Juicio en Dolores. Cómo analiza el mundo forense la discusión por la autopsia de Fernando Báez Sosa

La medicina forense no es una ciencia exacta. Por eso, las autopsias son las pruebas más atacadas en los procesos penales. Aunque la causa de la muerte en un homicidio sea clara –un balazo, una puñalada o una fractura de cráneo–, las conclusiones sobre la hora de muerte, por ejemplo, pueden colocar a un sospechoso dentro o fuera de la escena del crimen.

El informe de la autopsia puede marcar la diferencia entre una condena y una absolución. Entre la libertad y la cárcel. El juicio oral por el homicidio de Fernando Báez Sosa no escapa a las generales de ley. La última audiencia se convirtió en una batalla entre los peritos de la defensa de los ocho acusados –que, con duros términos, cuestionaron la operación realizada por el médico legista Diego Duarte– y los fiscales y abogados de la querella, que sostuvieron las conclusiones del forense que hizo la necropsia del joven asesinado hace tres años en Villa Gesell.

Con sus dos testigos finales, el abogado de los ocho acusados, Hugo Tomei, intentó derrumbar una prueba clave: el informe médico que indica que a Fernando lo mataron con la andanada de golpes y pisotones en la cabeza que le asestaron los imputados y que le produjeron un “shock neurogénico” que le provocó un paro cardíaco traumático.

Para eso, se valió de dos prestigiosos forenses: Juan José Fonoglio y Jorge Velich, que señalaron grietas en el informe elaborado por Duarte y afirmaron que la supuesta falta de precisión en la autopsia sobre el origen y causa de las lesiones hacía imposible determinar cuál fue la causa de la muerte de Fernando.

Como lo había hecho Tomei ya en la cuarta jornada del juicio –cuando le preguntó a Virginia Pérez Antonelli, la chica que tenía 17 años cuando intentó salvarle la vida a Fernando tras el ataque, “si estaba certificada para hacer RCP y cómo se hace RCP, paso a paso”–, los peritos de la defensa introdujeron la duda sobre las consecuencias de las maniobras de resucitación cardiopulmonar practicadas a la víctima en el lugar del hecho.

Los cuestionamientos de Fenoglio y Velich trapasaron los muros de la sala de debate del Palacio de Tribunales de Dolores. Con el expreso pedido de la reserva de identidad –para cuidar la relación entre colegas, explicaron–, tres veteranos y reputados forenses opinaron sobre la polémica. El fallo: dividido.

Uno de esos referentes coincidió con Fenoglio y Velich en cuestionar el traslado de Fernando en la ambulancia del servicio de emergencias de Villa Gesell. “Esa maniobra modificó la escena del crimen e impidió que se pudiera determinar si Fernando murió en el lugar del ataque o en el hospital”, opinó este legista, de vasta trayectoria en el territorio bonaerense y con intervención en casos de alto impacto.

En cambio, otro reconocido especialista en medicina legal –hoy dedicado a la actividad académica– revisó la autopsia de Duarte y dio su aprobación. “El informe oficial me pareció muy completo y gráfico. Cualquier forense o médico puede entenderlo y las conclusiones son correctas. Es indudable que si bien había múltiples lesiones, la causa de muerte inmediata fue la hemorragia en tronco-encefálico donde está el centro respiratorio. Todas las lesiones abdominales y torácicas eran graves, pero la causante de la inmediatez en la muerte fue esa”, indicó un veterano forense que avaló las conclusiones consignadas por el médico Duarte.

“La lesión que se describe en el hígado fue en la cara anterior, sobre el ligamento falciforme, que mantiene dicho órgano sostenido contra el diafragma. Jamás se rompería por la reanimación. Las lesiones torácicas son internas y no mortales e inmediatas, por lo que no responden a la reanimación y menos, al no haber lesiones costales”, concluyó el científico.

No obstante, a pesar de los cuestionamientos de los reconocidos forenses presentados por la defensa de los acusados, el informe elaborado el médico Duarte el 18 de enero de 2020, a las 12, no será descartado y quedaría como la prueba clave de que Fernando “falleció en forma traumática, producto de un paro cardíaco traumático por shock neurogénico producido por múltiples traumatismos de cráneo que generaron hemorragia masiva intracraneana sin fractura ósea”.

Al ampliar el testimonio ante el Tribunal Oral N° 1 de Dolores, el médico Duarte indicó que las lesiones que encontró en el cráneo de Fernando eran “incompatibles con la vida”. Y agregó: “cualquiera de los golpes que le aplicaron en la cabeza puedo haberle causado la muerte”.

Hace dos semanas, al describir otras heridas, el forense indicó que el cuerpo “presenta traumatismo cerrado de abdomen con laceración hepática y hematomas en el intestino grueso producto de múltiples traumatismos cerrados”.

Al revisar el informe original de la autopsia de Fernando Báez Sosa, un tercer forense consultado por LA NACION sostuvo que la cuestión de fondo, en la que se refiere a las lesiones que provocaron la muerte del joven estudiante de Derecho, se consignó claramente y sin dejar lugar a dudas.

“La cavidad craneana es inextensible. Entonces, al sufrir un traumatismo/s de esta magnitud se produjeron las múltiples lesiones hemorrágicas cerebrales y la única salida que tiene la sangre era por la base del cráneo. Ahí están los pedúnculos que regulan los centros respiratorios y circulatorios. La sangre empujó y los pedúnculos colapsaron”, concluyó el forense.

 

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