Javier Urra: “Los niños no son felices por ser niños; la infancia ni es Disney ni un parque temático”

¿Qué podemos hacer en favor de la salud mental de nuestros hijos? Esta es la pregunta que lanza el doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, Javier Urra, quien este viernes ofrecerá una conferencia en el salón de actos del Colegio Apóstol Santiago de Vigo, a partir de las 18.30 horas, en una actividad organizada por la Asociación de Madres y Padres del centro educativo vigués.

-Con la pandemia, se puso en el foco el cuidado de la salud mental, ¿cómo ha afectado a los menores estos dos últimos años?

-La pandemia ha dañado mucho más a la población de lo que la sociedad es consciente. En primer lugar, porque nos transmitió vulnerabilidad y porque vivimos la muerte de cerca con el fallecimiento de amigos o familiares, nos transmitió que el mundo se puede acabar y eso ha generado una duda e incertidumbre en el ser humano con la que no convivía con anterioridad. En segundo lugar, porque los que ya eran pacientes, aunque han intentado continuar con el tratamiento, este ha sido online, y no es lo mismo para una persona ludópata, alcohólica, esquizofrénica u obsesiva, por ejemplo, que el abordaje se realice de forma online que presencialmente. Es por esto que, muchas personas que ya estaban dañadas, se han visto afectado todavía más.

En cuanto a los niños, parece que se da por hecho que por el mero hecho de ser niños son felices, pero no es cierto; hay maltrato en el hogar, a veces no se sienten queridos, a veces sufren acoso escolar, tienen ideas autolíticas o conductas suicidas… La depresión está infradiagnosticada en adultos y en niños, por ejemplo. Hay mucha depresión entre los jóvenes, lo que ocurre es que da la cara de una manera paradójica, no como en los adultos, que ves una falta de ilusión, una nostalgia, una melancolía o una incapacitación verbal; en los adolescentes cursa con un trastorno oposicionista, muy negativista, se postulan contra todos. Estamos viendo mucho en la clínica y detectamos que tienen falta de ilusión por la vida, falta de razones para vivir en una sociedad que ha perdido la espiritualidad y que tiene muy claro que la vida acaba aquí y que tras la muerte llega la nada. Esto es algo que genera mucha angustia en el ser humano y mucha búsqueda del placer, de la felicidad, pero a veces de manera equívoca, puesto que se recurre a la droga, a compras compulsivas o pretendiendo ganar dinero aunque sea corrupto, entre otros.

Los adultos están sumidos en la búsqueda de la perfección; como padres, como pareja, como profesionales… viven en una sociedad en la que siente que no llegan

En cuanto a los adultos, nos encontramos que la población está sumida en la búsqueda de la perfección, como padres, como pareja, como profesionales, cuidados de su hijo, padres, es una sensación de una sociedad que no llega, es muy típico, la gente repite constantemente “no me da la vida”, pero vamos a ver, cómo se planifica. Los adultos ahora mismo tienen ese agobio.

En cuanto a la tercera edad, España es junto con Japón el país que tiene más esperanza de vida, pero es junto con Italia, el país del mundo con menos natalidad, por lo que este país se está envejeciendo a una velocidad preocupante. Lo que ocurre con muchos mayores es que no se han sumado a una vejez activa y tienen mucho miedo a ser dependientes, a crearles problemas de todo tipo a sus hijos, desde económicos o de atención, y también son muy golpeados por la soledad en un mundo en el que ha aparecido una tecnología que no acaban de entender.

Esta es una radiografía rápida de un país que en los dos últimos años se ha convertido en el país del mundo que más ansiolíticos, hipnóticos y somníferos ha consumido en proporción de población.

-Hace referencia a esa felicidad asociada a la infancia y es precisamente ahí, también en la adolescencia, donde suelen generarse las heridas emocionales que marcarán el carácter de los niños cuando crezcan, ¿de qué forma influye la crianza en los adultos del mañana?

-No me puede parecer una pregunta más pertinente, porque hay un dato muy representativo, y es que un 70% de la enfermedad mental de los adultos hunde su etiología, sus raíces, en la infancia. Ni la infancia es Disney ni es un parque temático, hay que trabajar muchísimo con ella. Algo positivo de los últimos años es que se haya logrado la especialidad infanto-juvenil en la Psiquiatría, lo ideal es que se hiciera lo mismo con la psicología clínica. La realidad que encontramos en España es que no está dotada de recursos, porque para empezar tiene 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes y seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, cuando la media de Europa es de 18. La salud mental es muy importante porque una de cada tres bajas laborales se dan por problemas de salud mental y una de cada cuatro personas, a lo largo de vida, va a sufrir un trastorno mental severo. Desde el COVID, se está hablando mucho de ella, pero más que esa visibilización lo que hace falta es que se pongan recursos, que se saquen plazas, porque poner el foco en ella está bien, pero tengo un centro terapéutico residencial en el que estamos llenos de pacientes, una clínica ambulatoria de salud mental y ahora hemos abierto un Hospital de Día porque hay muchísimos trastornos. Aunque soy contrario a la psicologización de la sociedad, es decir, que todo parece tener una raíz psicológica, lo cierto es que veo que hay problemas muy serios en los que encuentras a niños sufriendo estrés, por ejemplo. Hay algo en esta sociedad que resulta problemático y patológico a nivel colectivo, aunque lo trabajemos de manera individual.

