Níger reivindica su estabilidad y su respuesta frente al terrorismo en medio del caos reinante en el Sahel

El país saca pecho de cómo se está enfrentando al yihadismo con éxito frente a la situación en otros países vecinos

MADRID, 21 Ene. 2023 (Europa Press) –

Níger se ha convertido en una pieza clave del puzle del Sahel gracias a que puede presumir de ser un país estable y democrático en un entorno caótico en el que los yihadistas ganan terreno y los golpes de Estado militares están a la orden del día en los vecinos Malí y Burkina Faso y así lo hace ver con orgullo el Gobierno que encabeza Mohamed Bazoum.

El Sahel “atraviesa un momento difícil, una situación caótica, pero nuestro país se mantiene, somos un país estable y democrático en un contexto como este”, reivindicaba hace unos días el ministro de Exteriores nigerino, Hassoumi Massoudou, tras reunirse en Niamey con el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, que no dudó precisamente en encomiar ese hecho.

No obstante, no siempre ha sido así. Níger, uno de los países más pobres del mundo, ha registrado cuatro golpes de Estado desde su independencia de Francia en 1960, el último de ellos en 2010. A finales de marzo de 2021 se produjo la última asonada, en este caso fallida, tan solo dos días antes de que Bazoum accediera al cargo tras protagonizar el primer traspaso de poderes democrático en el país.

En los casi dos años transcurridos, Níger ha visto como Malí sufría en mayo de 2021 un nuevo golpe dentro del golpe de agosto de 2020 y Burkina Faso emulaba a su vecino con una doble asonada militar en enero de 2022 y de nuevo en septiembre, lo que ha traído consigo el aislamiento internacional de Bamako, en mayor medida, y también de Uagadugú.

Por contra, Bazoum se ha erigido en un actor clave en la región en el que se ponen ahora todas las miradas, sobre todo desde que Francia completó el verano pasado la retirada de sus tropas de Malí y, junto con otros países, parece encaminarse en convertir a Níger en la base principal de sus acciones contra el yihadismo en el Sahel.

En el cruce de todas las crisis

Y esto ha sido posible pese a que, como subrayó Massoudou, Níger se encuentra “en el cruce de todas las crisis de la región”. El ministro nigerino citó en concreto la inestabilidad persistente en la vecina Libia tras la caída del régimen de Muamar Gadafi, así como a la doble presencia de grupos yihadistas en su territorio, en la zona del lago Chad, en el este, y en la frontera con Malí y Burkina Faso, en el oeste.

Níger, esgrimió su ministro de Exteriores, ha conseguido hacer frente a todo ello al tiempo que ha adaptado e incrementado el potencial de sus Fuerzas Armadas, a las que se ha reorganizado “para poder hacer frente a estas nuevas amenazas”.

Además, dado que “el terrorismo es un fenómeno mundial”, el país ha procedido también a renovar sus alianzas, agregó, dado que con sus “socios” comparten “enemigos” a los que todos desean combatir. Estas alianzas, indicó, pasan sobre todo con países europeos como Francia, Alemania, Italia o España, pero también Estados Unidos, y brindan al país información de inteligencia así como formación y apoyo para sus Fuerzas Armadas.

El Gobierno de Bazoum ha apostado más que por una fuerte presencia de tropas extranjeras en el territorio nigerino, como la que hubo en su momento en la vecina Malí y que no impidió que los grupos yihadistas extendieran sus tentáculos hacia los países vecinos, por otra mucho más reducida y centrada en mejorar las capacidades de sus propios efectivos.

Esto explica el que la nueva misión militar acordada por la UE sea de apoyo logístico y asesoramiento al Ejército de Níger. El objetivo es ayudar a poner en marcha un plan de seguridad que culmine con la instauración de un centro de entrenamiento técnico de Fuerzas Armadas que provea de adiestramiento especializado y apoye la creación de un nuevo batallón de apoyo de comunicaciones y mando. La misión será reducida en efectivos, entre unos 50 o 100, y por ahora España no tiene planes de participar en la misma.

Alianzas regionales y no rusia

Pero Níger también ha apostado por estrechar sus lazos con otros países de la región. Así, forma parte del G5 Sahel junto a Burkina Faso, Mauritania, Chad y Malí, aunque este país ha suspendido su pertenencia hace unos meses.

Los ministros de Defensa de los cuatro países miembro acordaron el pasado 10 de enero la creación de un Estado Mayor de Coordinación que tendrá su sede en Niamey y la puesta en marcha de catorce nuevos batallones para combatir el terrorismo, de los que cinco estarán operativos en Níger y otros cinco en Burkina Faso.

Asimismo, Níger forma parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que prepara la creación una operación de lucha antiterrorista ante la amenaza de que el yihadismo siga su avance hacia los países del golfo de Guinea, así como de la Iniciativa de Accra, que conforman en torno a una decena de países de África Occidental y cuyos líderes acordaron el pasado noviembre la puesta en marcha de una fuerza multinacional conjunta.

Pero, sin duda, si hay algo que juega en favor de Níger es que Bazoum no parece haberse dejado seducir por Rusia, como sí que ha hecho la junta que gobierna Malí y que estaría haciendo también la de Burkina Faso. Aunque el país mantiene la colaboración militar con Moscú, ha condenado la invasión rusa de Ucrania y su presidente ha negado que Rusia tenga ningún papel, más allá de reconocer ciertos esfuerzos de desinformación.

“Todo ello ha tenido como resultado que tenemos un control total sobre nuestro territorio”, reivindicó el ministro, defendiendo que el esfuerzo ha venido acompañado también de otras medidas de tipo político y económico para mejorar los servicios públicos en las zonas de conflicto porque “la guerra no se lleva a cabo solo con las Fuerzas Armadas” sino que hay que apostar también por el desarrollo.

Diálogo permanente

Asimismo, dijo Massoudou, el Gobierno también ha organizado “un diálogo permanente para evitar la instrumentalización de unas comunidades contra otras y ha rechazado armas a civiles para evitar la comunitarización de la violencia”.

La violencia en los países del Sahel tiene un componente étnico que los yihadistas y las autoridades en ocasiones se encargan de explotar. Así, por regla general, se suele relacionar a la comunidad fulani o peul, tradicionalmente nómada y dedicada al pastoreo, con los yihadistas, y se le enfrenta con el resto de grupos étnicos que pueblan estos países y cuya actividad esencial es la agricultura.

Ante la incapacidad de las autoridades de garantizar la seguridad en todo su territorio, dado lo extenso de estos países, en el caso tanto de Malí como de Burkina Faso se ha apostado por delegar la lucha antiterrorista en algunas zonas en otros grupos armados. En el caso de Malí, los grupos tuareg que operan en el norte y en el de Burkina Faso en milicias como Dan Na Ambassagou, integrada por cazadores dogón, y por voluntarios a los que se ofrece una mínima formación y se arma.

En Níger, “hemos escapado a todos esos escollos porque nos hemos organizado para que no sea así y por eso estamos en camino de vencer, somos resilientes y hemos hecho frente de forma victoriosa al conjunto de este fenómeno”, resumió el ministro nigerino.

La ONU parece darles actualmente la razón. En su último informe sobre la situación en África Occidental y el Sahel en el segundo semestre de 2022, el secretario general, Antonio Guterres, sostiene que “el entorno de seguridad muestra signos de estabilización debido, entre otras cosas, a la mejora de las respuestas de seguridad y al desmantelamiento de bases terroristas por el Ejército de Níger, con el apoyo de las fuerzas internacionales reposicionadas”.

 

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