Por Anthony Boadle
BRASILIA, 1 ene (Reuters) – El líder izquierdista Luiz
Inácio Lula da Silva jurará como presidente de Brasil el domingo
bajo estrictas medidas de seguridad en la capital brasileña tras
las amenazas de violencia de los partidarios de su predecesor de
extrema derecha, Jair Bolsonaro.
La ceremonia en el Congreso comienza a las 15.00 hora local
(1800 GMT), tras lo cual Lula acudirá al palacio del Planalto
para enfundarse la banda presidencial ante una multitud de
30.000 simpatizantes, mientras se espera que unas 300.000
personas se reúnan para celebrar en la explanada de Brasilia.
Lula, de 77 años, derrotó por poco a Bolsonaro en octubre
para ganar un tercer mandato presidencial, algo sin precedentes,
después de una pausa que lo vio pasar un año y medio preso por
condenas por corrupción que luego fueron anuladas.
En sus años anteriores como presidente del Partido de los
Trabajadores (PT), de 2003 a 2010, el exlíder sindical sacó a
millones de brasileños de la pobreza durante un auge de las
materias primas que impulsó la economía.
Ahora, enfrenta el abrumador desafío de mejorar la economía
estancada de Brasil y al mismo tiempo unir a un país que se ha
polarizado dolorosamente bajo Bolsonaro.
“Se espera mucho de Lula. Tendrá la difícil misión de
restaurar la normalidad y la previsibilidad en Brasil y, sobre
todo, entregar rápidamente resultados que mejoren la calidad de
vida de sus habitantes”, dijo Creomar de Souza, director de la
consultoría Dharma Political Risk en Brasilia.
Bolsonaro partió de Brasil hacia Florida el viernes,
evitando tener que entregar la banda a su rival, cuya victoria
aún no reconoce, y al mismo tiempo se eliminó de cualquier
riesgo legal inmediato relacionado con su tiempo en el cargo.
Sus partidarios han protestado durante dos meses porque las
elecciones fueron robadas y llamaron a un golpe militar para
evitar que Lula regrese al poder en un clima de vandalismo y
violencia.
Un simpatizante fue detenido por fabricar una bomba que fue
descubierta en un camión cargado de combustible de aviación en
la entrada del aeropuerto de Brasilia, y confesó que buscaba
sembrar el caos para provocar una intervención militar.
Las autoridades han desplegado 10.000 policías y efectivos
para reforzar la seguridad en las celebraciones del domingo y
revisar a los participantes, que no pueden traer botellas,
latas, mástiles de banderas o pistolas de juguete. También se
prohibió temporalmente el porte de armas de fuego por parte de
civiles.
Los organizadores dijeron que delegaciones de 50 naciones y
19 jefes de estado y de Gobierno, incluido el rey de España, han
confirmado su asistencia.
El viernes, antes de volar a Florida, Bolsonaro pronunció un
discurso a la nación en el que condenó el complot como un “acto
terrorista”, pero elogió a los manifestantes acampados frente a
los cuarteles del ejército en todo el país.
(Reporte de María Carolina Marcello, Ricardo Brito, Lissandra
Paraguassu y Anthony Boadle; Editado en Español por Manuel
Farías)