El Real Oviedo logró en Butarque tres puntos importantes en su lucha por la salvación (0-1) ante un Leganés sumido en la autodestrucción, obligado a mejorar mucho su imagen si no quiere verse metido en problemas al final de la temporada.
Llegaban a la cita ambos conjuntos en mala racha, y lo visto en la primera parte sirvió para explicar el porqué. Faltos de confianza unos y otros, con más miedo a fallar que voluntad de arriesgar, ofrecieron un espectáculo plano y carente de sobresaltos hasta la cercanía del descanso.
Solo Miramón, que hace de la entrega costumbre y eso le ha convertido en uno de los jugadores más destacados de los locales en lo que va de curso, parecía enchufado. Suyas fueron las dos ocasiones más claras hasta el minuto 40, un disparo desviado por la defensa y otro atrapado por el portero.
A falta de cinco minutos para el intermedio, parecieron entrarle a los dos las prisas. Los visitantes, que únicamente habían avisado con cierta intención en un gol anulado a Borja Bastón por fuera de juego, vieron cómo Undabarrena sacó sobre la línea de gol un golpeo de Borja Sánchez.
Enseguida, la réplica con un cabezazo de Juan Muñoz a la salida de un córner que se estrelló contra el poste y otro intento más de Miramón desviado por Braat.
Tras el descanso, el enfrentamiento tuvo que detenerse dos veces en el cuarto de hora inicial, la primera por un cambio de botas del arquero Braat y la segunda para atender a un aficionado en la grada. Se reanudó el fútbol tras ese segundo incidente y Borja Sánchez disparó alto pese a que estaba en buena posición para acertar tras un saque de esquina.
Después volvió el espesor durante algunos minutos, roto por un impacto de Viti que tocó Shibasaki y rozó un palo. Fueron brotes verdes de un cuadro asturiano que, ante la pasividad del contrincante, se animó a buscar algo más que un punto. Y ese pequeño esfuerzo tuvo premio cuando Luismi cabeceó a la red desde el punto de penalti un buen centro de Lucas.
La diana, ante un equipo que encadenaba cuatro partidos sin marcar y al que la grada le cantaba “queremos un tiro a puerta”, fue oro molido. De ahí al final, la misma falta de inspiración en los dos bandos que caracterizó la mayor parte del choque para desilusión de unos seguidores locales que solo han visto a los suyos ganar una vez en los diez partidos más recientes.