La mitad de los hospitales públicos no tienen psicólogos propios para atender a pacientes con cáncer

La incertidumbre, la ansiedad, el miedo que viven los pacientes con cáncer es tremenda. “Supone una ruptura vital importantísima. Cambia toda la estructura y la de tu alrededor”, señala la psicóloga Cármen Yélamos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). En el diagnóstico, durante el tratamiento, tras superar la enfermedad… hacen falta herramientas. También para las familias. Sin embargo, la presencia de la psicooncología en la sanidad pública se queda muy corta. Los pacientes se quejan de que casi es testimonial. Existen recursos, pero no suficientes y son muchas veces las asociaciones las que cubren las lagunas. Con datos de la AECC, la mitad de los hospitales no dispone de personal propio que realice atención psicológica en cáncer. En el 52% restante, es insuficiente.

En 2019, la AECC exploraba la situación real de la incorporación del servicio de atención psicológica en los hospitales públicos españoles. Son los últimos datos de los que disponen. Los nuevos estarán listos próximamente, explica a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica Yélamos, coordinadora nacional de Programas de Atención Psicológica en la entidad. Las estadísticas, asegura, no sólo se han movido poco. Sino que van a peor. Contribuye el desbordamiento de los servicios de salud mental hospitalarios y, lógicamente, también la pandemia ha pasado factura.

“El problema que nos encontramos es que la atención no está llegando, hay una necesidad importante por parte de los pacientes y sus familias y no se está cubriendo desde los servicios del hospital. La situación sigue siendo crítica. No sólo no ha mejorado, sino que en algunos casos ha empeorado. Nosotros seguimos estando en los hospitales y en sedes con un volumen importante de pacientes“, explica la psicóloga.

Así, con datos del informe, se identificó que 13 de las 17 comunidades autónomas cuentan con algún tipo de planificación en la atención al cáncer. En la atención psicológica hay dos modelos: un primero donde se realiza por profesionales del Sistema Nacional de Salud que pueden depender tanto de la unidad de Salud Mental, como de unidades de atención oncológica específicas o pediátricas. Y un segundo, a través de la formalización de acuerdos de colaboración con entidades sin ánimo de lucro. En 15 de las 17 regiones, se observó que la atención psicológica a personas con cáncer depende de Salud Mental.

Los porcentajes más crudos del documento son los siguientes: el 48% de los hospitales que participaron en el estudio no dispone de personal propio que realice atención psicológica en cáncer. En el 52% restante, donde se ofrece algún tipo de atención, ésta es insuficiente. En 7 de cada 10 hospitales, el personal no brinda ningún apoyo a los familiares. Además, en 15 de las comunidades (el 82%), se observan dificultades para brindar el servicio en zonas rurales o alejadas debido, en muchos casos, a la concentración de servicios en los núcleos urbanos.

Estrés emocional

Con datos de esta misma semana de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se calcula que en 2023 se registrarán 279.260 casos nuevos de cáncer. La mitad tendrá un grado de estrés emocional importante. Y el 30%, necesitarán encararlo de forma clínica. Las mujeres son las que más demandan la ayuda, tanto las pacientes como las familiares. También los psicólogos ven a cada vez más pacientes que piden ayuda en la fase de supervivencia. En la AECC tienen terapias grupales para ayudar a gestionar el miedo a la recaída.

La falta de recursos lleva a que gran parte de esa atención sea prestada por profesionales externos pertenecientes a entidades sin ánimo de lucro, como la AECC. A pesar de esta realidad, sólo algunas comunidades autónomas formalizan en diferente medidas la colaboración del sistema público con estas entidades, una de sus reclamaciones, dice Carmen Yélamos. Navarra sería una de las que, mediante un convenio, tiene integrada a los psicólogos de la AECC en su sistema sanitario.

La psicóloga de la AECC explica que, en 2022, han prestado atención –cuentan con 290 psicólogos– a 46.107 personas (pacientes y familiares). “Es un volumen muy importante”, admite Yélamos. Con sus datos: el 70% eran pacientes que veían por primera vez; 14.400 estaban en tratamiento activo y con enfermedad crónica avanzada, eran 3.500. Si se habla de final de vida, han visto a 3.400 pacientes. Y, de supervivientes, son 2.500. “Las necesidades son muchísimas. Cada fase de la enfermedad tiene unas necesidades distintas”, advierte Yélamos.