-A la hora de tratar a los pacientes pediátricos, ¿ya detecta un sesgo de género?

-Totalmente. El ser humano es muy biológico y fisiológico. Podemos hablar de igualdad en la búsqueda de los derechos, pero la realidad es que la anorexia golpea a las niñas en edades muy tempranas, y a los chicos muy escasamente, sin embargo, la bulimia se diagnostica más en varones, pero de más edad. Si nos centramos en la enfermedad mental, ya a nivel general, nos encontraremos que un 24% de las pacientes son mujeres, mientras que tan solo el 14% son varones. Aquí confluyen tanto aspectos biológicos como l ya en general, un 24% de las mujeres y un 14% varones, confluyen aspectos biológicos y también sociales, sobre lo que se demanda y se espera del hombre y de la mujer, que es muy diferente. Cuando hablamos de salud mental, también hay que tener en cuenta que hay aspectos que se heredan, hay familias que tienen unos genes que hacen más proclives a las personas a ser esquizofrénicos, esto es una realidad, pero al igual que hay personas con mayor riesgo cardiovascular que otras por carga genética.

-El suicidio es la primera causa de muerte entre los adolescentes. Estamos ante un claro problema de salud pública que parece que continúa siendo tabú, pero que es real.

-Es una realidad que genera un sufrimiento existencial a aproximadamente unas ocho personas del círculo de la persona que se ha suicidado. En España, mueren por suicidio tres personas por cada uno que fallece por accidente de tráfico. Antes, este país tenía una tasa de suicidio baja, pero se están incrementando de una forma muy elevada, especialmente entre los jóvenes. En niños, suele producirse por acoso escolar, en adolescentes por depresión o consumo de drogas, en el caso de los adultos se da por fracasos profesionales y, en el caso de las personas de la tercera edad, principalmente, no generar más dolor en los hijos cuando les diagnostican una demencia, por ejemplo. Del suicidio hay que hablar si se sabe hacerlo. Las mujeres lo intentan mucho más, pero lo consiguen menos, porque la mujer no es tan violenta como el hombre. Suelen recurrir a los psicofármacos y en muchas ocasiones lo emplean como un aviso, sabiendo que alguien va a venir, es por esto que se salvan muchas mujeres, pero los hombres son mucho más eficaces en la conducta y recurre a métodos más violentos. ¿Se puede prevenir el suicidio? A veces la gente cree que cuando se dice es que no lo va a hacer, pero eso es un error; si lo dice es que ya lo ha pensado, pensamiento y lenguaje van por delante de los actos, y si lo ha meditado mucho, el peligro es mayor. Algunas veces, dejas alguna huella, transmisión a los amigos, planteas algo en las redes sociales, siempre suele haber algún indicio.

-¿De qué forma podemos velar por la salud mental en la sociedad actual?

-Algunas recomendaciones que pueden ayudar a las personas a ser mucho más sanas y equilibradas, y que también contribuirán a que conozcan mejor sus fortalezas y debilidades, pueden ser estar en contacto con la naturaleza, rodearse de nuestras amistades, saber perdonar y perdonarse, relativizar los problemas, emplear el sentido del humor, la palabra, no pedirle a la vida más de lo que te puede dar, buscar un sentido de la espiritualidad entendido como un compromiso con la sociedad, aceptar la frustración, tener grupos de amigos en dos sitios diferentes para disponer de diversos ambientes o actividades, de manera que si se fracasa en uno, siempre quedará otro. Hay que tener muy presente que los mensajes de autoayuda del tipo “tú lo vales”, “tú puedes”, son falsos, generan unas expectativas que nunca se van a cumplir en muchos casos. Lo que debemos tener claro es que el sufrimiento emocional es exclusivo del ser humano, no somos iguales al resto de animales y comparar nuestra inteligencia a la mal denominada “inteligencia artificial” es un error, porque la creatividad es del dolor humano, pasar la razón por la emoción es del ser humano, y eso es algo que no lo puede hacer ningún robot o algoritmo.

 

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