No hay un papel que ponga por escrito que Pedro Sánchez no pueda cambiar a los ministros de Unidas Podemos. Más bien, todo lo contrario. La Ley 50/1997 del Gobierno deja bien claro que es el jefe del Ejecutivo quien propone al Rey el nombramiento de los ministros y, por lo tanto, también el que los destituye. Sin embargo, los cinco dirigentes del espacio morado están blindados. Sánchez y el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, acordaron las áreas que gestionaría cada formación y quedó claro que cada uno elegiría los nombres de su espacio. Esa facultad pasó después a Yolanda Díaz y fuentes de su entorno descartan ahora que se vaya a realizar cambio alguno. No obstante, sin entrar en la posibilidad de romper la coalición, el jefe del Ejecutivo podría quitar ministerios a Unidas Podemos, aunque eso supondría también rebajar el número de carteras socialistas.
Pese a que existe un constante runrún sobre cuándo se producirá la futura crisis de Gobierno -Sánchez debe sacar del Ejecutivo a Reyes Maroto y Carolina Darias, candidatas al ayuntamiento de Madrid y la presidencia de Canarias, respectivamente-, en Unidas Podemos se muestran tranquilos, casi como si el asunto no fuera con ellos. Y en parte, tienen razón. Fuentes del entorno de la vicepresidenta recalcan que “no está sobre la mesa” ningún relevo en los ministerios morados. Y, aunque legalmente Sánchez podría destituirles en cualquier momento, esto provocaría la ruptura de la coalición.
Aun así, existe una posibilidad de que Sánchez obligue a los morados a retocar su espacio en el Gobierno: recudir el número de ministerios de la parte socialista. El acuerdo de funcionamiento que firmaron PSOE y Unidas Podemos establece que “en caso de reestructuración del Gobierno durante la legislatura, se mantendrá el número de áreas gestionadas por el PSOE y Unidas Podemos y su peso relativo en el conjunto del Gobierno en los términos acordados al inicio de la coalición“. Es decir, si el jefe del Ejecutivo condensa los 17 ministerios socialistas en 14, obligaría a Unidas Podemos a pasar de cinco a cuatro carteras.
Este movimiento provocaría una fuerte crisis interna en Unidas Podemos. El reparto de ministerios se hizo en su momento atendiendo al peso de cada formación dentro del espacio morado. Iglesias (después Belarra) e Irene Montero, eran la cuota de Podemos; Díaz entró por parte de Galicia en Común; Alberto Garzón por IU; y Manuel Castells, primero, y después Joan Subirats, elegidos por En Comú Podem. Ahora, con las costuras de Unidas Podemos apunto de estallar, elegir quién abandona el Ejecutivo resultaría demoledor.
La conversación
Esta opción parece lejana y que Sánchez se atreva a pedir cambios de nombres, más aún. Existen dos precedentes claros en los tres años del Gobierno de coalición que dan buena prueba de esta realidad. El primero se produjo en marzo de 2021. Iglesias anunció a través de un mensaje publicado en redes sociales que dejaba el Ejecutivo para presentarse a las elecciones madrileñas. En aquel vídeo señaló a Yolanda Díaz como su sucesora al frente de la vicepresidencia y a Ione Belarra como ministra de Derechos Sociales. Iglesias informó esa misma mañana a Sánchez de los cambios por Whastapp. “Me planteó que tendríamos que discutir lo de los nombres en el Gobierno. A esto último le dije que no. […] Eso no formaba parte de la discusión. Nosotros no teníamos nada que decir sobre la cuota del PSOE en el Gobierno pero la nuestra la decidíamos nosotros“, relata el propio exvicepresidente en su libro ‘Verdades a la cara’.
Con esta misma seguridad, unos meses después, Díaz defendió también la permanencia de todos los ministros morados. Fue cuando Sánchez, en julio de aquel año, decidió reformar gran parte del Gobierno y se desprendió de hasta siete ministros. Ningún dirigente de Unidas Podemos se vio afectado.