¿Por qué algunos niños escriben de forma invertida?

Aprender a escribir es un proceso fundamental para cualquier niño, que a veces puede resultar algo complicado o presentar ciertas dificultades para el pequeño. Sin embargo, en la mayoría de los casos, estos problemas desaparecen a medida que el aprendizaje avanza. Uno de estos inconvenientes puede ser la escritura en espejo durante el desarrollo.

Esta condición se manifiesta cuando los niños escriben sobre el papel en la dirección opuesta a la de la lectura, invirtiendo a su vez los caracteres y grafismos que usa. Aunque puede parecer un acto algo extraño e incluso problemático, generalmente, es un comportamiento normal en el proceso de aprendizaje de los niños y no es motivo de mayor preocupación.

¿Qué es la escritura en espejo?

La escritura en espejo, o escritura invertida, es aquella forma de caligrafía que el individuo ejecuta de forma opuesta a la habitual. Es decir, escribe desde la derecha a la izquierda, invirtiendo la orientación de todos los caracteres, o solo algunos, o incluso cambiando la posición de algunas de las letras. El resultado es un texto que sería una imagen espejo de lo considerado como normal.

Es una condición que aparece en niños que, habitualmente, se encuentran en los primeros años de aprendizaje, es decir, entre los 4 y los 7 años. Además, aparece con mayor predominancia en países donde se utilizan los caracteres latinos y la escritura se ejecuta de izquierda a derecha. Las dificultades se manifiestan más evidentemente en las letras b, d, p, q, así como en los números 1, 2, 3, 7, 9.

Durante décadas llamó la atención de los expertos, por lo que a lo largo de todo el siglo XX fue objeto de estudio en niños de diferentes edades en desarrollo. Aunque los resultados nunca fueron del todo concluyentes, siempre se atribuyó como una condición determinante de la escritura zurda. Sin embargo, con la visión actual de la medicina y del desarrollo durante la infancia, se sabe que no es una cuestión limitada a niños zurdos, si no que se trata de algo relacionado con la adquisición de capacidades de aprendizaje y es indiferente, casi siempre, de la lateralidad predilecta.

Causas de la escritura invertida

Actualmente, a través de múltiples estudios, los expertos han establecido cuales son las causas principales que, en la mayoría de los casos, llevarían a un niño en edad de desarrollo a escribir de forma invertida.

Uno de los protagonistas es, para variar, el cerebro humano. Y es que, recordemos que a esas edades tan tempranas, el pequeño aún no tiene la imagen de los números bien fijada. El cerebro, además, funciona recordando sobretodo la forma y el color de las imágenes, pero tiende a olvidar la orientación de las mismas. Por lo tanto, es normal que cuando los niños incorporan una nueva letra o carácter recuerden su forma pero olviden su orientación, al menos, hasta que se acostumbran a ella. Esto derivaría, en la práctica, a que escriban correctamente la forma, pero en ocasiones lo hagan en espejo, de forma invertida.

Por si fuera poco, el proceso de adquisición de lateralidad y del propio esquema corporal comienza entre los 3 y 5 años y termina a los 10 o 12, por lo que será en estos años en los que el niño determinará su propia lateralidad, es decir, su preferencia por el uso de la izquierda o la derecha (o ambas en el caso del individuo ambidiestro). Una de las principales consecuencias que manifiesta este proceso es la dificultad en la concepción de la orientación espacial a la hora de escribir, lo que puede ocasionar que los niños la realicen de derecha a izquierda, en lugar de seguir el sentido considerado como habitual.

¿Es un problema?

Aunque en la mayoría de los casos es una condición normal que afecta a un número significante de niños, y no requiere mayor preocupación, pues se corregirá a medida que el niño siga con el proceso de aprendizaje y desarrollo, sí pueden existir ciertas ocasiones en las que pueda estar infundado por otras razones. Estas podrían ser una falta de atención por parte del niño, una baja discriminación visual o, en el peor de los casos, un indicativo de dislexia.

Sin embargo, para llegar a estas conclusiones, deberá tratarse de un problema persistente en el tiempo y que, generalmente, se acompañe de otra serie de comportamientos fuera de lo común. Por lo tanto, esta conclusión debe ser únicamente establecida a mano de profesionales, nunca de personas no expertas, que realicen los estudios y pruebas adecuadas en cada caso particular.

 

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