Parece que la palabra OVNI se ha pasado de moda. Los Objetos Volantes No Identificados (UFO por sus siglas en inglés), parecen evocar a un pasado más cercano al cine de ciencia ficción que a las investigaciones serias sobre.
Quizá por eso la NASA ha creado un equipo de expertos dedicado a investigar los Fenómenos Aéreos No identificados (FANI), el nuevo acrónimo utilizado la agencia estadounidense para denominar los avistamientos aéreos inexplicables, ya sean aviones o fenómenos naturales, y para los que las autoridades de defensa no han encontrado una explicación convincente.
9 meses estudiando fenómenos extraños
La nueva investigación independiente, que se espera dure 9 meses, sentará las bases para futuros estudios sobre este fenómeno y elaborará una hora de ruta para el posible análisis de datos en el futuro. Eso sí, para evitar elucubraciones, la agencia espacial únicamente se basará en datos desclasificados sobre avistamientos extraños difundidos por las autoridades oficiales, como el documento desclasificado por el Departamento de Defensa el año pasado en el que se afirmaba que no existía una explicación razonable al avistamiento de 120 objetos voladores identificados entre los años 2004 y 2021. “Algunos FANI parecían permanecer inmóviles en los vientos de altura, moverse contra el viento, maniobrar bruscamente, o moverse a una velocidad considerable, sin medios discernibles de propulsión”, puede leerse en el informe desclasificado.
“Explorar lo desconocido en el espacio y en la atmósfera es la esencia de lo que somos en la NASA”, dijo Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington. “La comprensión de los datos que tenemos en torno a los fenómenos aéreos no identificados es fundamental para ayudarnos a sacar conclusiones científicas sobre lo que está sucediendo en nuestros cielos. Los datos son el lenguaje de los científicos y hacen que lo inexplicable sea explicable”, concluyó.
Seguridad aeroespacial
Según explican desde la agencia espacial estadounidense, los fenómenos aéreos no identificados no solo son relevantes para la seguridad nacional, sino también para la seguridad aeroespacial, por lo que el acceso a datos desclasificados e informes sobre la materia podría ayudar a mejorar la seguridad de las aeronaves encargadas de futuras misiones espaciales. Según fuentes institucionales, la investigación estará liderada por el propio Daniel Evans, administrador adjunto de la NASA, quien dirigirá un equipo formado por 16 personas, entre científicos y expertos, entre los que se incluye el astronauta estadounidense Scott Kelly y la periodista Nadia Drake, colaboradora habitual de National Geographic.
El equipo de investigación estará formado por 16 especialistas entre los que se incluyen científicos, expertos e incluso una periodista.
“La NASA ha reunido a algunos de los principales científicos del mundo, profesionales de los datos y la inteligencia artificial, expertos en seguridad aeroespacial, todos con un encargo específico, que es decirnos cómo aplicar todo el enfoque de la ciencia y los datos relativos a fenómenos no identificados”, aseguró Evans en un comunicado de la agencia espacial en el que se especifica que las conclusiones serán publicados a mediados de 2023″.
El nuevo grupo no buscará necesariamente determinar exactamente qué son los fenómenos aéreos no identificados que se han visto moverse a través del espacio aéreo militar restringido durante las últimas décadas. Más bien, el equipo intentará encontrar la mejor maneera de abordar un estudio más profundo del fenómeno.
Búsqueda de vida inteligente
Las investigaciones sobre este tipo de fenómenos no identificados no implica necesariamente la constatación de la existencia de vida extraterrestre inteligente, aunque hace tiempo que la NASA viene llevando a cabo distintos estudios relacionados con este ámbito. Además de las misiones destinadas a la búsqueda de vida en exoplanetas parecidos a la Tierra, la agencia espacial lleva años recabando información sobre las señales recibidas en la red de radiotelescopios espaciales, entre ellos el del Laboratorio de Propulsión a Chorro, donde en 2020 un equipo de científicos intentaban dar una explicación a una extraña señal recibida con un patrón cíclico.
Historias que harán las delicias de los amantes de la ciencia ficción, pero que en la mayoría de los casos no arrojan conclusiones rompedoras. Lo cierto es que hasta ahora no se han detectado indicios de la existencia de civilizaciones inteligentes, lo que da lugar a repetirse la eterna pregunta: ¿estamos solos en el universo?
Para responder a esta pregunta es necesario remontarse a la teoría del físico Enrico Fermi, quien en la década de 1950 formuló una paradoja todavía vigente en nuestros días: Si existen tantas probabilidades de encontrar vida extraterrestre, ¿por qué hasta ahora no hemos encontrado ninguna pista de ellas? Algunos expertos, como el astrónomo británico Eamonn Kerins, de la Universidad de Manchester, planteaba hace unos años una hipótesis sugerente: es probable que estemos buscando mal. O quizá, como admitió el mismo experto, es probable que no les interesemos demasiado. Una hipótesis que cobra fuerza en las conclusiones de un estudio publicado recientemente, en el que se asegura que es posible que nuestra estrella no sea del agrado de las civilizaciones extraterrestres, que podrían estar interesadas en sistemas estelares más longevos. Seguiremos pendientes de las señales del cielo.