Miles de visitantes acuden a la Feria Internacional del Libro de El Cairo, el mayor salón literario árabe del mundo, pero este año los precios son demasiado elevados para muchos de ellos.
Con una inflación en lo más alto y una libra egipcia por los suelos, a la edición de esta célebre cita literaria, que terminará el 6 de febrero, no le salen las cuentas.
Más de medio millón de personas visitaron la feria en un fin de semana, aunque “se esperaban mucho menos”, dice a la AFP Waël Al Mulla, responsable de la editorial Masr El Arabia.
Pero este año, no se han producido muchas ventas y para los más de 800 editores que han participado en el encuentro, será difícilmente rentable.
Los egipcios han tenido que reducir drásticamente sus compras, y los libros han sido los primeros que han caído en los recortes en el consumo de los hogares.
“Los libros son un producto de lujo, no son para nada una prioridad en los gastos”, admite Mulla.
– Maletas de libros –
En un país donde la mayoría de bienes son importados, la devaluación no sólo ha afectado a las familias.
Las editoriales, asfixiadas por el precio del papel –que se ha multiplicado por cuatro en 2022–, han tenido que duplicar sus precios.
El año pasado, antes de que el libro cayera en picado, “con 2.000 libras” (que valían entonces unos 137 dólares por los 66 actuales), “se podía llenar una maleta de libros, hoy, es imposible”, cuenta a la AFP Mohamed El Masry, de 38 años, al frente de las ediciones El Rasm Bel Kalemat.
Con estos precios, los visitantes se organizan para poder sacar el máximo rendimiento de sus compras.
“Vemos que la gente llega en grupo: deciden juntos que quieren comprar, pagan cada uno una parte de los libros y luego se los prestan”, explica Abdallah Sakr, director de colección en El Mahrousa.
“Todo el mundo está sorprendido con los precios, pero todo el mundo sigue teniendo ganas de leer, así que la gente compra dos libros en lugar de cinco, o uno en lugar de dos”, insiste este profesional de 33 años.
Para seguir existiendo, los editores también se han tenido que adaptar.
“Muchos han reducido sus márgenes de beneficio y sus impresiones. Y ahora, escojo los libros con mucha más precaución: sólo tomo los libros que sé que venderé bien”, dice Mulla.
“Algunas editoriales se limitan a lo estricto mínimo, han suspendido sus actividades hasta que se recupere el panorama económico”, o se plantean cerrar, insiste el editor.
– Libros de segunda mano –
Al final de un ala de la feria, se ve a una multitud: es aquí donde están los libreros del mercado centenario de Azbakeya, y los libros de segunda mano y las copias pirateadas hacen furor.
Mohamed Shahin, que viene todos los años a la feria, dice que fue “directo” a esta zona con sus tres hijos.
“Es la sección más popular del salón”, asegura por su parte Malak Farid, una estudiante en ingeniería de 18 años. “Incluso si los buenos libros desaparecen rápido porque hay pocas copias”.
Mohamed Attia viene cada año desde su ciudad de Dakahlia, a 150 km al norte de El Cairo. Normalmente este imán visita toda la feria, pero este año sólo ha ido a los puestos de vendedores de segunda mano.
“Los precios de los libros se han disparado”, dice a la AFP este hombre de una cuarentena de años, “pero no los de los vendedores de Azbakeya”, casi siempre valen menos de un dólar.
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