La Volta sitúa a Catalunya en el centro del ciclismo internacional

La Volta se viste a partir de este lunes con un ‘maillot’ de escalador. Pero con montañas de verdad, las de toda la vida, alejadas de los repechos, muros o subidas casi reservadas a cabras montesas que tanto entusiasman en estos tiempos modernos de ciclismo y que han decidido las clasificaciones generales de carreras como la Tirreno-Adriático, la Vuelta a Andalucía o el Gran Camiño.

La ronda catalana, la tercera carrera por etapas más antigua del planeta creada en 1911, ocho años después de nacer el Tour y dos primaveras más joven que el Giro, se ha puesto por fin esa careta escaladora que, en parte, había abandonado estas últimas ediciones en las que siempre el guion era el mismo: dos etapas pirenaicas a mitad de semana y luego tres más o menos sencillas hasta llegar a Montjuïc para finiquitar el recorrido y proclamar al vencedor. “Teníamos la oferta para ir a las Terres de l’Ebre y quisimos que la visita fuera con una subida a Lo Port, cerca de Tortosa, sin penalizar a los Pirineos. Por eso, este año hay tres llegadas en alto”, cuenta Rubèn Peris, máximo responsable de una carrera que forma parte del menú de competición apadrinado, precisamente, por la organización del Tour.

En efecto, Vallter 2.000, La Molina y Lo Port, el viernes de Volta, serán etapas de viva montaña donde los escaladores tendrán terreno para desatascar los músculos, más allá de subir retorciéndose por calles de pueblos empinadas y muchas veces adoquinadas. “Como presidente de la Volta no me atrevo a enumerar a una de las tres como la etapa reina de la carrera”, añade Peris. Sin embargo, Lo Port de Tortosa por ser el último y el más empinado de los tres montes se lleva el premio y la medalla como etapa reina de la edición 2023 de la ronda catalana.

Y, de nuevo, la prueba ha sido agraciada con una participación lujosa encabezada por el campeón del mundo, Remco Evenepoel, vencedor también de la Vuelta 2022, y que se resiste esta temporada a enfrentarse cara a cara con Tadej Pogacar, ausente de la carrera, pero con su afán de conocer año a año nuevas carreras -e incorporarlas a su botín- tiene muchos números para visitar Catalunya el año que viene.

En cambio, sí estará Primoz Roglic, en su segunda ronda por etapas del año, quien llega a Catalunya después de ganar una Tirreno-Adriático con poca montaña de verdad y muchos muros en el escenario. Precisamente, la falta de subida real impidió rendir más allá de un séptimo puesto a Mikel Landa, en una forma exquisita en lo que se lleva de año, en una temporada donde el ciclista alavés vuelve a poner su mirada y su diana en destacar en la clasificación general del Tour.

Será Catalunya también el territorio escogido por Egan Bernal para afrontar su primera carrera por etapas World Tour (la máxima categoría del ciclismo) después del grave accidente, que casi le costó la vida, en febrero del año pasado. Si viene a Catalunya, afirman en Colombia, es porque está bien y motivado para dar pelea, en un Ineos que enrola en la Volta a Geraint Thomas, vencedor del Tour 2018.

Así las cosas, con llegada también a Sant Feliu de Guíxols (media montaña), Sabadell (esprint masivo a la vista) y Molins de Rei (donde su alcalde, Xavi Paz, cicloturista de afición, ha montado una tremenda ‘encerrona’ a kilómetro de la meta) acompañan a Vallter 2.000, La Molina, Lo Port y Barcelona durante una semana en la que la Volta y Catalunya se convertirán en el centro del planeta ciclista gracias a una retransmisión televisiva (Teledeporte, Eurosport y Esport3) que llegará a 190 países.

 

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