El actual propietario del Chelsea, Todd Boehly, compró el club inglés el verano pasado por 4.250 millones de libras esterlinas. El máximo dirigente estadunidense está obstinado en controlar absolutamente todos los detalles de la entidad y desde su llegada ha llevado a cabo una importante reestructuración del personal.
Boehly está tan empeñado en controlar absolutamente todo, que incluso sus decisiones han llegado al equipo de mantenimiento del estadio Stamford Brigde.
Concretamente, el propietario ‘blue’ ha despedido al jardinero principal, Jason Griffin, que llevaba en el club desde 2003 y a su hijo y asistente, que se había incorporado al Chelsea en 2013.
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Ambos componentes del personal inglés eran muy queridos dentro del club y, hasta ahora, eran los encargados de que los terrenos de juego de Stamford Bridge, el campo de entrenamiento Cobham del Chelsea y Kingsmeadow estuvieran en un perfecto estado.
Parece que en el Chelsea nadie está a salvo, ya que los malos resultados deportivos del equipo y la escasa paciencia del propietario ‘blue’ están llevando a la entidad a una situación de inestabilidad.
