Los evacuados por el incendio de Castellón: “Tememos no poder volver a nuestros hogares hasta dentro de 4 o 5 días”

Este miércoles los vecinos del Alto Mijares desalojados a causa del voraz incendio forestal cumplirán siete noches lejos de sus casas y, pese al tiempo transcurrido, temen todavía no poder regresar a sus hogares «en cuatro ó cinco días más». Y es que, entre Segorbe, Navajas y Onda, hay repartidas casi 200 personas desplazadas de las 1.700 desalojadas –la mayoría de ellas deciden pernoctar con familiares o en segundas residencias–.

«Pasan los días y, aunque intentamos ser optimistas, no vemos volver a nadie a su pueblo. Más bien hemos visto la llegada de nuevas víctimas, como las de PavíasHigueras y Torralba», señalan los afectados desde el pabellón municipal de Segorbe, donde la Cruz Roja atiende a diario a unas 80 personas que duermen en el seminario de la localidad. 

Y es que la fuerza del fuego y el riesgo activo para los vecinos no dejan pensar, por el momento, en el regreso. La seguridad de las personas es lo primero y, por ello, ni siquiera las autoridades se atreven a dar plazos después de que el incendio se desbocara por completo el lunes por la tarde en un flanco inesperado, con las llamas amenazando seriamente el casco urbano de Montán.

No queda, por tanto, más remedio que esperar. Como dice el proverbio persa, la paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces y armarse de paciencia parece la única opción.

“Salí con lo puesto tras más de 60 años en Higueras”

José Gómez, de 81 años, es uno de los últimos vecinos desalojados por el incendio del Alto Mijares. Este lunes dejó su vivienda de Higueras tras más de 60 años viviendo en la localidad. «Salí con lo puesto. Solo me dio tiempo de coger el coche y voy con la misma ropa que llevaba», explica a este diario este vecino desde el pabellón multiusos de Segorbe, a donde fue trasladado. Aunque nacido en Barcelona, José ya es más castellonense que Catalán. Viudo desde hace unos años, teme lo que pueda ocurrirle a su hogar. «Estoy más allá que aquí», admite emocionado, tras una primera noche muy complicada lejos de su casa. «A las 4.30 de la madrugada ya me he levantado porque no podía dormir. No tenemos casi información y es duro», admite.

“El fuego se ha quedado a solo tres metros de mi casa”

Mari Montaraz, de 61 años, trabaja en el bar de Puebla de Arenoso. Cuando la Guardia Civil les dijo que debían abandonar la localidad lo dejó todo «empantanado». Después de la evacuación ha sido una de las personas que ha podido regresar momentáneamente a su vivienda y, en su caso, fue para dar de comer a su perro, que se había quedado en el inmueble tras el desalojo de todos los vecinos. Encontró al animal «muy contento» por volver a verla. «Pude regresar acompañada por la Guardia Civil y vi que el fuego se había quedado a solo tres metros de mi casa», cuenta, aún impactada. De este modo, su mascota pudo constatar que su dueña no lo había, ni mucho menos, abandonado por voluntad propia. Todo lo contrario, fue por causa de fuerza mayor.

“Mis dos pueblos están amenazados por el fuego”

Con el corazón partido. A Agustina Tamborero, de 74 años, este incendio forestal del Alto Mijares le toca por partida doble y es que nació en Villanueva de Viver, la localidad donde se originaron las llamas; y vive en Puebla de Arenoso, el municipio del que es oriundo su marido. «No tenemos claro cuándo podremos volver. Quizás estemos aquí dos o tres días más porque las últimas noticias y desalojos –los de Pavías, Higueras y Torrabla– no invitan a la esperanza a corto plazo», comenta esta vecina. «Los que han podido entrar en los pueblos para atender a animales lo han encontrado mejor de lo que pensaban. El entorno está muy dañado, pero al menos eñl fuego no ha llegado a las casas y eso, tal y como están las cosas, ya es una suerte», señala.

“Me fui a Madrid con unos familiares los primeros días”

Cuando la obligaron a dejar Montanejos, Roxana Vidaure, de 48 años, decidió marcharse a Madrid, donde unos familiares le ofrecieron quedarse. Allí ha permanecido durante los tres primeros días de esta emergencia natural. Sin embargo, debido a una cita médica de su hija, ayer tuvo que regresar a la provincia, donde ahora hace frente a la realidad del fuego forestal del Alto Mijares. Esta inmigrante llegó procedente de Bolivia en busca de una nueva vida y reside en Castellón desde hace ya once años. Con semblante serio, reconoce que la situación da «miedo» y confía en que la extinción de las llamas llegue cuanto antes. Al igual que el resto de desplazados, agradece los cuidados y la comida que les ofrecen en el pabellón de Segorbe.

 

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