La velocidad de los automóviles y motocicletas sigue siendo una de las mayores de causas de siniestralidad vial y una de las grandes preocupaciones de la población y la Dirección General de Tráfico. Circular por encima de los límites de velocidad puede empeorar cualquier mala circunstancia en carretera.
Para que los ciudadanos cumplan con los límites de velocidad, la DGT dispone de diferentes sistemas de disuasión, que por otro lado, te multarán si cometes alguna infracción. Los más conocidos entre los ciudadanos son los radares de velocidad, que existen de posición fija o móviles en la carretera. Estos aparatos sirven para medir la velocidad de los vehículos que están en circulación y capturan una fotografía si rebasas los límites de velocidad.
Con el tiempo, estos dispositivos han ido evolucionando hasta los últimos conocidos como radares cascada. Estos aparatos funcionan como una combinación de radares fijo y móvil. Primero se estable en un tramo de la carretera un radar móvil y poco después, uno fijo. De esta manera se logra el efecto “casada” y detecta cuando el conductor empieza a frenar, registrando la velocidad real de circulación.