El ejercicio de competitividad del Girona frente al mejor Atlético del curso, que llegaba lanzado tras haber recuperado la tercera plaza merced a una racha de ocho jornadas sin perder, terminó de la peor manera. Un gol de Morata en el tiempo añadido (0-1), validado con suspense por el VAR, frustró la buena racha como local del equipo de Míchel, invicto en ocho de sus nueve duelos previos en casa.
El técnico madrileño acabó llevándose las manos a la cabeza, pues además del partido también perdió a su centro del campo titular, Oriol Romeu y Aleix García, lesionados ambos en la segunda mitad. El partido 200 de Stuani como rojiblanco fue un duelo igualado, con alternancias en el dominio del juego y ocasiones para ambos.
De inicio, el Girona sometió con su agresividad al Atleti, impreciso, que se hartó a perder balones en la medular. Pudo correr el equipo de Míchel, conducido por Riquelme y un omnipresente Arnau, aunque le faltó acierto en el último pase. Los de Simeone cedían metros e iniciativa, pero Oblak solo intervino en un chut manso del aguerrido Castellanos.
El Atlético ganó confianza gracias a la sociedad Griezmann-Depay. En una acción aislada, el galo se topó con Gazzaniga tras una acción del neerlandés. A renglón seguido, Antoine ganó la espalda a Arnau y centró hacia Memphis, cuya volea salió alta por poco. Carrasco, de menos a más en la orilla izquierda, exigió desde lejos a Gazzaniga.
El Girona retrocedió, perdonado antes del asueto en un obús de Depay que no encontró puerta. Igual de desalentador amaneció el segundo acto, salvados los de Míchel por los reflejos de Gazzaniga al remate de Llorente.
Montilivi respiró tranquilo cuando Melero López desestimó un posible penalti de Romeu, que minutos después se vería forzado a dejar el campo. Poco a poco, el Girona fue a más. Oblak tuvo que intervenir tras una acción de Tsygankov, en un disparo de David López desde el centro del campo y en un tiro sin ángulo de Riquelme. Ya sin el lesionado Aleix, el duelo llegó vivo al desenlace. Correa marró un balón muerto en el área, pero en el último suspiro Morata marcó en un córner el gol que dio al Atleti su primer triunfo en Montilivi.