El mercado mundial de los granos muestra prudencia al inicio del año, en un ambiente marcado por los riesgos climáticos, el temor a una recesión, la posibilidad de una recuperación en China y las consecuencias de la tormenta en Estados Unidos y la sequía en Argentina.
Los precios de los granos cayeron el martes en Chicago y abrieron en rojo el miércoles en Euronext, donde el trigo superó durante la sesión la barrera simbólica de 300 euros (317 dólares) por tonelada, su nivel de principios de marzo, borrando las fluctuaciones al alza de finales de diciembre, mientras que el maíz se mostraba a media jornada en torno a 290 euros (307 dólares) por tonelada.
El mercado afronta muchas preguntas sin apenas respuestas: ¿el levantamiento de las restricciones sanitarias en China favorecerá una rápida recuperación del gigante asiático? ¿Qué huellas dejarán en los cultivos la tormenta en Estados Unidos y la sequía en Argentina? ¿Cómo evolucionará el conflicto ucraniano?
“El mercado es prudente, sobre todo debido a China”, donde la actividad manufacturera disminuyó en diciembre por quinto mes consecutivo, señaló Michaël Zuzolo, de la consultora Global Commodity Analytics.
“A largo plazo, somos optimistas sobre el hecho de que la demanda va a subir(…), el consumidor chino ahorra desde hace tres años. Pero a corto plazo es otra cosa. La demanda se debilita”, explica Arlan Suderman, de la plataforma Stonex.
Además, la inquietud sobre una desaceleración de la economía aumenta después de que la directora general del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georvieva, predijera que una tercera parte de la economía mundial entrará en recesión en 2023.
La otra gran preocupación es la soja. “El mercado está dividido entre lo que se anuncia como una gran cosecha en Brasil y la sequía en Argentina. Busca determinar hasta qué punto uno compensará al otro”, precisa Suderman.
Pero, subraya, que es demasiado pronto para estimar el impacto de la sequía, “la maduración es lenta en Argentina”.
La oleaginosa alcanzó su nivel más alto en casi cinco meses a finales de la semana pasada en el mercado estadounidense.
Como los precios son altos, “los agricultores brasileños se verán tentados a vender inmediatamente” su producción, lo que “hará más difícil un repunte prolongado de los precios”, asevera Suderman.
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