Idea: Juan Alzúa y Arteando Producciones. Dirección: Leandro Angelo y Lorena Liggi. Intérpretes: Nito Artaza, Luisa Albinoni, Rodrigo Vagoneta, Paquito Wanchankein, Lorena Liggi, Rodrigo Esmella, Carlos García, Mica Mujica, Julieta Biesa, Daiana Cruz y Gimena Vecchio. Vestuario: Ale Gallego. Música original: Daniel Vilá. Coreografía: Ariel Pastocchi. Coreografía folklore: Jorge Delfino. Producción general: Alzúa Producciones y Arteando. Sala: Corrientes, Corrientes 1750, Mar del Plata. Funciones: martes a domingos, a las 21 y a las 23.30. Duración: 120 minutos.
MAR DEL PLATA.– La revista vivió épocas de esplendor, con grandes producciones y elencos estelares conformados por artistas populares. De Fidel Pintos y Tato Bores a Tita Merello y Beba Bidart, y de Nélida Roca y Moria Casán a Alberto Olmedo y Jorge Porcel, este género conoció épocas realmente gloriosas, donde tampoco faltaron nombres rutilantes (calificación a tono con aquella época) como los de Susana Giménez, Ethel y Gogó Rojo, Norma y Mimí Pons y la emblemática Nélida Lobato.
Con el correr de los años, transformaciones y cambios de paradigmas sociales mediante, la revista se fue opacando. A las miserias presupuestarias se le sumó la falta de deseo de espiar en esos escenarios aquello que era considerado “pecaminoso” en la vida cotidiana. Cuando el sexo se liberó y estuvo al alcance de la mano, un chiste picaresco o la posibilidad de ver cuerpos desnudos dejaron de llamar la atención. Tampoco ya era el lugar para hacer catarsis con la crítica al modelo político imperante.
La revista debió reinventarse, pero ya nada fue igual. Las obras de Nito Artaza y Miguel Ángel Cherutti (Lo que el turco se llevó, Tetanic, Cantando bajo la deuda) y la compañía encabezada por Carmen Barbieri (Barbierísima, Escandalosas, Vedettisima) fueron algunos de los últimos bastiones marplatenses, más o menos relevantes, del género, aunque en cada temporada algún espectáculo se esgrime la representación honorable del tema en una épica anti extinción. Este verano, Argentina, la revista es la obra que busca mantener vivo este tipo de teatro, pero con logros dispares.
La idea matriz es una recorrida por cada una de las provincias argentinas, en busca de su música y su humor. Una suerte de cabalgata nacional donde, por ejemplo, al llegar a La Rioja aparecerá la imitación de Nito Artaza sobre la figura del expresidente Carlos Saúl Menem (ahora alado) y al tocar Buenos Aires, sonará el tango. Desde ya, no falta la alusión al Mundial de Fútbol, un disparador ad hoc para exacerbar el espíritu patriótico de la propuesta.
Los guiones de todo el espectáculo son particularmente pobres, algo que se percibe desde el sketch inicial donde participa todo el elenco, en una suerte de presentación y armado del espectáculo que seguirá.
Lo mejor del show es el trio conformado por Nito Artaza, cabeza de compañía junto a Luisa Albinoni, Rodrigo Vagoneta y Paquito Wanchankein. Si bien muchos de los chistes que cuentan son muy transitados, el oficio de los humoristas hace que cada performance sea muy divertida.
Argentina, la revista cuenta con un muy buen despliegue de vestuario. Lorena Liggi es la primera vedette y codirectora del espectáculo
Algo vetusta en sus formas, la propuesta cae en ciertos anacronismos conceptuales e ideológicos. Que el talentoso actor y bailarín Rodrigo Esmella represente la caricatura del gay es un verdadero arcaísmo. La compañía parece funcional a esta suerte de asistente servidor de escena al que no toman en serio por la sencilla razón de ser gay y torpe. Mofarse de los amaneramientos es inexplicable y rozar un palo por la cola del personaje es, definitivamente, de mal gusto. Hay algo aún más llamativo, la reacción favorable a este tipo de humor del público presente en la sala.
También es un desacierto desaprovechar a una figura como Luisa Albinoni, quien tiene recursos artísticos para abordar algo más sólido. Son simpáticos y celebrados sus cuadros musicales, pero no es agradable su monólogo referido a las penurias sexuales de las mujeres de setenta, edad que ella confiesa en el escenario y por la que el público la premia con estruendoso aplauso. No hay demasiados justificativos artísticos para hablar sobre la lubricación vaginal en la madurez. Con todo, la actriz demuestra gracia, oficio y ductilidad para monologar y, lo que no es poco, establecer una gran comunicación con el público, pero Albinoni está para más.
Luisa Albinoni tiene dominio escénico y una comunicación muy fluida con el público
Lorena Liggi es la primera vedette y directora (rol compartido con Leandro Ángelo) de este espectáculo que cuenta con muy buen vestuario, pero con una puesta en escena algo desprolija debido a que el escenario de la sala no es especialmente propicio para un show de este tipo, razón por la cual, las bellas coreografías de Ariel Pastocchi (número uno en lo suyo) y de Jorge Delfino, en el área folklórica, resultan algo apretadas.
Acompañados por dos músicos, los cantantes Carlos García y Mica Mujica intercalan sus temas en vivo con voces sólidas y atractivas, da gusto escucharlos. Sobre el final aparece la exacerbación de la argentinidad, de alguna forma para redondear conceptualmente esa recorrida por todo el territorio nacional. Más allá de sus desniveles, se celebra que un empresario como Juan Alzúa continúe invirtiendo en este género, en una loable tarea de preservación artística.
El público, que colma la sala, celebra cada uno de los tramos del espectáculo que, por momentos, resulta ciertamente gracioso. Con un poco de ingenio, todos se hubieran lucido mucho más, porque no se trata de la carencia de talento, sino de la ausencia de creatividad y de buscar el camino más fácil para lograr el efecto demagógico en la platea.