La moción de censura evidencia la entente entre Vox y el PP

La segunda moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez acabó este miércoles igual que la primera que presentó en 2020: en fracaso. El candidato a la presidencia del Gobierno, Ramón Tamames, solo consiguió ser respaldado por los 52 votos del partido de ultraderecha y Pablo Cambronero, que ganó el escaño con Ciudadanos, pero ahora se encuentra próximo a PP y Vox. Se abstuvieron 91 parlamentarios (los del PP y sus aliados de Foro Asturias y Navarra Suma) y votaron en contra 201, con los del PSOE y Unidas Podemos encabezando el bloque de investidura.

Aunque se sabía cómo acabaría el debate, el día y medio que ha durado ha permitido dejar claras algunas realidades que a veces la actualidad y el ruido políticos desdibujan. Primero, que el bloque de investidura sigue ahí y esta moción lo ha reavivado tras semanas de duros choques. Y, segundo, que el PP necesita a Vox y no puede enfadarlo (como sí hizo Pablo Casado en 2020 con su ‘no’), porque en dos meses se celebran las elecciones municipales y autonómicas y puede requerir el apoyo de los de Santiago Abascal para mantener y reconquistar gobiernos.

El silencio de Alberto Núñez Feijóo estos últimos días, sin canutazos ni ruedas de prensa en los que tener que responder a los periodistas, ponen de relieve su incomodidad con la abstención ante el partido de ultraderecha, un sacrilegio para algunos de los partidos conservadores a los que verá este jueves en Bruselas en una reunión del Partido Popular Europeo (PPE). En Francia y Alemania durante décadas se ha aislado a la extrema derecha para intentar ahogar su crecimiento.

Feijóo, con escaño en el Senado, descartó acercarse al Congreso de los Diputados estos días para restar importancia a la moción de censura y, este miércoles, a primera hora de la tarde, voló hacia la capital belga para reunirse con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La argumentación de Gamarra

La portavoz del grupo parlamentario del PP, Cuca Gamarra, fue la encargada de tomar la palabra por su partido e hizo uno de los discursos más robustos desde que ocupa ese cargo, según sus compañeros de filas. Gamarra intentó argumentar la abstención: “No vamos a votar a favor de esta moción por respeto a los españoles, y no vamos a votar en contra por respeto a usted, señor Tamames”, le dijo al economista. Las palabras sonaron bien, pero Gamarra obvió el dato: Feijóo anunció ya que tenía pensado abstenerse ante la moción de Vox el 13 de diciembre, más de dos meses antes de que se supiera que Tamames sería el candidato. La abstención del PP es estratégica y nada tiene que ver con el “respeto” al profesor Tamames.

Los populares confían en que el votante de derechas se haya sentido “incómodo” con el debate. Vox ha presentado, recuerdan, a un “verso libre” que coincide solo en parte con el ideario de Vox. “Eso no es de ser un partido serio“, decía estos días atrás un barón autonómico.

Tamames dejó en su segunda jornada en el Congreso algunas frases para la posteridad, como cuando, defendiéndose de los reproches hacia Vox por no firmar el Pacto contra la Violencia de Género, acusó al Gobierno central de usar a las mujeres “como si fueran una moneda de cambio”. En ese momento, Tamames señaló hacia una escultura del hemiciclo que representa a Isabel la Católica y soltó: “Para mujeres ahí tenemos a una, Isabel la Católica, que ya en el siglo XVI tenía más poder que el propio Rey”. Solo se llevó aplausos de los diputados de Vox. Tampoco estuvo acertado Abascal que, buscando defenderse de la misma acusación, aseguró que él necesita a “todas las mujeres” que le rodean en su vida. Mencionó a su abuela, su madre y hasta a su mujer, de la que dijo solo una cosa: “Es la que manda en casa”.

Un “repaso” portavoz a portavoz

El portavoz del PSOE, Patxi López, encontró la réplica rápidamente: “Deben querer mucho a las mujeres libres, pero han votado en contra de todos y cada uno de los avances que les han permitido la libertad”. López fue el primero que recibió las collejas dialécticas que el economista soltó en el “repaso” que hizo a todos los portavoces de los grupos parlamentarios que habían hecho uso de la palabra entre el martes y el miércoles. El candidato de Vox les afeó que conviertan las sesiones parlamentarias en “mítines” y les recomendó que tomen “cápsulas de cafinitrina” para evitar que les dé un infarto.

A juicio de Tamames, el Gobierno tiene el “virus” del “síndrome de la Moncloa” y Sánchez se piensa que lo está haciendo “muy bien”, aunque había dejado sin responder, apuntó, muchas de las cuestiones que le planteó. En concreto recordó que no aclaró su cambio de posición ante el Sáhara y por qué no se ha votado en el Congreso el envío de armas a Ucrania.

El padre de Errejón

A Gamarra (PP) le agradeció sus palabras de “afecto”, aunque le reprochó que no apoyaran la moción para presionar con el adelanto de las elecciones generales, el principal objetivo de este debate, supuestamente. Con Aitor Esteban (PNV) se desató un breve cara a cara sobre el régimen foral de Euskadi. Tamames le dijo que están “en el mejor de los mundos posibles” y espera que se sume a la vía del autonomismo.

El profesor dijo que había encontrado “puntos de interés” hasta con las portavoces de la CUP (Mireia Vehí) y EH Bildu (Mertxe Aizpurua), aunque no coincida, subrayó, con ellas por “razones obvias del separatismo”. A Joan Baldoví (Compromís) le lanzó que “no por hablar alto se tiene razón” y a Íñigo Errejón (Más País) le mostró su sorpresa por no haber entrado aún en “una fase de mayor racionalidad”. “Tiempo tiene porque es muy joven”, continuó. Míriam Nogueras (Junts), en su opinión, “no está en la línea de lo que es el futuro”. “Tiene un futuro que no es el de Waterloo, fue una derrota para Napoleón y va a ser una derrota para quien habita ese palacio bruselense”, auguró en referencia a Carles Puigdemont.

Sánchez, que se ausentó del Congreso la tarde del martes, estuvo desde primera hora del miércoles en el hemiciclo y pidió la palabra para cerrar la sesión antes de la votación. “No estamos sumidos en el apocalipsis que describe la derecha y la ultraderecha”, proclamó. El jefe del Ejecutivo, como hizo la víspera, hizo pocas menciones a Tamames y se centró en Vox y el PP. Sánchez avisó de que un posible Gobierno entre Feijóo y Abascal supondría el “desgarro” social y territorial de España. La moción de censura ha supuesto el primer mitin de la larga campaña de las generales que nos espera.

 

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