ver jugar a Leo Messi te contagia buen rollo. Es un placer volver a verle jugar en directo. El fútbol, en serio, es muy diferente cuando ves jugar a Leo”, dice Álex Márquez, piloto del equipo Gresini Racing MotoGP, que, camino del circuito de Termas de Río Hondo, donde mañana arrancará el Gran Premio de Argentina, tuvo la oportunidad ayer de acudir como invitado al partido amistoso Argentina-Curazao (7-0) en el que la estrella, ahora, del PSG marcó tres goles e hizo disfrutar con otra fiesta mundialista a la afición argentina, que sigue volviéndose loca con sus selección.

“La verdad es que el partido fue, eso, una auténtica fiesta. Y no solo por la goleada, no solo porque hubo un ambiente precioso, muy familiar, no solo porque ya era la campeona del mundo, porque el rival era fácil sino porque desde Leo hasta el último reserva de la albicelestes decidieron pasárselo bien y dedicarle el espectáculo futbolístico a su afición”, comenta el ‘hermanísimo’, que lo primero que hizo, al llegar al estadio Madre de Ciudades, fue pasarle la foto que ilustra este texto a Marc, que se recupera, en Madrid, de la fractura de su dedo pulgar derecho, que le impedirá estar en el trazado de Termas de Río Hondo.

Vuelve el bicampeón

Álex, tal y como se anunció nada más saberse que cambiaría su complicada Honda RC213V por la campeona Ducati ‘Desmosedici’, se ha convertido ¡ya!, en tan solo un fin de semana, en uno de los pilotos revelaciones del campeonato. Uno de los pocos bicampeones que hay en la parrilla de MotoGP considera que “pilotar la Ducati del ‘team’ Gresini es otra historia, pues es una moto fácil, potente, aerodinámicamente muy avanzada y, sobre todo, una moto que le ofrece al piloto un montón de armas y herramientas para poder competir al más alto nivel. Pilotar la Honda era muy sorprendente, casi una locura pues nunca sabías cómo iba a reaccionar en la pista, mientras que esta Ducati te permite defenderte tanto en las rectas como a lo largo de todo el trazado”.

Álex Márquez, en el estadio de Santiago del Estero. |

El pequeño de los Márquez, de 26 años, tuvo una actuaciones primorosa, el pasado domingo, en Portimao (Portugal) donde acabó quinto (“perdí el cuarto puesto en la última curva de la carrera, pues Zarco estuvo muy vivo y metió su Ducati con gran determinación”) y demostró que, en efecto, este año puede ser un candidato al podio y por qué no a la victoria cada fin de semana.

“Veamos, no quiero hacer pronósticos ni construir sueños precipitadamente”, comenta Márquez, ya instalado en Termas. “Pero es evidente que este año debo demostrar que no se me ha olvidado pilotar. Tengo una gran moto, cierto, del 2022, pero tremendamente competitiva y estoy en el mejor equipo que puedo estar, pues la estructura de Fausto Gresini es perfecta, inmaculada. Así que lo que debo hacer es fijarme en los pilotos de Ducati, especialmente, claro, en ‘Pecco’ Bagnaia, el campeón e ir evolucionando mi estilo de pilotaje, mi comportamiento, en la pista de los vicios de Honda a la eficacia con la Ducati, especialmente en las curvas”.

“La Ducati no tiene nada que ver con la Honda. La Ducati te hace disfrutar y te ofrece armas suficientes para competir contra todos”

Márquez, que lamenta el accidente de Marc con Miguel Oliveira “pues es lo que tiene la MotoGP actual, que con tanta aerodinámica, en cuanto se te descontrola no es fácil rectificar”), cree que debe de ir con mimo en estas cuatro primeras carreras. “Portimao, Termas, Austin y Jerez son cuatro circuitos que no tienen nada que ver y, por tanto, hay que ser especial en cada uno de esos trazados. No sé, Portimao tiene mucho agarre y tienes que disfrutar al pilotar, Termas no tiene nada de agarre, Austin es una gozada por su amplitud y Jerez es la bomba, es casa y, por tanto, todo debe medirse mucho”.

El pequeño de los Márquez, que, sí, se ve esta año subiéndose al podio y hasta ganando carreras (“aunque, para ganar, debe cuadrarse todo, todo, en una misma mañana”), se despide admirado “por la manera que tiene Leo (Messi) de hacer fácil lo que para los demás es complicadísimo. Pero una cosa sigue siendo admirable en él y, la verdad, algo que contagia tremendamente a los espectadores: cuando él coge el balón se para el mundo, sabes que algo grande va a ocurrir. Tiene el don de los grandes, de los monstruos, sí”.

 

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