El verano, que trae altas temperaturas, viajes por vacaciones y una mayor ingesta de productos frescos, suele ser el momento en el que muchas personas descansan de la rigurosidad del año y de las exigencias cotidianas. Sin embargo, muchas veces puede estar teñido por problemas de salud específicos de la temporada estival, como el golpe de calor, la deshidratación y la intoxicación por alimentos en mal estado. Profesionales de la medicina detallan cómo cuidarse, señalan los síntomas de alarma y brindan consejos para prevenir complicaciones.
“Las altas temperaturas sí pueden afectar la salud digestiva. En el verano es el momento en que más casos de gastroenterocolitis se presentan, por el tipo de alimentación, más fresca, que suele haber en esta época”, enfatizó Nicolás Panigadi, médico del servicio de Gastroenterología y Endoscopía del Hospital Alemán.
Y detalló: “Las frutas y verduras crudas, si no tienen una buena limpieza, son el principal vector para que se produzcan infecciones de tipo viral o bacteriana que afectan la salud digestiva, generan gastroenteritis, diarrea, vómitos, náuseas, y fiebre”.
Al respecto, Francisco Dadic, especialista en medicina interna y toxicología, explicó a LA NACION la importancia de que los alimentos no pierdan la cadena de frío. Si sucede, se produce una replicación bacteriana en los alimentos. “O sea, pueden crecer bacterias en su interior, que tiene que ver con el proceso de la podredumbre. Tal vez uno no se da cuenta inmediatamente, pero puede provocar una intoxicación de tipo alimentaria”.
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Además, el experto despejó dudas respecto de cómo manipular la comida para evitar su descomposición. “Se tienen que descongelar los alimentos en la heladera y no a temperatura ambiente”, señaló Dadic.
A estos consejos, Horacio Rubio, médico gastroenterólogo, sumó: “Hay que asegurarse de comer en lugares que tengan acceso a la refrigeración y evitar llevar alimentos perecederos a una excursión si hace calor, y si no se pueden mantener lejos del sol o frescos. Los lácteos y los productos de mar son especialmente peligrosos”.
Los lácteos y los productos de mar son especialmente peligrosos en verano
Las intoxicaciones alimentarias más frecuentes, según Dadic, van desde la gastroenterocolitis convencional a cuadros más graves como el síndrome urémico hemolítico o la salmonelosis. “La primera es una irritación del estómago o del intestino, que pueden provocar diarrea, vómito y dolor abdominal, acompañado de decaimiento y somnolencia. La segunda se da principalmente por el consumo de carne cruda, y la tercera se da por una bacteria presente en la carne de gallina o en los huevos que no tengan una adecuada cocción”, precisó el especialista.
Y advirtió: “Hay que tener mucho cuidado con la carne picada para los niños, que siempre tiene que estar correctamente cocida”.
La deshidratación y el golpe de calor
“La exposición a una alta temperatura ambiente, así como la elevada humedad a la que nos enfrentamos, es toda una prueba de resistencia para nuestro organismo, y para nuestro tubo digestivo”, indicó Ramiro Heredia, médico clínico y editor del portal de actualización médica Infomed.
Además, explicó la forma en que actúa nuestro organismo frente a este reto: “El cuerpo se quiere refrigerar, y uno de los principales mecanismos que tiene para disipar el calor es dilatar los vasos de nuestra piel para poder enfriar nuestra sangre y eliminar el exceso de temperatura gracias a la sudoración y evaporación. Esto hace que nuestros órganos centrales, como los del tubo digestivo, reciban menos flujo sanguíneo y su función se pueda ver afectada”.
La hidratación es fundamental para contrarrestar los efectos del calor (KieferPix/)
Este cuadro es lo que se conoce como “golpe de calor”. Por eso, los expertos recomiendan evitar las comidas con alto contenido de grasas y calorías, que hacen que nuestro tubo digestivo, que de por sí ya se encuentra con menos flujo sanguíneo, tenga más trabajo.
La deshidratación es otro de los efectos de este fenómeno, que podría derivar en una complicación grave para nuestra salud. “El mayor peligro es el shock, que es una pérdida absoluta de líquido en el cuerpo y que puede llevar hasta a la muerte. Por eso, es imprescindible estar permanentemente hidratados, tomar abundante agua y evitar el alcohol porque deshidrata”, precisó Panigadi.
Cómo cuidarse
Ser conscientes de que el calor puede derivar en una complicación para la salud es el primer paso. Además, los médicos recomiendan una constante hidratación, evitar las bebidas azucaradas, permanecer en lugares frescos, cuidar qué se come, ser puntillosos con la limpieza y el origen de los alimentos, usar ropa liviana y clara, y ante algún síntoma, consultar a un médico.
Además, Heredia destacó: “La enfermedad por calor, los cuadros de diarrea y la deshidratación pueden ser particularmente graves en ciertas poblaciones, como los niños pequeños, los adultos mayores, y las personas con enfermedades crónicas”.
El tratamiento ante un cuadro por golpe de calor por lo general se hace en las guardias, con hidratación endovenosa, con suero. “En caso de deshidratación en los niños se les puede dar sales de rehidratación. En caso de que se encuentre la causa de una infección, o de una gastroenteritis bacteriana, se le puede dar antibiótico al paciente”, agregó Panigadi.