Poco antes de la asunción de Lula en Brasil, Bolsonaro saludó a seguidores en Orlando

BRASILIA.- Mientras en su país dejaba de ser presidente y Luiz Inácio Lula da Silva se preparaba para asumir su tercer mandato, Jair Bolsonaro salió de la casa donde se hospeda en Orlando, en Estados Unidos, para saludar y firmar autógrafos a seguidores en esa ciudad de Florida.

Uno de sus asesores, Max Guilherme, transmitió las imágenes en redes sociales, en una realidad totalmente distinta a la que se vivía en Brasilia, donde la ausencia de Bolsonaro para entregar la banda presidencial a su sucesor es notoria.

Acompañado de guardias de seguridad y vestido con la camiseta del Sport Club do Recife, Bolsonaro repartió autógrafos y se tomó fotos, pero no hizo declaraciones. Ayer, el expresidente ya había atendido a vecinos brasileños en la zona donde se hospeda.

Además de él, la primera dama, Michelle Bolsonaro, y la hija de la pareja, Laura, de 12 años, se hospedan en la mansión del exluchador de MMA José Aldo.

La banda presidencial

La de hoy será la primera vez desde 1985 que un presidente saliente no entrega la banda presidencial a su sucesor. Ese año, el último presidente de la última dictadura militar, el general Joao Figueiredo, se rehusó a participar en la ceremonia de investidura de José Sarney, quien recibió la banda de parte de un funcionario del Planalto, según reportes de época de O Globo.

“El ritual de transición es un simbolismo, no existe regla específica ni castigo para un presidente que no quiera asistir”, a pesar de la importancia que tiene el gesto para “fortalecer la democracia”, explicó Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas.

Bolsonaro viajó este viernes a Estados Unidos en un avión de la Fuerza Aérea de Brasil acompañado por la primera dama, Michelle Bolsonaro, asesores y personal de seguridad.

El ultraderechista, que permaneció prácticamente en silencio desde la derrota electoral sufrida en el ballottage del 30 de octubre, se despidió de sus seguidores en las redes sociales antes de dejar el país, en un discurso en el que se emocionó hasta las lágrimas.

“Algunos deben estar criticándome, diciendo que podría haber hecho esto o aquello (…) No puedo hacer algo que no sea bien hecho, sin que los efectos colaterales sean demasiado dañinos”, justificó el mandatario.

Con los ojos llenos de lágrimas, dijo que en sus cuatro años de gobierno dio “lo mejor de sí”. Pese a defender a los manifestantes, criticó una tentativa de ataque con explosivo en los alrededores del aeropuerto de Brasilia por parte de un seguidor suyo la semana pasada. “Nada justifica esa tentativa de acto terrorista”, subrayó.

Ese y otros actos de vandalismo protagonizados por seguidores bolsonaristas en diciembre en la capital obligaron a reforzar la seguridad de la toma de posesión de Lula.

Agencia AFP y diario O Globo (GDA)

 

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