El kirchnerismo parece aplicar una fórmula de proporcionalidad inversa ante el Presidente: a medida que Alberto Fernández sube su perfil con tintes de campaña son mayores las ausencias y deserciones en los actos y las convocatorias que el mandatario realiza. La última postal de esa ecuación quedó en evidencia ayer en Mendoza, donde Fernández viajó a inaugurar la ampliación de una planta potabilizadora y los principales referentes locales de La Cámpora y el kirchnerismo duro se ausentaron esgrimiendo distintas excusas.
El hecho, aunque notorio, parece seguir una línea cuyo puntapié es ubicado por algunas voces del oficialismo en el acto que Fernández encabezó en diciembre pasado para conmemorar sus tres años de gestión, y que causó un fuerte malestar interno. Allí, el mandatario se ubicó en un rol central de cara a las próximas elecciones, al sostener: “Me voy a poner al frente de todos nosotros sin exclusión para que, en diciembre de 2023, el presidente o presidenta que asuma sea uno de nosotros”. La frase repicó en el kirchnerismo y La Cámpora, que en esos días también atravesó un fuerte malestar cuando trascendieron mensajes en off the record de la Casa Rosada que los criticaban con dureza.
Otras voces en la organización que lidera Máximo Kirchner datan el inicio del quiebre definitivo con Fernández más atrás, el 17 de noviembre de 2021. Tres días después de la derrota en las elecciones legislativas, el Presidente encabezó un acto enmarcado por una gran movilización en la Plaza de Mayo, de la que incluso participó -aunque con una marcada demora- La Cámpora. Pero, una vez en el escenario, Fernández sorprendió a propios y extraños al desplazar a Cristina Kirchner como la gran electora del espacio y afirmar que “su mayor aspiración” era que el candidato del Frente de Todos para 2023 surgiera de las PASO .
Aunque ya pasó más de un mes del acto por los tres años de su llegada al poder, todavía hay oficialistas que insisten en que no pueden creer cómo se buscó conmemorar una gestión atravesada interna y externamente por duros cuestionamientos. El acto dejó aún más en evidencia la falta de sintonía entre el mandatario y sus socios políticos. Cristina Kirchner no fue. Para entonces, el Presidente y su vice llevaban más de tres meses sin verse y con un diálogo mínimo, que hoy está prácticamente interrumpido nuevamente. Tampoco asistió su alfil en el Gobierno, Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior. También se ausentó Sergio Massa, ministro de Economía y socio de la coalición gobernante. De los gobernadores solo participó el tucumano Osvaldo Jaldo y apenas un puñado de intendentes como Osvaldo Cáffaro, de Zárate; Leonardo Boto, de Luján; y Andrés Watson, de Florencio Varela. Estaban sí los ministros más fieles del Presidente, algunos funcionarios y sindicalistas.
En las dos semanas siguientes, Fernández volvió a padecer las ausencias, pero esta vez por parte de gobernadores. Fue en el marco de la pelea con la Corte Suprema por el fallo que restituyó fondos de la coparticipación a la ciudad de Buenos Aires. Mientras que el jueves 22 el mandatario obtuvo el apoyo de 18 mandatarios provinciales para advertir que el fallo era de “imposible cumplimiento”, diez días después los respaldos se redujeron a 11 cuando el objetivo pasó a ser el juicio político contra el máximo tribunal.
El siguiente “vacío” no vino de los gobernadores, sino de los intendentes. El 5 de enero, en Chapadmalal, almorzó con 17 jefes comunales bonaerenses. Pero la Casa Rodada había invitado a 71 alcaldes, según confiaron fuentes que asistieron al evento. En el Gobierno minimizan las bajas y afirman que lo importante fue “que se consiguió más apoyo al juicio político contra la Corte”. También resaltan que estuvo el gobernador Axel Kicillof y que Fernández se había mostrado antes con la titular de la Anses, la camporista Fernanda Raverta, en un acto vinculado a políticas para la niñez.
Raverta fue una de las dirigentes que, tras el acto, decidió no quedarse al asado con los intendentes. Este fin de semana, cuando Fernández convocó a un encuentro de mujeres funcionarias en Chapadmalal, Raverta volvió a estar ausente, al igual que otra referente de La Cámpora, Luana Volnovich, titular del PAMI, y Malena Galmarini, presidenta de AySA. Las tres tampoco habían participado del acto por el tercer aniversario de la gestión de Fernández, en el Parque Colón.
“Falta más rosca política”, deslizan con sutileza en el ala moderada de Gobierno. “Alberto está en campaña y son temas coyunturales”, relativizó un hombre cercano a las filas de La Cámpora. “Él se está preparando y en un terreno aún indefinido hay muchos que no quieren quedar pegados en una foto que no sabes si es la definitiva”, completó otro.
“Alberto está en campaña y está eligiendo mal los lugares. Lo de ayer [por Mendoza] no tenía explicación. Es un momento comprometido con esa provincia: no hubo comprensión política de la decisión que el Presidente tomó”, completaron, en referencia al estudio de impacto ambiental ordenado por la Casa Rosada, a pedido de La Pampa, definición que volvió a posponer la obra de la represa Portezuelo del Viento, impulsada por oficialistas y opositores en Mendoza.
En el ala más dura del Gobierno agregaban que “lo de Portezuelo trasciende lo partidario”, y en esa línea enmarcaban la ausencia de la senadora camporista Anabel Fernández Sagasti, una de las espadas de Cristina Kirchner en el Congreso. También se ausentaron Flor Destéfanis, presidenta del PJ mendocino y actual intendenta de Santa Rosa, y el senador provincial Lucas Ilardo, presidente del bloque del Frente de Todos y potencial candidato a la Gobernación.