El choque de Calviño y Yolanda Díaz por las hipotecas resucita la pugna de las vicepresidentas en año electoral

Yolanda Díaz y Nadia Calviño reviven su pugna en el Gobierno. Las dos dirigentes han vuelto a enzarzarse a cuenta de la propuesta de los morados de congelar las hipotecas variables, que ha sido rechazada de plano por la dirigente socialista. El choque se suma a una larga lista de desencuentros, y la rivalidad patente entre las dos vicepresidentas económicas amenaza con escalar y anticipa una dura carrera hasta las elecciones generales de finales de año. 

Este viernes, la vicepresidenta socialista daba carpetazo a la medida lanzada por Díaz, desautorizando así la dirigente de Unidas Podemos. Pero la ministra de Trabajo no dudó en devolver el golpe este mismo viernes tarde, cuando retó de nuevo a Calviño, desoyendo sus objeciones e insistiendo de nuevo en su propuesta. Un enfrentamiento buscado, con la esperanza de sacar rédito del choque y a sabiendas de que Pedro Sánchez es susceptible a las presiones públicas en materias sensibles, con algunos precedentes en los que se ha decantado por las tesis de Yolanda Díaz frente a las de Calviño. 

La guerra soterrada ya ha aflorado en distintos momentos de la legislatura, pero ahora se ven signos claros de una escalada que va en aumento. En las últimas semanas no sólo han existido diferencias públicas en torno a las hipotecas, sino también en cuanto al incremento del Salario Mínimo Interprofesional, donde Díaz defendía aumentar hacia el tramo alto, mientras Calviño aspiraba a una subida más moderada. Después de un fuerte tira y afloja, se decantó por el tramo alto, dando la victoria a la titular de Trabajo frente a su propia compañera de filas. 

La relación entre Díaz y Calviño está marcada por la frialdad desde el comienzo de legislatura. Pero el principal choque entre las ‘vices’ llegó en octubre de 2021, a cuenta de la reforma laboral. La vicepresidenta morada dio un golpe en la mesa y pidió reunir a la mesa de coalición ante lo que denunció como un intento de “intrusión” de Calviño en su medida estrella, que llevaba meses negociando con los agentes sociales, y a la que ahora querían incorporarse varios Ministerios socialistas, diluyendo así el peso de la dirigente morada. Finalmente, Pedro Sánchez cedió ante Díaz y le concedió todo el protagonismo de uno de los grandes proyectos legislativos del Gobierno, del que quedó excluido el departamento de Asuntos Económicos. 

Ya antes se habían producido importantes pugnas en medidas como la ley rider, pilotada por el Ministerio de Trabajo. La norma empezó a negociarse en octubre de 2020, pero no se aprobó hasta mayo de 2021, y Yolanda Díaz culpó del retraso a las objeciones de Calviño. Finalmente, su alcance fue menor al que aspiraba la vicepresidenta morada y quedó circunscrita sólo al reparto a domicilio en vez de alcanzar a más ámbitos de la economía de plataformas digitales. Calviño se alzaba así como contrapeso a la titular de Trabajo, y como una suerte de ‘moderador’ de sus tesis.

Dos perfiles y una competición

Las diferencias también quedaron patentes durante los distintos paquetes de ayudas en el llamado ‘escudo social’ desplegado por la crisis sanitaria. Mientras Yolanda Díaz se ha erigido como la principal defensora de medidas expansionistas y ayudas directas, Calviño ha construido un perfil moderado que aboga por la estabilidad económica, velando por los intereses de los empresarios y tratando de limitar el aumento de deuda. Una opción, en definitiva, que pueda atraer al votante socialdemócrata que forma parte del tejido productivo.

Estos diferentes perfiles también salieron a relucir el pasado mayo, con el cruce de acusaciones a cuenta de la petición de Unidas Podemos de incluir bajas laborales por reglas dolorosas dentro de la nueva ley del aborto. La propuesta no gustó a la vicepresidenta socialista por “estigmatizar” a la mujer frente al hombre en el puesto de trabajo. La ministra de Trabajo no dudó en emplear este asunto para avivar el enfrentamiento, y le respondió que lo que “estigmatiza” a la mujer no era esta medida, sino “no tener la sensibilidad suficiente” para comprender que mujeres y hombres son “diferentes”. Una respuesta que dejaba implícitas críticas también personales que acusan la complicada relación que guardan ambas dirigentes.

Las dos vicepresidentas han recorrido caminos paralelos: ambas han ido creciendo a la vez, conforme se medían en el Gobierno. El despliegue político de Yolanda Díaz en otoño de 2021, después de erigirse como líder del espacio, llegó al mismo tiempo en que Nadia Calviño lanzaba una estrategia de imagen para potenciar su figura. La vicepresidenta de Asuntos Económicas comenzó a publicar periódicamente vídeos explicativos en las redes, compartir ámbitos de su vida más allá de la Economía o exhibir un perfil más cercano al electorado. Una competitividad que llega a traspasar la esfera meramente política.

Díaz y Calviño representan son referencias de peso en sus respectivos espacios. La socialista tiene un perfil técnico muy valorado, y la morada también ha tratado de construir un perfil sólido a base de ofrecer datos y estadísticas en los que apoyar sus argumentos. Sin embargo, sus tesis son antagónicas; un antagonismo hasta cierto punto alentado por las dos partes, que se ven reforzadas en esta contraposición. Esto, unido a la necesidad de distanciarse de las dirigentes en campaña electoral, lleva a que de aquí a las generales, la pugna se recrudezca sin solución posible de continuidad. 

 

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