Y, cómo no, la atención se presta en un alto grado a los familiares: de los datos globales que ha aportado, 17.156 eran esas personas cercanas. “Nosotros somos punteros en duelo. Pero cada vez nos llegan más familias, desde el momento del diagnóstico y el tratamiento, para decirnos cómo ayudar a mejorar al paciente. Que les ayudemos a cuidarle de la mejor forma posible y a cuidarse ellos también”. Padres de niños enfermos, hijos, hermanos…

Otras encuestas, en este caso de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), revelan la importancia de esa atención. La muestra, de septiembre de 2022, indica que un 66,5% de las encuestadas considera que no están debidamente informadas sobre las terapias de psicooncología o que un 68,9% cree que el sistema no facilita el acceso a este tipo de terapias, a pesar de que el 61% afirma que sí que necesitó atención. En cuanto a la forma de acceso, las mujeres puntualizan que un 51,9% buscó apoyo a través de una asociación de pacientes, el 20% lo hizo por su cuenta y sólo un 17,3%, lo gestionó a través de la sanidad pública.

La importancia de la psicooncología

La especialidad de psicooncología se inició formalmente a mediados de 1970. Si se habla de recursos públicos en España, Tania Estapé, presidenta de la Sociedad Española de Psico-Oncología (SEPO) y una de las pioneras en la disciplina, en conversación con El Periódico de España, se remite a un trabajo, realizado con la SEOM, y titulado ‘Recursos Asistenciales de Psicooncología en los Servicios de Oncología Médica en España’.En la encuesta, de 2021, participaron 91 hospitales de los 147 contactados (62% de respuestas). Los que más contestaron fueron de Cataluña. Los que menos, de Asturias. Los resultados, más optimistas que los del informe de la AECC, indicaban que el 93% de los centros contaban con algún tipo de recurso psicológico para sus pacientes, y más del 80% afirmaron que estaba proporcionado por un psicólogo. En el 56% de los casos al psicólogo pertenecía al equipo del propio hospital y en los otros casos es personal de entidades no gubernamentales. El 37% de esos servicios estaba adscrito a Psiquiatría, mientras el 19% a oncología médica. El 28% se prestaba a través de ONG o asociaciones.¿Qué dibujan esos resultados? Estapé dice que falta entrar al detalle. La parte interpretativa, añade, es que, por su experiencia, hay centros donde, por ejemplo, hay un psicólogo, pero no sólo para oncología. “Cuando añades los datos a modo cualitativo, es otra cosa”, asegura. En muchas ocasiones, se asocia la psicooncología a paliativos. Y se olvida que son muchos los pacientes que necesitan recursos en el momento de detectarle la enfermedad o después, o durante el tratamiento, admite.

“Si hablamos, por ejemplo, de consejo genético, a nivel psicológico despierta unos retos impresionantes. Comunicar a una persona que porta un gen que le hace vulnerable a cáncer de colon… O incluso, en las campañas de cribado, están psicólogos. En todo el proceso. Hoy en día vamos cogiendo el conjunto de todos los cánceres a más de un 50% de curación, por eso no se puede circunscribir el psicólogo a paliativos que a veces es donde son más visibles. Yo misma prácticamente no trabajo en paliativos. Toda la problemática de la reincorporación a la vida laboral, a la sexual, a la autoimagen…. son temas a tratar. O cómo explicarlo a los hijos“.

La formación es importantísima, reseña Estapé. Relata que le ha pasado con alumnos que, cuando ven una depresión en un paciente oncológico, creen que están “ante una depresión mayor y puede ser porque, por ejemplo, tiene toxicidad hepática o simplemente, es una depresión reactiva provocada por la enfermedad. Es importante saber evaluar. A una persona con fatiga por tratamiento no le puedes diagnosticar depresión. Se necesitan personas que tengan una formación continuada. Saber de psicología y de oncología“, explica.

Por eso, señala por su parte Carmen Yélamos, actualmente trabajan -precisamente junto a sociedades científicas como la SEPO o la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL)-, en la presentación de la especialidad de Psicooncología y psicología paliativa “para tratar de conseguir que se separe de salud mental, porque el paciente con cáncer no tiene un trastorno mentalEstá pasando una enfermedad grave y seria en la que se ve afectada su estabilidad emocional, pero no hay una psicopatología. Además, esos servicios están desbordados, y al paciente de cáncer a lo mejor se le subestima”, concluye.

 

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